«La socorrista se tiró a por el niño, tres vecinos intentaron reanimarle, pero no se pudo hacer nada»

«Ha sido una noche bastante dura», reconocía Domingo Núñez, alcalde de la localidad, que desde que se conoció la noticia ha permanecido al lado de las autoridades y familia del niño, una familia «conocida». «Los abuelos son de Poza, la madre tiene su casita en Poza, la hermana viene mucho. Viven en Bilbao y esta es su segunda vivienda, como el 80% de los pueblos de la España vaciada», reconocía el edil.

A la espera del resultado de la autopsia que pueda aclarar un poco lo que ocurrió en las instalaciones municipales la tarde del 19 de julio, nadie vio nada extraño en la que estaba siendo una jornada calurosa y totalmente normal. «La socorrista vio al niño, al principio no sabía si estaba jugando, cuando vio algo raro se tiró a por él, lo sacó y tres vecinos de Poza, dos enfermeras y un policía local, con el desfibrilador lo estuvieron reanimando todo lo que pudieron hasta que llegaron las ambulancias del 1-1-2 y los médicos de Oña, que siguieron ellos. Pero no pudieron hacer nada. Es una desgracia que te pone ahí la vida y nos ha tocado a nosotros esta vez», lamentaba Domingo.

Noticia Relacionada

Muere un niño de Vizcaya ahogado en las piscinas de Poza de la Sal

Yolanda Fernández Blanco

Las altas temperaturas hicieron que en el momento del suceso en las piscinas hubiera unas 150 personas aproximadamente. «Fue para todos un shock grande», indicaba el alcalde, que aseguraba que «el pueblo está afectado porque son conocidos de Poza y está conmocionado todo el pueblo». «Te pinchas y no sabes si es verdad o mentira», insiste Domingo, que no puede evitar que los decibelios de su voz decaigan según informa del estado de ánimo de sus vecinos.

«Estamos acostumbrados a enterrar a los mayores, pero no nos acostumbraremos nunca a enterrar a los hijos. No he dormido nada y cuando he salido esta mañana a la calle no me lo creía, parece un sueño», insiste. Sobre qué ocurrió en el agua, nadie sabe a ciencia cierta. Puede ser que el niño estuviese jugando con un amigo o con un familiar, pero en este momento nadie sabe con exactitud qué le pudo pasar al pequeño.

Lo que sí sabe el regidor es que los psicólogos tuvieron que atender a los familiares del niño tras lo sucedido. «El 1-1-2 trajo apoyo psicológico para la familia. Vinieron dos psicólogos, hemos tenido todo el apoyo que hemos necesitado, luego vinieron los médicos otra vez porque fue necesario para atender a la hermana del niño… El protocolo tanto de los vecinos que atendieron al niño, como la socorrista, como la Junta de Castilla y León con el 1-1-2 estuvo perfecto, no sabemos qué pudo pasar. Es una desgracia, no se pudo hacer absolutamente nada, es una mochila que llevaré personalmente toda mi vida», finaliza.