El antes y el después de la ciudad más pequeña de España, que puedes encontrar en Burgos

Según el National Geographic, Frías es la ciudad más bonita para escaparse en noviembre de 2024. La fecha se ha pasado, pero los miles de turistas que la visitan cada año pueden certificar que Frías es una escapada ideal para cualquier época del año. Así es desde hace décadas, cuando este pueblo de Burgos comenzó a trabajar en su puesta en valor, y así se confirmó hace diez años, cuando ingresó en la asociación de Los Pueblos más Bonitos de España.

En 2014 se incluyó a este pueblo de Burgos en esta asociación al ser considerado una joya rural por su historia, cultura y belleza. Un hito que ha permitido a Frías mostrar al mundo su riqueza y autenticidad, más allá del mes de noviembre, como recomienda la ilustre revista.

En el décimo aniversario de su ingreso en esta asociación hemos querido hacer un repaso al cambio que ha vivido Frías desde hace décadas, los beneficios que le ha aportado estar en esta lista, pero también las responsabilidades e implicaciones que requiere. En 2025 otro pueblo de Burgos pasa a engrosar este lista de los pueblos más bonitos de España, Poza de la Sal.

Pero, antes de meternos en materia hay que aclarar un detalle: ¿Frías es una ciudad? Pues sí, solo tiene 267 habitantes, pero este no es cuestión de tamaño sino de abolengo. En el siglo XV el rey Juan II de Castilla otorgó a la villa el título de ciudad con el objetivo de intercambiársela al conde de Haro por Peñafiel. Desde entonces, a Frías se la conoce como Ciudad de Frías.

«Este título de ser la ciudad más pequeña de España y de Europa causa curiosidad en la gente y también hace que se tengan más ganas de visitarla, apela a la curiosidad», reconoce Silvia Quintana, concejala de Turismo de la ciudad más pequeña de España, la Ciudad de Frías. Pero es que Quintana reconoce que, desde que se incluyó este pueblo en la asociación, ha aumentado su presencia en los medios de comunicación también de otros países. «Aparecemos mucho, por ejemplo, en National Geographic, y eso nos beneficia mucho. Dentro de la provincia ha aumentado el interés por la localidad, también a nivel regional, pero a nivel nacional e internacional es donde más se ha notado», reconoce la concejala.

La concejala de Turismo confirma que ha habido muchos cambios en la apariencia, el patrimonio y la arquitectura del pueblo a lo largo de estos diez años, pero también en otros aspectos menos visuales. Aunque lo que recalca Quintana es que el patrimonio artístico del pueblo se ha ido mejorando no solo desde hace diez años, no solo a raíz de ingresar en la asociación, es un trabajo que se alarga décadas en el tiempo.

«El castillo se restauró hace mucho tiempo, así como la zona de las murallas, también se ha actuado en el puente medieval y a lo largo de los años se han ido restaurando las calles, poniéndolas empedradas», explica Quintana. «Se ha invertido dinero y tiempo para que el conjunto histórico luzca armonioso, especial, mejor», confirma.

El reflejo de este trabajo se siente en el aumento de visitantes, en un cambio sustancial. Pero ha sido algo de años y años. La asociación de Los Pueblos más Bonitos de España se creó en 2011 y Frías ingresó en el 2014, fue uno de esos primeros municipios en entrar. «La asociación ha dado un impulso muy grande a Frías, nos ha hecho tener nombre a nivel nacional e internacional, siempre aporta más cosas positivas que negativas», confirma Quintana.

Año a año Frías nota el aumento del turismo extranjero, algo que no es fácil de lograr para el medio rural de burgos. Excepto los años marcados por las restricciones de la pandemia, «cada vez tenemos más visitantes y crecemos en turismo», confirma la concejala.

Pero lo que este pueblo busca es que esto se refleje en la localidad, que aporte beneficios para el pueblo, mejoras, inversión, dinero para los vecinos. «Lo que hacemos es trabajar para equilibrar el desarrollo turístico con la conservación del patrimonio», asegura Quintana. «Queremos un turismo que beneficie a la economía local, que fomente la apertura de negocios, de artesanía, de gastronomía, alojamientos rurales, pero que sea sostenible, que no sea algo masificado y se guarde un equilibrio», añade.

En verano, sobre todo, es inevitable que, en determinadas jornadas, haya demasiados turistas, «a los vecinos les gusta que haya visitantes, también les gusta ser partícipes de esto, hay días mejores y otros peores», confirma la concejala.

Lo que está impulsando el Ayuntamiento también una cultura y un ocio desestacionalizados, es decir, que no todas las actividades se concentren en verano. Así la gente que vive durante todo el año en el pueblo o los que acuden a menudo también pueden disfruar de teatro, música y otras actividades, como las infantiles, en las que se está poniendo mucho empeño.

Pero es que pertenecer a esta asociación también implica responsabilidades y trabajo. Por ejemplo, las intervenciones que se quieran realizar en el casco histórico o en algún bien determinado deben pasar por la Dirección General de Patrimonio de la Junta. No se puede hacer lo que el pueblo quiera unilateralmente, se deben seguir una serie de pautas y normas para mantener la coherencia y el equilibrio estético, para que no se desvirtúe su esencia.

«Es un sacrificio», reconoce la edil, pero lo es «por un bien mayor, a veces ocasiona muchos perjuicios, hay gente que no lo entiende bien, a veces es motivo de enfado, pero se intenta llevar todo por la vía del bien común y la tolerancia». Y es que formar parte de esta asociación exige un compromiso, cuesta trabajo, pero tiene múltiples ventajas.

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