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El pueblo burgalés de La Gallega ha despertado esta semana con un suceso desagradable. Un camino del municipio, ubicado en un paraje en la naturaleza, ha aparecido con placas de uralita con amianto arrojadas en medio del mismo.
La Gallega se encuentra a unos 70 ... kilómetros de Burgos, en la carretera que comunica esta ciudad con Soria. Su alcalde, Francisco Peñas, ha denunciado que este pasado fin de semana alguien arrojó en mitad de un camino en la naturaleza, ubicado en el término del pueblo, unos 300 metros cuadrados de placas de uralita, o fibrocemento, con amianto.
Fue un vecino el que dio el aviso, pasó por ahí el domingo 21 de enero por la mañana y se encontró con los residuos arrojados de forma ilegal y sin ningún tipo de consideración en esta zona. El mismo vecino, según explica el alcalde, había paseado por ahí el sábado y los residuos no estaban.
«El problema es que nadie ha visto nada más. Lo han arrojado desde un vehículo, porque hay marcas de las ruedas, pero nadie ha visto nada, por eso pedimos a la gente de la zona que si han visto algo sospechoso lo comuniquen a la Guardia Civil de la zona», pide Peñas.
El problema, en este caso, es que, según le han comunicado desde la Subdelegación del Gobierno al regidor, es responsabilidad del pueblo retirar estos residuos al encontrarse en su término municipal. «Esto conlleva asumir nosotros los gastos, puede que para una localidad grande no suponga mucho desembolso, pero para un pueblo como La Gallega sí lo es», lamenta el alcalde.
El municipio cuenta con unos 40 vecinos censados y el regidor se siente desamparado en este asunto. Contactará con más instituciones superiores para recibir ayuda para retirar estos residuos, pero reconoce la falta de esperanza.
Sucesos en Burgos
La parte tóxica de la uralita es la fibra de amianto, esos trozos, polvo o fibras que se esparcen por el aire que pueden provocar problemas para la salud. Además, las fibras indetectables pueden adherirse a la ropa o acumularse. Para manipular este material hay que tomar precauciones. «En el camino han aparecido también guantes y buzos específicos para manejar este material», asegura el alcalde, que destaca que no se han tomado ningún tipo de molestia, «han llegado hasta ahí y han hecho lo más cómodo, arrojar todo en medio del camino», lamenta.
Para la retirada del fibrocemento o uralita hay que acudir a una empresa especializada y la normativa indica que, para impedir la contaminación del aire, hay que almacenarlos y transportarlos en contenedores cerrados y etiquetados.
Además, deben ser depositados en vertederos autorizados para gestionarlos de manera adecuada. Por ello, Francisco Peñas pide ayuda para intentar localizar a los que han arrojado estas placas, ya que este procedimiento erróneo puede suponer multas e, incluso, penas de cárcel.
El pueblo cerró y eliminó hace tiempo las escombreras. «Por ahorrarse este dinero en la gestión nos cargan a nosotros con un material contaminante del que nos tenemos que hacer cargo», lamenta el alcalde.
No es la primera vez que esto ocurre en el pueblo o en la comarca. El alcalde de La Gallega recuerda que este verano el pueblo cercano de Pinilla de los Barruecos también se encontró con placas de uralita arrojadas en su término municipal.
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