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Los alérgicos de Burgos lo están llevando mejor esta temporada. El confinamiento en casa minimiza la exposición a los agentes alérgenos ambientales, lo que hace que los ciudadanos sufran en menor medida las molestas consecuencias de sus alergias y que precisen de menor medicación. ... Al menos en el caso de aquellos que no tienen que salir a la calle, que sigue siendo la mayor parte de la ciudadanía.
Eso sí, para cuando se levante la cuarentena social la situación podría cambiar. Todo depende de la meteorología. Así lo explica la doctora Sonsoles Juste, jefa del Servicio de Alergología del Hospital Universitario de Burgos, quien recuerda que si tenemos una primavera seca y con calor habrá más polen de gramíneas y la situación se complicará para este tipo de alérgicos, que son mayoría en Burgos.
La alergia al polen de gramíneas es la primera causa de afección en Burgos. No aparece antes de mediados de mayo, así que es muy pronto para valorar su incidencia, insiste la doctora Juste. Eso sí, previsiones ya tenemos. «Sobre el papel», afirma la alergóloga, «este año parece que tiene que haber más polen de gramíneas» porque el invierno ha sido lluvioso, mucho más que la temporada pasada.
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«Hemos regado durante el invierno y, ahora, hay que esperar». Y todo dependerá del tipo de primavera que llevemos. «Para que haya polen se necesita buen tiempo, soleado y seco, no más de 20 grados». De momento, sigue lloviendo, así que estamos tranquilos, pero hasta mediados de mayo queda mucha primavera por delante para que la situación se complique para los alérgicos a las gramíneas.
Por lo que se refiere a la alergia a las cupresáceas, la segunda causa de incidencia en la provincia, los niveles de polen han sido menores que el año pasado. En este caso, las lluvias del invierno lo han favorecido y se puede decir que en toda la temporada se ha acumulado lo que se acumuló el pasadoo año en un par de días, y eso lo han notado los alérgicos.
De hecho, el pasado año debutaron muchos burgaleses como alérgicos a las cupresáceas, debido a esos elevados niveles de concentración. Hubo mayor sensibilización al polen, como suele ser habitual cuando se registran niveles muy altos y aparecen nuevos alérgicos, si bien este año no se esperan tantos debutantes.
Todo esto sobre el papel, insiste la jefa del Servicio de Alergología, pues la climatología de Burgos tiene unas particularidades que condicionan la evolución del polen. Con la gran variación térmica que experimentamos, el comportamiento de las gramíneas en Burgos no se parece al de la zona sur del país y si no tenemos una primavera estable, templada y sin lluvias, la incidencia será menor.
Mientras, en el Servicio de Alergología del HUBU continúan trabajando para atender a los pacientes. Cierto es que seis de los ocho profesionales están destinados al servicio COVID-19, pero los otros dos realizan consultas telefónicas. Los pacientes tienen su medicación, que pueden solicitar al médico de familiar, quien activará la correspondiente receta electrónica y vigilará la evolución del paciente.
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