Borrar
Eudald Carbonell, José María Bermúdez de Castro y Juan Luis Arsuaga, codirectores de Atapuerca. Susana SAntamaría | Fundación Atapuerca
Atapuerca, patrimonio indiscutible de la humanidad
Atapuerca: XX Aniversario de Patrimonio Mundial

Atapuerca, patrimonio indiscutible de la humanidad

Los codirectores Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell reflexionan sobre lo que supuso la declaración de los yacimientos como Patrimonio de la Humanidad en el año 2000

Lunes, 30 de noviembre 2020, 08:29

Los recuerdos se entremezclan con las emociones. Hacía tres años que Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell habían recogido el Premio Príncipe de Asturias de la Investigación Científica y Técnica. Atapuerca había sacado a la luz los primeros grandes hallazgos. ... Los cráneos humanos de la Sima de los Huesos o los restos de Gran Dolina que dieron lugar a una nueva especie, homo Antecessor, aventuraban un futuro prometedor para los yacimientos burgaleses, que ya estaban reescribiendo la historia de la evolución humana. Y, entonces, llegó el reconocimiento internacional con la máxima figura de protección a la que se puede aspirar.

El 30 de noviembre de 2000, la UNESCO declaró los yacimientos de Atapuerca como Patrimonio de la Humanidad. La candidatura se aceptó a la primera, algo casi insólito pues a UNESCO cuesta convencerla. «Fue mucho más fácil de los que pensábamos», reconoce Eudald Carbonell, quien recuerda que, mientras algunos lugares han tenido que presentarse en varias ocasiones, en el caso de Atapuerca «fue presentarnos y automáticamente conseguir el apoyo de muchísima gente y convertirse en Patrimonio de la Humanidad. En ese momento mucha parte de esta sociedad se dio cuenta de la importancia del yacimiento», admite.

«Fue un momento histórico», apunta Juan Luis Arsuaga, y recuerda que incluso doblaron las campañas cuando se conoció la decisión de la UNESCO. «Si algo merece el título de Patrimonio de la Humanidad es Atapuerca. Los otros bienes pertenecen a una cultura, una época o una región. Por ejemplo, el gótico es muy interesante pero no forma parte de la cultura china. Sin embargo, esto sí que es patrimonio de la humanidad, porque estamos hablando de la evolución de la especie», insiste Arsuga, quien va incluso más allá. «Cuando vas a Atapuerca vas a conocer a tus antepasados; el sentimiento de pertenencia es universal».

La covid está muy presente también en el día a día del proyecto Atapuerca. Susana Santamaría | Fundación Atapuerca

¿Cómo les hubiera gustado celebrar este XX aniversario si no hubiera covid?

Juan Luis Arsuaga: Soy de los que opinan que la mejor celebración es seguir haciendo cosas, seguir trabajando y seguir avanzando. Cuando algo hay que celebrarlo con mucha pompa y ceremonia es que es algo que ya se ha acabado. Los proyectos en marcha se celebran cada día. Está bien recordar de dónde venimos, pero vamos a conformarnos, o vamos a verlo de forma positiva. Lo celebramos sin detenernos, que no nos detenga ni la pandemia.

José María Bermúdez de Castro: Todos los años el domingo anterior al 30 de noviembre se hace una marcha que sale de Atapuerca y de Ibeas y que se encuentran en los yacimientos. Está muy bien porque es un símbolo del éxito conseguido en 2000 y una especie de orgullo de lo que se tiene debajo de los pies. Así se hubiera podido celebrar. No pasa nada, hemos de acordarnos por lo menos, de contarlo, que salga en los medios y esto ya es suficiente. Y al año que viene ya será otra cosa.

Eudald Carbonell: De otra manera, estando en la sierra con todos los colegas y amigos de Atapuerca y tomarnos unas botellas de cava y comernos un corderito. La parte material de la vida también es importante. Vivimos un hecho histórico porque somos muy conscientes de lo que estamos viviendo. Pandemias ha habido en toda la historia, pero una que ha venido en plena revolución científico tecnológica ha puesto en alerta a la especie es la primera vez. Esto nos ha hecho mirarnos al espejo y ver que hemos hecho muchas cosas mal y que no estamos preparados realmente para cambios importantes en la especie y que tenemos que cambiar para mejorarla.

