Burgos bate su récord histórico de altas temperaturas diecinueve años después

Diecinueve años después, las temperaturas acaloran de nuevo a los burgaleses, que buscan refugio en las sombras y dejan un panorama totalmente desértico -tal y como recomiendan las autoridades- de la ciudad durante las horas centrales del día.

A este ambiente caldeado también influye la ausencia de precipitaciones, inéditas aún en julio y pobres en junio, lo que deja un ambiente seco especialmente propicio para el calor extremo que se vive estos días y que también aumenta exponencialmente el riesgo de incendios.

Además, este calor extremo también arrecia en el resto de la provincia, que se mantendrá hasta el próximo domingo en alerta amarilla en gran parte del terriorio, que asciende a naranja en la meseta central y el sur, con 40º en Aranda de Duero y Lerma.

Esa cifra psicológica también afectará a Burgos el sábado y el domingo, donde la capital se convertirá en un auténtico hervidero que registrará hasta 41 grados de máxima, volviendo a superar el mayor valor absoluto al que se ha llegado a mediados de semana.

Otra mala noticia que augura la previsión de la AEMET es que tampoco va a ser fácil conciliar el sueño estos días durante la noche. Las temidas noches tropicales, más usuales en el sur de España, llegan a Burgos con valores que rondan los 20 grados.

El viento tradicional de Burgos, otrora enemigo enfriando los termómetros, ha ayudado a templar algo más el descanso nocturno, aunque tocará a su fin a partir del jueves, cuando el viento descenderá y apenas rondará los 10 kilómetros por hora tras la caída del sol.

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