Continúa la sangría poblacional. Tras el tímido incremento del número de habitantes registrado en 2019, que parecía romper la tendencia acumulada desde la crisis de 2008, la pandemia de la covid-19 parece haber golpeado en este sentido a la provincia de Burgos, que ... acumula ya dos años perdiendo población de nuevo.
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Así lo confirman las cifras revisadas y definitivas del padrón municipal, publicadas este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Unas cifras que indican que la provincia de Burgos contaba a 1 de enero de 2022 con un total de 355.045 habitantes, es decir, 1.010 menos que justo un año antes, lo que supone un descenso del 0,3% a lo largo del pasado ejercicio.
Se trata de la cifra de población más baja desde 2003. Entonces, España en general y Burgos en particular vivían una situación económica de bonanza, y la llegada de inmigrantes impulsó el padrón. Así, la provincia tocó techo a principios de 2011, cuando se contabilizaban 375.657 habitantes. A partir de entonces, la provincia se sumió en una tendencia frenada tímidamente en 2019, pero que ha desembocado en la pérdida de 20.612 habitantes (el 5,5%) en poco más de una década.
El dato contrasta, además, con la tendencia acumulada en los últimos años en el conjunto del territorio nacional, que sí ha conseguido recuperar el ritmo de crecimiento, con 47.432.892 habitantes a 1 de enero de este año, 34.198 más que un año antes.
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En este sentido, Burgos comparte con muchas otras provincias de la España interior el fenómeno de la despoblación. Y no sólo en el ámbito rural. De hecho, la capital provincial es uno de los municipios donde más cayó el padrón a lo largo del pasado ejercicio, pasando de los 174.051 habitantes a principios de 2021 a los 173.483 vecinos a 1 de enero de este año (568 menos).
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Parte de esa población ha sido absorbida por algunas de las localidades del Alfoz de la capital, como Quintanadueñas, Villagonzalo Pedernales, Arcos, Villabilla, Cardeñajimeno o Cardeñadijo. En todas ellas se registró a lo largo de 2021 un aumento de la población, más tímido en algunos casos y más significativo en otros.
Más allá del cinturón urbano de la capital provincial, sólo Aranda de Duero, Medina de Pomar y Valle de Mena ganaron población entre los grandes municipios. Así, la capital de La Ribera alcanzó a principios de año los 33.172 habitantes (88 más), mientras que en Medina se llegó a 5.856 vecinos (22 más) en Valle de Mena se superó la barrera de los 4.000 habitantes (4.030, 43 más que a principios de 2021).
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El resto de grandes municipios, mientras tanto, continúan en decadencia poblacional. De esta forma, Miranda pasó de 35.528 habitantes a 35.239, Briviesca perdió 91 vecinos hasta dejar su padrón en 6.374 personas y Villarcayo bajó de los 4.000 habitantes (3.942, 87 menos que un año antes).
En este sentido, cabe destacar también el caso particular de Oña, que bajó de la barrera del millar de vecinos (976 frente a 1.008). De esta forma, la provincia contaba a 1 de enero con sólo 25 municipios de más de 1.000 habitantes. Otras localidades, como Pradoluengo, presentan una tendencia muy similar y parecen abocados a sufrir el mismo destino.
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