La declaración supuso un punto de inflexión en el Proyecto de Atapuerca, tras más de veinte años de trabajo constante, liderado inicialmente por Emiliano Aguirre, quien pasó el mando a los codirectores en 1991. «Fue un paso muy importante», admite José María Bermúdez de Castro. La declaración favoreció que el proyecto tomara una dirección fija. Fue también «la consolidación de un equipo científico extraordinario, la consecución de nuevos hallazgos y descubrimientos científicos muy, muy, muy importantes. Todo ha sido un crecimiento exponencial en estos 20 años, que han sido muy positivos, pese a la crisis y la pandemia».

Burgos, epicentro de la evolución humana

Burgos era un punto caliente en la historia de la evolución humana. «El patrimonio, que no se puede deslocalizar, está en la sierra de Atapuerca, en Burgos», apunta Carbonell. Y el proyecto ya tenía ideas que luego, en años venideros, se han ido poniendo en marcha, como el Museo de la Evolución Humana. Se trataba de visibilizar los yacimientos burgaleses, «pasar de lo particular a lo general», pues Atapuerca no iba a ser un sitio arqueológico más, iba a ser único en su especie. «Ha aportado una gran cantidad de información, no solo los fósiles, sino su interpretación», comenta Carbonell.

«Por ejemplo, los yacimientos han aportado las primeras ocupaciones de Europa, curiosamente los restos de una especie que aún está por determinar exactamente si es un homo Erectus o utipo de subespecie que había en Europa, una interrogante que solucionar. Hemos descubierto las primeras pruebas de canibalismo de la historia. Probablemente, la Sima de los Huesos tiene la acumulación de cadáveres, el cementerio más antiguo de hace 400.000 años. A nivel genético tenemos el ADN mitocondrial más antiguo que se conoce en la historia de la evolución. Tenemos un yacimiento con todas las especies que han habitado en Europa, es decir, una aportación ingente de información, que ha servido para de alguna forma cambiar la historia de la evolución».

Bermúdez de Castro afirma que, cuando aparecieron los primeros fósiles en la Sima de los Huesos, «la evolución humana en Europa estaba en pañales». Clark Howell apuntaba a una línea evolutiva diferente a la del norte de África, pero poco más. «En la actualidad, buena parte de lo que se conoce en Europa es gracias a Atapuerca. No están todas las respuestas, faltan muchísimas, y además hay encima de la mesa preguntas. Atapuerca hace que nos preguntemos cosas. El escenario evolutivo de Europa ha cambiado y se ha hecho mucho más complejo que antes. Eso es importante».

Juan Luis Arsuaga insiste en que los yacimientos burgaleses son algo «excepcional», pues concentran en un único espacio todos los posibles seres humanos en un periodo de un millón de años. «Es algo insólito», además de un proyecto científico del que sentirse orgulloso. «Es pionero y puntero, no tiene parangón en la ciencia de los orígenes de la especie humana. Y está en Burgos, lo que ha supuesto una oportunidad única de crecimiento económico y social. «Atapuerca es un motor económico. Además de patrimonio es prosperidad y futuro para posteriores generaciones. Ha resultado ser una gran inversión».

El cuerpo de una joven, en posición fetal, de aproximadamente quince años de edad, perteneciente a una clase social alta y enterrada con su ajuar hace unos 4. 000 años (Edad del Bronce) hallado durante las excavaciones de 2010. SAnti otero | EFE

¿Con qué hallazgo de Atapuerca se queda?

Juan Luis Arsuaga: Todos son importantes, pero yo me lo he pasado muy bien al abrir la Galería de las Estatuas por fuera. Es estupendo porque ahora tenemos un nuevo yacimiento en superficie, aunque sea una antigua cueva, que se añade a los demás. Y en estos años, aparte de Cueva Mayor y El mirador, hemos estado excavando los yacimientos de la trinchera y estos nuevos yacimientos no son de la trinchera, sino que son de la sierra, y abrir el yacimiento siempre es muy emocionante. Y estamos en los preliminares, pero me quedo con la emoción de ver qué saldrá de ahí, cómo será eso.

 José María Bermúdez de Castro. Le tengo mucho cariño al hallazgo de 1994, de los primeros restos en Gran Dolina. Había muy pocas esperanzas de encontrar fósiles humanos en estos yacimientos. Y encontrarlos y que encima acabase siendo una nueva especie nos dio un subidón tremendo. Y nos sigue dando muchas alegrías. Este año, el 30 de marzo, coincidiendo con el número mayor de fallecidos por la covid, apareció la secuencia proteínica del esmalte del homo Antecessor. Que ha pasado muy inadvertido en los medios, pero ha sido un hito muy importante, no sé si el último de mi carrera científica pero uno de los últimos, seguro. Propusimos una especie en 1997 que fue criticada y ahora con este hallazgo de proteínas, que son las más antiguas encontradas en homininos, se ha confirmado que la especie tiene un papel importante.

