El incendio de Quintanilla del Coco continúa en nivel 1 de peligrosidad a pesar de estar ya estabilizado. Las descargas sobre el perímetro por parte del operativo desplegado son claves para extinguir focos calientes y evitar reproducciones. El personal de tierra, por su parte, ... se encarga de rematar el terreno y supervisar cualquier alteración. La prioridad ahora por tanto s refrescar la zona y controlar cualquier punto susceptible hasta que finalmente se decrete el nivel mínimo de gravedad.
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Tras dos noches tranquilas y una evolución favorable, la bajada al nivel 0 parece estar cerca, sin embargo, se mantiene la alerta por el momento y se resiste ese descenso de peligrosidad. De hecho, en el parte de incendios de la tarde, la Junta mantiene el fuego activo y con nivel 1, e indica que en él trabajan 3 agentes medioambientales, 4 autobombas y 5 cuadrillas de tierra.
Las previsiones climatológicas dan también un respiro a los termómetros y por tanto, a la probabilidad de reactivación tras una semana sumida en la ola de calor. Noches frescas que no superarán los 11º y las máximas alrededor de los 30º permiten a la Junta confiar en una estabilización inminente. Una realidad que también hace que este sea el único incendio que se ha gestionado este jueves en Burgos.
De hecho, los bomberos de Burgos reconocen a través de sus redes sociales que las guardias de las últimas noches están siendo «mucho más tranquilas». Además de las intervenciones habituales centradas en ese control, el servicio de extinción de la zona pudo dedicarse al mantenimiento y limpieza de «la ingente cantidad de material empleado durante la jornada del domingo pasado». Una tregua necesaria tras cuatro días «luchando por defender el patrimonio».
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Patricia Carro
Con estas condiciones sobre la mesa, la Junta prevé próximo ese descenso en el nivel de peligrosidad cuya clave diferencial es que el incendio no suponga ningún peligro para las personas. Una confirmación que se espera inminente después de que todos los vecinos regresaran ayer a sus domicilios tras haber sido desalojados el pasado domingo por la cercanía de las llamas a la población. En concreto, los vecinos de Santibáñez del Val, el pueblo más afectado por el incendio forestal de Quintanilla del Coco, pudieron instalarse ayer de nuevo en sus casas y llenarse de recuerdos que alivien el entorno calcinado de su alrededor.
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Tras cuatro días sumidos en el infierno que ha sacudido la comarca del Arlanza, el parte final se resume en cerca de 3.000 hectáreas arrasadas, el 11,25% del Parque Natural Sabinares del Arlanza afectado por el incendio y decenas de hogares alcanzados por las llamas. Una imagen devastadora que tardará en parecerse a la estampa de hace tan solo una semana, pero que comienza a ser más optimista a las imágenes del pasado domingo.
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