45.000 euros de objetivo y poco más de un mes para recaudarlo. Ese es el objetivo de Escalada, al norte de Burgos, una pequeña población de 37 habitantes que se ha propuesto restaurar el retablo mayor de su iglesia. El retablo, una pieza del siglo XVI, está atribuida al maestro Salinas, del taller de Felipe Vigarny, y en la actualidad está enormemente deteriorado por los xilófagos. Además, denuncian los vecinos, en sus casi cinco siglos de existencia no ha tenido una limpieza adecuada.
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Es una labor de David contra Goliat, pero eso no les arredra. Hace apenas cinco días lanzaron una campaña de micro mecenazgo con la asociación Hispania Nostra y ya han reunido algo más de 4.100 euros de 36 aportantes. Les queda por delante poco más de un mes, hasta el 8 de mayo, para alcanzar los 45.000€ que les cuesta volver a dejar como nuevo el retablo de su iglesia de Santa María la Mayor.
«Queremos hacer un sentido homenaje a nuestros antepasados que con esmero cuidaron de su patrimonio como hoy queremos hacerlo nosotros. Cada uno, desde nuestra experiencia y compromiso, daremos todo lo mejor para conseguir que nuestra ilusión se cumpla», aseguran, rotundos, los vecinos.
El retablo se encuentra en mal estado, y los vecinos han decidido que eso tiene que cambiar. «Veíamos en él tanta suciedad, tanto deterioro sufrido en sus casi cinco siglos de existencia y el ataque de polillas y carcomas que, poco a poco fue apareciendo la pregunta ¿y si lo restauraran? ¿Y si lo pudiéramos ver brillar otra vez como debió de verse en su origen?», se preguntaban. Y así empezaron a trabajar en el año 2018, «pero... ¡misión imposible! Llegó la pandemia y la ilusión se desvaneció hasta que, durante el verano de 2023, salió la propuesta de crear un grupo promotor».
No es la primera vez que un pueblo recurre al micro mecenazgo para rehabilitar algún elemento de sus iglesias. En Burgos ya ha ocurrido en otros diminutos municipios como Fuenteodra, Masa, Villamorón o Villanueva de Gumiel. Recientemente han terminado también campañas similares en Bercianos del Páramo (León), para recuperar el tejado de su ermita; en Torrescárcela (Valladolid), Algímia d'Alfara (Valencia) y en la iglesia de San Francisco de Alfaro (La Rioja). Todas ellas lograron cumplir los objetivos económicos que se habían propuesto gracias a la generosidad de miles de donantes, muchos de ellos anónimos y extranjeros.
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