Catástrofe es la palabra con la que definen los alcaldes de Los Balbases y Castrojeriz lo vivido en la tarde del sábado. Una tormenta de granizo nunca vista, que ha destrozado sus municipios y arrasado buena parte de la comarca de Odra Pisuerga. Los ... campos han quedado machacados y los vecinos intentan recomponerse del susto, limpiar y evaluar daños.
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«Ha habido demasiados daños, sin contar con los del campo», explica el alcalde de Los Balbases, Pedro Miguel Soto, quien asegura que se les cae el alma a los pies cada vez que piensan en lo sucedido. Las calles se les anegaron, no solo de agua sino de granizo, que se acumuló formando bloques de hielo que todavía estaban intactos la mañana del domingo.
Persianas y ventanas reventadas, lo mismo que farolas o las lunas de los coches, que también presentan abolladuras. Patios, casas, garajes inundados, en los que ha habido que achicar hielo y agua. Muchos daños en explotaciones ganaderas y agrarias. Y un buen susto, sobre todo para los más mayores que estaban solos e, incluso, se quedaron sin luz.
El alcalde explica que en el barrio de San Esteban estuvieron sin luz hasta casi las dos de la mañana. La compañía eléctrica se puso a trabajar en cuanto se les dio aviso, pero los daños a las instalaciones fueron considerables. Lo mismo que los ocurridos en el resto de servicios o en edificios. «Ha sido desastroso».
Los granizos eran «como pelotas de pin pon», como una moneda de dos euros, así que ahí donde caían hacían daño. Hielo puro del que ahora hay que recuperarse, apunta Soto. Y, para empezar, el martes tendrán un pleno municipal y se plantean solicitar ayuda a las administraciones, o algún tipo de asesoramiento, pues están desbordados.
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En Castrojeriz también lo pasaron mal, y a algunos vecinos les pilló la tormenta en plena calle y tuvieron que resguardarse como pudieron o ser rescatados, comenta la alcaldesa, Beatriz Francés. Treinta minutos de granizo, unos 40 litros por metro cuadrado, y las viviendas se inundaron y en Castrojeriz tuvieron que llamar a sus bomberos voluntarios.
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No daban abasto, admite Francés, lo mismo que las alcantarillas, que podían tragar todo el agua que caía. Y el granizo, acumulándose. Ella misma ha retirado de su terraza un bloque de hielo de 20 centímetros, pues las piedras eran «como un huevo». Tanto que en Villaveta han matado a la pareja de cigüeñas que había.
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El domingo les ha tocado limpiar y evaluar daños, pero Francés insiste en que lo más importante es que no los ha habido personales, pues ha sido una tormenta para olvidar en toda la comarca. Eso sí, hay zonas peor que otras, porque en Melgar de Fernamental, aunque granizó, los daños han sido mucho menores, apunta su alcalde, José del Olmo. «Más susto que otra cosa».
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