El Ministerio de Fomento quiere agilizar la construcción y puesta en servicio de la A-73 entre Burgos y Aguilar de Campoo (Palencia). Y para ello, ha decidido optar por el modelo concesional. El propio ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, ha presentado ... esta tarde las líneas estratégicas de esta alternativa, en la que se viene trabajando desde hace meses, pero de la que no se había hablado en público hasta ahora. La idea es simple. Siguiendo el ejemplo de otras muchas autovías en España, el Ministerio sacará a concurso la construcción, mantenimiento y explotación de todo el tramo entre Burgos y Aguilar por un periodo máximo de 30 años. Un contrato que se disparará hasta los 534,8 millones de euros durante ese periodo y que obligará a la empresa que resulte adjudicataria a asumir la conservación de la vía en perfectas condiciones.
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Según ha defendido De la Serna, la principal ventaja de este modelo pasa por la agilización del proceso. No en vano, al margen de que se elimina uno de los grandes trámites (el de la licitación del proyecto de construcción), el plazo de la concesión arrancará formalmente cuando se firme el contrato. Eso implica que a la empresa que resulte adjudicataria le interesará acabar la obra cuanto antes, pero manteniendo, en todo caso, «la mayor garantía de calidad» de los trabajos.
Una vez tomada la decisión en torno al modelo de desarrollo de la autovía, toca seguir dando pasos. El primero será la publicación del estudio de viabilidad que ya se está redactando en base a los anteproyectos de los diferentes tramos y que se espera poner sobre la mesa el próximo mes de junio. A partir de ahí, se abrirá un proceso de exposición pública para la presentación de posibles alegaciones y, una vez concluido este periodo, se licitará el contrato. Durante los siguientes meses, las empresas interesadas, que según Fomento las hay, contarán con un plazo de varios meses para presentar sus ofertas, acompañadas de un proyecto de licitación específico. Una vez valoradas las ofertas, se adjudicará el contrato y ya será la empresa la encargada de redactar el proyecto de ejecución y comenzar las obras. De esta forma, y aunque «es prematuro» adelantar fechas concretas, el propio ministro ha asegurado que el objetivo pasa por ver maquinas en funcionamiento «el año que viene».
Dichas máquinas, en todo caso, deberán actuar sólo sobre una parte del trazado, toda vez que los dos primeros tramos, situados entre Burgos y Quintanaortuño, ya están operativos desde hace años y que el situado entre Pedrosa de Valdelucio y Báscones de Valdivia ya está en ejecución.
De esta forma, el contrato de concesión se dividirá en dos partes. Por un lado, la construcción de los cuatro tramos tramos restantes (Quintanaortuño-Montorio, Montorio-Santa Cruz del Tozo, Santa Cruz del Tozo-Pedrosa de Valdelucio y Báscones de Valdivia-Aguilar de Campoo), que suman una longitud total de 61,4 kilómetros. Solo en este concepto, la previsión de Fomento se dispara hasta los 358,1 millones de euros.
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Paralelamente, el contrato también incluirá el mantenimiento y conservación de todo el corredor, incluidos los dos tramos ya ejecutados y el que está en obras, un ámbito para el que se han previsto 166,9 millones de euros. El presupuesto base de licitación se completará con 5,6 millones de euros para expropiaciones, 3,7 millones para la conservación del patrimonio cultural y 0,4 millones para el Plan de Vigilancia Ambiental.
Se tratará, en todo caso, de una «inversión extrapresupuestaria», esto es, que no se reflejará en el capítulo de inversiones de los Presupuestos Generales del Estado, en cuyo borrador no se contemplaban partidas significativas para esta infraestructura, lo cual despertó numerosas críticas políticas y ciudadanas. En este sentido, ha abundado De la Serna, el contrato sigue el modelo de otras infraestructuras similares que han comenzado a tramitarse en los últimos meses, como la variante de Murcia o un tramo de la A-7. Un modelo articulado a través del Plan de Inversión en Carreteras (PIC) que, según ha subrayado, permite al Ministerio afrontar obras que serían «imposibles» de ejecutar en el corto plazo. «Seríamos incapaces de hacerlo en muchísimos años» debido a las limitaciones presupuestarias, ha señalado.
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De esta forma, la idea fundamental sobre la que pivota el contrato es la de adelantar plazos de una infraestructura que mejorará la seguridad del tramo y reducirá sensiblemente los tiempos de viaje. Ahora mismo, el viaje entre Burgos y Aguilar implica 54 minutos por la N-627 y 64 minutos por la A-231 y la A-67. Según las proyecciones de Fomento, ese tiempo se reducirá hasta los 41 minutos por la A-73, creando así una nueva alternativa para los flujos circulatorios entre la Meseta y Cantabria. De hecho, las estimaciones del Ministerio apuntan a un sensible incremento de los flujos, que podrían pasar de los 4.300 vehículos al día actuales hasta los 8.100 futuros, que alcanzarían picos de hasta 10.300 en temporadas concretas.
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