Las escasas precipitaciones del invierno y la primavera, acompañadas de las intensas olas del calor del verano, han hecho mermar las reservas en los embalses de Burgos. Ebro, Sobrón, Arlanzón y Úzquiza presentan niveles inferiores a los que registraban hace un año, pero también ... a los registros de hace cinco o diez años, lo que evidencia que estamos ante una sequía especialmemente preocupante.
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Y con esa carencia de agua ha arrancado el nuevo año hidrológico 2022-2023 el pasado 1 de octubre, dejando atrás doce meses en los que se han registrado los peores datos de los últimos años en las cuencas del Duero y el Ebro, las que abastecen a la provincia de Burgos. Y eso sin que se espere un otoño lluvioso que pueda dar algo de respiro a nuestros ríos y pantanos.
En la cuenca del Ebro, las crecidas extraordinarias de diciembre, que afectaron a los ríos Nela, Jarea, Bayas, Zadorra y Ebro, inundaron Las Merindades y Miranda de Ebro. Sin embargo, pasado el mal trago llegó un invierno de escasas lluvias en Burgos, recuerda la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), seguido de una primavera más seca de la habitual.
Con este panorama, la olas de calor del verano, sobre todo las registradas en julio, han contribuido a ir vaciando los embalses. A 30 de septiembre, último día del año hidrológico, en el pantano del Ebro había 161,22 hectómetros cúbicos, lo que supone un 9,95% menos de los registros del pasado año. Y hasta un 15,50% menos del agua embalsada que hace cinco años.
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Aythami Pérez Miguel
Alejandro Rodríguez
Aythami Pérez Miguel
El embalse del Ebro está al 30% de su capacidad. Algo mejor se encuentra el pantano del Sobrón, que al ser más pequeño almacena proporcionalmente más cantidad de agua. Así, sus 16,7 hectómetros cúbicos representan el 94% de su capacidad. La cifra es similar a la del pasado año, un 0,14% más que en 2021, pero en relación con hace cinco años supone una caída del 3,48%.
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La situación no es mucho mejor en la cuenca del Duero, que ha sufrido «un déficit importante de aportaciones durante la mayor parte del año hídrico», así que su situación la «peor de los últimos cinco años». En Burgos, el embalse del Úzquiza está al 46,5% de su capacidad, con 35 hectómetros cúbicos de agua, un 13,6% menos que hace un año y un 15,6% menos que hace diez años.
Mientras, en el pantano de Arlanzón hay 13,5 hectómetros cúbicos, un 61,2% de su capacidad, ligeramente por debajo los registros del 2021 (15,4 hectómetros cúbicos ) y de hace diez años (13,7 hectómetros cúbicos). A partir de ahora solo queda esperar a que llueva y, llegado el invierno, pueda haber una buena acumulación de nieve para acabar con la sequía.
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