Burgos acumula 8 víctimas mortales en carretera en vísperas del 15 de agosto

«Está siendo un verano raro», admite el jefe provincial de Tráfico, Raúl Galán. Se está notando un menor número de desplazamientos de largo recorrido (sin casi tráfico internacional ni operación Paso del Estrecho) y más movimientos locales, dentro de la misma provincia o a limítrofes, «que son los más peligroso». Y es que cuando preparamos un gran viaje revisamos el vehículo, nos encargamos de estar descansados y ponermos mil ojos en la carretera, pero cuando vamos al pueblo nos relajamos y, ahí, surgen los problemas.

Por ese motivo, la DGT pone en marcha ese operativo especial de tráfico, desde del viernes 14 a las tres de la tarde hasta el domingo 16 a medianoche, pues se esperan desplazamientos a los pueblos y por el cambio de quincena. No hay que bajar la guardia pues la mayor parte de los siniestros mortales se siguen produciendo en carreteras secundarias, recuerda Galán, que son las que más utilizamos en estas épocas del año sobre todo en este 2020.

Y los datos en Burgos así lo avalan. En la provincia se han registrado 8 víctimas mortales en lo que llevamos de año, que son dos más de las que se contabilizaban en 2019, un año histórico en lo que a siniestralidad vial se refiere. En vías de alta capacidad se han producido dos accidentes, en la AP-1 el pasado 23 de mayo y en la A-62 el 7 de agosto. El resto han tenido lugar en carreteras convencionales, en la N-112, en la BU-627, en la BU-100 y dos en la N-234.

«Estamos preocupados», admite el jefe provincial de Tráfico, pues se están registrando muchos accidentes ocasionados por distracciones al volante o somnolencia (como el de la autocaravana del pasado fin de semana, en el que falleció una niña de 11 años). Y aunque la gente cada vez está más concienciada, las multas ayudan a bajar la velocidad y se encuentra con menos conductores ebrios, la incidencia de las drogas no ha bajado, lamenta.

El 90% de los siniestros tienen como causa principal el factor humano, insiste Raúl Galán, y este año se ha notado también. Si bien es cierto que los datos de 2019 son históricos, y difícilmente repetibles (con 14 víctimas mortales, 10 en vías interurbanas y 4 en vías urbanas), no lo es menos que hemos estado confinados durante muchas semanas y, aún así, tenemos mayor siniestralidad vial. Dos de los siete accidentes mortales ocurrieron en época de confinamiento.

El jefe provincial hace un llamamiento a la prudencia pues cada fallecido es una tragedia familiar. «Venimos del infierno», admite pues en 1993 se acumulaban 137 fallecidos en carretera (y solo agosto sumaba lo que ahora supone el balance anual). A principios de los años 2000 conseguimos bajar del centenar de muertos y en la última década hemos superado la barrera de los cincuenta. Aun así, no se puede bajar la guardia, pues en 2018 fallecieron 32 personas, entre vías urbanas e interurbanas, contando las muertes en 24 horas y las de 30 días. La cifra en 2019 fueron esas 14, excepcional.