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La colisión entre dos camiones en la AP-1, ocurrida a la salida de los túneles de Pancorbo a primera hora de la mañana del jueves 4 de agosto, desembocó en un monumental atasco. El túnel estuvo nueve horas cerrado, cientos de usuarios se quedaron ... atrapados en la AP-1, cuya retención llegó hasta Miranda, y la N-I también sufrió una importante congestión.
«Fue la tormenta perfecta», afirma el jefe provincial de Tráfico, Raúl Galán, quien reconoce que lo ocurrido fue «excepcional», pues también lo fue el propio accidente, aunque tuvo mucho que ver la propia infraestructura. Pese a la liberalización en diciembre de 2018, la AP-1 mantiene la estructura de autopista, con cinco enlaces, y una entrada extra en Ameyugo.
Los camiones que colisionaron quedaron «completamente atravesados» en la vía, explica Galán. «Transversalmente en la salida del túnel, cortando los carriles sentido Burgos». Eso supuso que el túnel se cerrara al tráfico y se formara un importante tapón en Pancorbo. «Si hubiera sido una utovía de seis carriles, los habría cortado los seis», insiste Galán, pues la posición era muy difícil.
Para mover los vehículos se necesitaron dos grúas y, precisamente, al haber ocurrido el siniestro a la salida del túnel, se complicó el rescate. A ello se sumó que uno de los transportes llevaba mercancía peligrosa, y hubo que sacar uno a uno los bidones de 30 kilos cada uno, hasta colocarlos en un vehículo secundario. Todo ello, junto con la extracción de uno de los heridos, dificultó el proceso.
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«La AP-1 no tiene muchas salidas», admite el jefe provincial de Tráfico, y hubo que habilitar una salida. A todo ello se le sumó un tráfico muy intenso, como el que se está registrando durante todo el verano, y el resultado fue un atasco de horas. Raúl Galán entiende a los afectados pero asegura que «la gestión para restablecer la circulación fue inmejorable, dadas las circunstancias».
Galán explica, además, que desde que se liberalizó, la AP-1 ha aumentado de manera significativa el tráfico, y ahora se registran más accidentes aunque menos graves que cuando era autopista (se corre menos). Eso hace que, ante cualquier siniestro que corte parcial o totalmente la vía, se genere un atasco, que será mayor o menor en función del timpo de incidente.
Unos días antes del atasco en Pancorbo se había registrado otro accidente, en la misma zona, pero fuera de los túneles, que generó retenciones durante varias horas. «Las autovías están diseñadas de otra manera, tienen más recursos para evacuar los vehículos», admite el jefe provincial, y en la AP-1 es «muy complicado habilitar carriles contrarios».
La situación es especialmente complicada en el corredor entre Briviesca y Burgos, pues a partir de Pancorbo hay tres carriles y es más difícil un bloqueo total de la vía. De ahí que se esperen como agua de mayo los dos enlaces que están en proyecto, en Zuñeda y Monasterio de Rodilla, parar ir poco a poco acondicionado la AP-1 y convirtiéndola plenamente en una autovía.
Todas las noticias de Burgos en BURGOSconecta.
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