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Internet no es un juego. Todo lo que se hace en el mundo virtual tiene sus consecuencias en el mundo físico. Si realizas un pago online, es como que lo hubieras hecho en mano, aunque no hayas visto el dinero. Así que, cuando eres víctima ... de una estafa, ya puedes dar el dinero por perdido. Una vez que ha salido de tu cuenta, es prácticamente imposible recuperarlo. Por ese motivo, los expertos recomiendan ser más desconfiados, igual que en la vida real, y no dar datos personales a la ligera, pues solemos ser mucho más partícipes de las estafas que sufrimos de lo que pensamos.
La pandemia ha disparado la cibercriminalidad, con 2.345 delitos durante el 2020. Suponen un 50% de incremento sobre el año anterior (1.559). Además, en los últimos seis años se han multiplicado por cinco, según los datos del Ministerio del Interior. Del total de delitos, 2.117 corresponden a fraudes informáticos, estafas en su mayoría, a las que todos los ciudadanos estamos expuestos pues la delincuencia en estos lares es poco selectiva. «Es una delincuencia al peso», explica Antonio Salguero, el jefe del grupo de Delitos Informáticos y Económicos de la Comisaría de Burgos.
Es muy barato, fácil y sin apenas riesgo. «En la calle, un delincuente se arriesga a que el estafado se enfrente a él, pero en internet... mandan un millón de correos electrónicos a coste cero y si pica uno de cada mil, tienen hecho el año», comenta el inspector Salguero. Y, en parte, la responsabilidad de ser víctimas de una estafa la tenemos los propios ciudadanos, que somos demasiado confiados en nuestra relación con el medio digital. «Lo que se nos presenta en la pantalla lo damos como cierto la mayoría de las veces», algo que no hacemos en el mundo real.
«En la calle estamos acostumbrados a desconfiar, a poner distancia, a no creerme todo lo que me dicen, pero en internet no. No estamos concienciados de que no es un juego. De que lo que me pasa en la red me repercute en la vida real. Si me hacen transferencias a través de internet, aunque no toque el dinero, me quedo sin él en la vida real», insiste el inspector. De ahí que mucho del trabajo al que se enfrenta el grupo especializado de la Policía Nacional tenga que ver con estafas bancarias, fraudes en compra-venta, recargas de teléfonos... La parte económica de los delitos, pero en «ciber».
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Álvaro Muñoz
El inspector explica que, si bien no podemos estar protegidos al 100%, la mayor parte de las veces somos proactivos. Abrimos un correo desconocido, pinchamos un enlace, damos contraseñas, cambiamos configuraciones, desactivamos sistemas de protección... Los delincuentes suelen jugar con nuestro desconocimiento, con la urgencia a través de la amenaza de que nos cierran una cuenta, con la curiosidad o incluso con la avaricia. Y una vez con nuestros datos, empiezan los problemas, al retirada de dinero, los cargos ajenos...
Así que la recomendación es siempre la misma: desconfiar. Y, ante la duda, acudir a la fuente a preguntar o incluso a la Policía Nacional. También, protegernos. En temas bancarios, además de interiorizar que nuestro banco nunca nos va a pedir nuestras claves ni datos por correo electrónico, poder servirnos de las aplicaciones móviles, pero con medidas de seguridad. Proteger los accesos al teléfono móvil, no repetir contraseñas, cambiarlas periódicamente, utilizar fórmulas difíciles de adivinar. Y, fundamental, no dárselas a nadie.
«Todo programa tiene fallos de seguridad, nada invulnerable», admite el inspector Salguero, pero «el eslabón débil es el usuario», y eso lo ven en el día a día del grupo de delitos informáticos y económicos de la Comisaría de Burgos, que precisamente por el aumento de la ciberdelincuencia ha tenido que duplicar su plantilla. El abanico de delitos que investigan es muy amplio, y va creciendo, empezando por las estafas, que si bien se han adaptado a los tiempos, mantienen la misma estructura. A las estafas clásicas del tocomocho y las estampitas, que siguen vidas, se les han unido las versiones modernizadas de las cartas nigerianas y la novia rusa.
Se utilizan las redes sociales, y no solo el correo electrónico, para contactar con personas a las que se les acaba pidiendo una cantidad de dinero bien para regularizar una herencia o un patrimonio irregular (modelo de cartas nigerianas), bien para viajar o cubrir algún tipo de necesidad (la novia rusa que ahora ha evolucionado a casos como el denunciado recientemente, en el que un perfil de Facebook se hacía pasar por una soldado americana en Siria). «Siempre hay una promesa de dinero, pero primero se pide un envío previo», explica el inspector.
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Luego están los chiringuitos financieros, los troyanos de empresas de mensajería que controlan con un malware nuestro móvil y acceden a nuestra banca oline, las usurpaciones de estado de civil y la falsedad documental para abrir cuentas bancarias, hacer cargos, dar de alta líneas telefónicas... Y en la lista de tareas del grupo policial se incluyen también los delitos de propiedad intelectual e industrial, los daños informáticos, los delitos de ámbito sexual y la pornografía infantil o corrupción de menores, especialmente el acoso sexual online (grooming).
El inspector Antonio Salguero insiste en que lo prioritario es la prevención. «Con el grooming, lo fundamental es el control de los padres, porque los niños no saben reaccionar, no tienen la madurez ni la capacidad suficiente». Hay que enseñarles a protegerse lo mismo que en la vida real. «Confiamos demasiado en su capacidad innata al manejo de la nueva tecnología, pero no saben desconfiar», y se creen lo que les llega por internet, por las redes sociales, los contactos nuevos sin pensar que se están exponiendo o que les pueden hacer daño.
La prevención es también importante porque, en temas económicos, «una vez que has enviado el dinero, lo has perdido». El símil para la vida real es darle dinero a alguien que lleva una máscara o que está detrás de un telón, pues es muy difícil rastrear a los delincuentes y, en caso de que se dé con ellos, será casi imposible recuperar el dinero. Además, se requiere de cooperación entre países, ya que estamos hablando de delitos de ámbito internacional, y no se cuenta con todo el apoyo que sería necesario puesto que algunos países acaban siendo cómplices de la ciberdelincuencia.
Por otra parte, el inspector Salguero recomienda denunciar. Se suele hacer con cargos fraudulentos, pero ante otro tipo de delitos da más vergüenza, cuando son temas personales, porque la víctima se siente expuesta o engañada. Ocurre con los novios virtuales y los intentos de extorsión a personas que han intentado contratar servicios sexuales. Se crean anuncios falsos, por ejemplo, asociados a un teléfono que nunca da llamada pero que registra las perdidas y, con esa información, se amenaza a la persona que hay llamado con desvelar sus intenciones si no paga. Y nunca hay descanso.
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