Eudald Carbonell. Por supuesto con el descubrimiento del homo Antecessor. Es una especie o sub especie desconocida, con los caracteres modernos por una parte de su cara y caracteres muy arcaicos en el cráneo. La primera prueba de canibalismo, una especie nueva que cambió la forma de ver la población en Europa, que decían que durante años prácticamente no había población y aquí en un terreno, en unos pocos metros cuadrados que estábamos excavando encontrábamos centenares de restos fósiles que eran una prueba de la ocupación humana en Europa. Yo me quedaría con esta.

Apuesta por la ciencia

Por ese motivo, los codirectores de los yacimientos de Atapuerca hacen un alegato a favor de la inversión en ciencia, sobre todo ahora que está en boca de todos por la pandemia de la covid-19. José María Bermúdez de Castro reconoce que, ahora mismo, la inversión en ciencia se concentrará en la pandemia. «Es lógico, porque es el tema que más nos preocupa, pero nos estamos dando cuenta de que la ciencia es un valor añadido para cualquier país», reflexiona. La economía española se ha sustentado, en las últimas décadas, sobre el ladrillo y la hostelería y el turismo, y los tres han caído ante sendas crisis. Con la covid-19 «hemos pasado de presumir que estábamos creciendo más que ningún país europeo a estar en la cola. Hay países que invierten mucho en ciencia y que tienen patentes que al final nosotros después compramos. Y es un problema. Si la ciencia no se desarrolla al final somos un país mediocre. Nos estamos dando cuenta de esto un poco tarde, tenemos un problema crónico en el tema de la ciencia», comenta.

Por su parte, Juan Luis Arsuaga confía en que España vaya a hacer una apuesta fuerte por la inversión en ciencia, partiendo de las previsiones de los Presupuestos Generales del Estado. «Podemos lograr un impulso de confirmarse esa mayor inversión», pues ahora mismo los equipos están ya muy consolidados, insiste Arsuaga. Aquí hay una oportunidad, «un pequeño reto» que Atapuerca no debe tampoco desaprovechar si se le pone a tiro, ya que queda mucha investigación por hacer. «Lo que hemos hecho estos 40 años es un peritaje, pero Atapuerca está prácticamente toda por descubrir», comenta Eudald Carbonell.

El codirector reconoce que, hasta hace bien poco, una de sus metas era encontrar indicios de neandertales en Atapuerca, y se ha conseguido. Ahora mira hacia otro tipo de descubrimientos arqueológicos como encontrar fuego en más de medio millón de años o un Sapiens del pleistoceno. Arsuaga insiste en que los yacimientos solo están excavados muy inicialmente, y algunos son incluso promesas. «Y hay más, más que no excavaremos los de mi generación», pues Atapuerca no se acaba con Arsuaga, Bermúdez de Castro y Carbonell.

De hecho, se cuenta con una nueva generación de profesionales, muy bien preparados, un gran equipo dispuesto a tomar las riendas cuando los codirectores se retiren, algo que ocurrirá porque todos son muy conscientes de que hay relevo. «Hay que dejar paso a los jóvenes que tienen ideas nuevas, nosotros aportaremos experiencia, pero tenemos que retirarnos ya», apunta Bermúdez de Castro, aunque eso no quiere decir que se vayan a desvincular del proyecto. «Uno no se retira de la pasión», asegura Juan Luis Arsuaga, para quien Atapuerca es «su vida».

El proyecto «ha determinado mi vida en todos los sentidos», asevera, lo mismo que para los otros dos codirectores. «Vine con 26 años, con el profesor Emiliano Aguirre», recuerda Carbonell. «Después vinieron Juan Luis Arsuaga y José María Bermúdez de Castro y los tres hemos continuado en esta sierra durante muchísimos años. Gran parte de mi carrera científica, personal y académica ha estado en estos yacimientos aunque he trabajado en muchos lugares del mundo nunca con tanta profundidad, pasión y durante tiempo como he hecho aquí».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

burgosconecta Atapuerca, patrimonio indiscutible de la humanidad