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Tras el terremoto político desatado por la moción de censura en Murcia, y el adelanto electoral en Madrid, que amenazaba con convertirse en un tsunami que arrasase con los pactos PP-Cs en buena parte del país, incluida Castilla y León, todo se ha quedado ... en calma. Y ni siquiera en una calma tensa. Parece que el pescado ya está vendido, sobre todo tras el fracaso de la moción liderada por Luis Tudanca, y aunque los partidos siguen enzarzados en sus guerras políticas, la tormenta ha pasado.
Burgos también se encuentra en calma. Al menos, de cara al exterior, las fotos siguen reflejando a las familias unidas y sonrientes. En el Ayuntamiento el bipartito PSOE-Cs acaba de aprobar inicialmente el presupuesto para 2021, un balón político de oxígeno, y aunque existen roces entre corporativos y malestar por algunas gestiones o proyectos impulsados, parece que el experimento funciona en vísperas de cumplirse el segundo aniversario de la investidura de Daniel de la Rosa como alcalde.
Obviamente, el equipo de Gobierno municipal no es una balsa de aceite, pero al menos no se encuentra al borde de la ruptura como le ocurre a Podemos. Esta semana, la formación morada ha mostrado a las claras una fuerte brecha entre los dos ediles, Marga Arroyo e Israel Hernando, de raíces tan profundas que, todo indica, acabarán haciendo saltar por los aires la formación en Burgos. Otra vez.
En la Diputación Provincial también parece funcionar el bipartito PP-Cs. Cuando el pasado 10 de marzo Luis Tudanca presentó la moción de censura contra Alfonso Fernández Mañueco, todas las miradas se redigieron a las instituciones gobernadas por una coalición PP-Cs surgida a raíz del pacto que permitió al 'popular' convertirse en presidente de la Junta de Castilla y León, con Francisco Igea de subalterno.
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Y en el palacio provincial empezaron las cábalas, porque los números dan, siempre que el grupo de Ciudadanos, con sus tres diputados, se mantenga unido. El portavoz del PSOE en la Diputación, y secretario de Organización del partido en la provincia, David Jurado, mantiene la mano tendida a Cs desde la investidura de César Rico como presidente. La disposición a tomar las riendas, tras ser la fuerza más votada en la provincia, sigue sobre la mesa, pero la pelota parece estar en el tejado de Cs.
Sin embargo, nada más hay, insisten unos y otros. Lorenzo Rodríguez, secretario de Acción Institucional de Cs, asegura que «los pactos están para cumplirlos». Y niega que se hayan mantenido contactos para abordar una moción en la Diputación. Lo mismo afirman desde el PSOE, que no ha vuelto a tocar el tema de los pactos con Cs desde mayo de 2019, cuando estuvieron negociando hasta que la formación naranja viró y apostó por el reparto de sillones con el PP.
Eso sí, Rodríguez no está tan cómo en la Diputación como muestra la foto de familia, pues sin llegar a la bicefalia que se temió al inicio del mandato, algunos diputados populares van por libre. Tampoco lo tiene fácil en el seno de su propio partido, donde no han sentado nada bien algunas informaciones protagonizadas recientemente por el también vicepresidente de la Diputación, en las que se ha querido vender como extraordinario lo ordinario.
Así las cosas, la única moción de censura que se planteará en Burgos, al menos de momento (y si no se frustra), es la que presentarán este martes PSOE y Cs en Tórtoles de Esgueva contra la alcaldesa del PCAS. Política local, y de pueblo, nada que ver con estrategias políticas de más altos vuelos porque parece que «no toca», ni es el momento, ni se mantienen los contactos para cambios de gobierno de mayor trascendencia. Por ahora, cada oveja seguirá con su pareja en Burgos.
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