Bañuelos de Bureba, el pueblo de Burgos que revive el legado del maestro que prometió el mar

Aythami Pérez Miguel

Burgos

Martes, 22 de octubre 2024, 06:15

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A ocho kilómetros de localidad de Briviesca, en la provincia de Burgos, se encuentra el pequeño pueblo de Bañuelos de Bureba. Campos de trigo, cebada o girasol nos acompañan a los lados de una carretera que se abre como un río entre la tierra para llevarnos hasta este viaje en el tiempo. Bañuelos de Bureba desafía al olvido.

Si por algo ha sido noticia Bañuelos de Bureba en los últimos años ha sido por la recuperación de su escuela. El lugar está ahora como lo dejó el maestro Antoni Benaiges tras llegar en 1934 y descubrir a esos niños una forma de aprender desde el placer, no desde el suplicio. Y hasta allí os queremos llevar para descubriros un plan más por la provincia de Burgos y, en esta ocasión, un plan que nos lleva a viajar en el tiempo.

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Desde el año 2012, la Asociación Escuela Benaiges, de Bañuelos de Bureba, ha ido promoviendo el descubrimiento de esta figura, la del maestro Benaiges, un hombre de aspecto lorquiano, cejas pobladas y pelo peinado hacia atrás, un hombre que llegó a Bañuelos para cambiar la escuela desde el amor y el respeto por la enseñanza, los niños, la imaginación y la libertad. La asociación ha difundido su labor pedagógica basada en la técnica Freinet y su implicación política en la defensa de los valores promovidos por la República.

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Ahora, en el pueblo, el edificio de la escuela se conserva externamente tal y como estaba en 1934. Dentro se puede visitar un museo que es una recreación de esa escuela con obras de niños, con el aula tal y como estaba, con una imprenta como la que él compró para imprimir los cuadernos que escribían sus alumnos y también un gramófono como el que tenía para enseñar música. Pupitres originales de la época, el brasero con el que se calentaban, la pizarra original sobre la que escribió, todo ello nos acompaña durante la visita. Además de carteles dibujados por niños con su visión sobre la guerra.

También se pueden adquirir allí facsímiles de los cuadernos que los alumnos de Benaiges imprimieron en esa imprenta que tanto les impresionó. Es importante este punto, el de colaborar con la adquisición de estos cuadernos o libros o postales, porque la asociación y la escuela no cuentan con ayuda de instituciones superiores. El trabajo de divulgación y restauración ha salido del pueblo.

Todos estos reconocimientos han provocado que los visitantes a esta escuela aumenten, que se ponga aún más en valor el trabajo que se ha hecho ahí para que no se olviden las lecciones de Benaiges. A través de la web Museos Vivos podemos gestionar nuestra visita.

Benaiges nació en Mont-Roig del Campo en 1903, se licenció en Barcelona en 1929 y fue destinado a esta pequeña localidad burgalesa de 58 casas y 32 niños en 1934.

Era seguidor del método pedagógico Freinet, un sistema que apostaba por la educación como herramienta de integración social, trabajaba con las inquietudes de los niños según su realidad, se les hacía partícipes y aplicaba métodos como la imprenta escolar, el texto libre, la correspondencia con otras escuelas. Y así lo decidió aplicar en la escuela de Bañuelos. De su bolsillo compró un gramófono y también la imprenta con la que se imprimieron los famosos cuadernillos que ahora se pueden adquirir allí.

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Uno de ellos, por supuesto, se centra en el mar. El día que descubrió que los alumnos no habían visto nunca el mar, se le ocurrió dedicar una publicación a cómo se imaginaban esa inmensa masa de agua. 'El mar. Visión de unos niños que no lo han visto nunca'.

También les hizo la promesa que ha centrado los títulos de las obras que han contado su historia, la historia de una promesa incumplida por la intolerancia. Al día siguiente del golpe de estado contra la República española, el 19 de julio, fue detenido por simpatizantes del bando nacional, acusado de «indigno, antisocial, inmoral, vicioso, comunista y anarcosindicalista». Fue torturado, encarcelado sin juicio alguno y, finalmente, fusilado, no sin antes humillarlo y torturarlo en la plaza del pueblo. El 29 de julio sus restos fueron arrojados a la fosa común de La Pedraja.

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Benaiges era más que un cuerpo, era unas ideas que incomodaban por lo que aportaban: pensamiento libre y crítico, y las ideas son más difíciles de eliminar que un cuerpo, así que, los cuadernos de los alumnos fueron quemados, aunque las familias consiguieron esconder algunos. Pero las ideas tampoco se pueden quemar, la huella que dejó en sus alumnos, esos a los que no llevó a ver el mar, tampoco.

Así lo demuestra la historia, la escuela ha vuelto a ser lo que muchos se empeñaron en destrozar: una escuela abierta y libre donde ya no solo aprenden esos alumnos que el pueblo no tiene, allí podemos aprender todos.

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«Queremos continuar regando la semilla que hace tantos años, nuestro maestro plantó con tanto mimo en nuestro pueblo. Nuestro sueño es que nuestra escuela continúe enseñando a todos, pequeños y grandes, que se acerquen a ella. Nos gustaría que nuestra escuela fuese también tu escuela, la escuela de todos. Crear un museo pedagógico donde se realicen actividades relacionadas con la educación y la cultural», así se manifestaba la Asociación Escuela Benaiges y es lo que han conseguido.

Por eso te ofrecemos este viaje en el tiempo y por la provincia de Burgos, un plan lleno de aprendizaje y para todas las edades. Una iniciativa que surge de un pequeño pueblo y se ha convertido en un tesoro.