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Unas pocas horas después de que este periódico adelantara la noticia de que la interposición de la demanda iba a ser inmediata, la Comisión Pontificia acudía la Juzgado para presentar demanda contra las nueve exclarisas enclaustradas en el Monasterio de la Bretonera, en Belorado.
En una escueta nota de prensa, el Arzobispado simplemente dice que ha presentado la demanda y no da más detalles del contenido de la misma. Eso sí, repasa los acontecimientos que se han producido a lo largo de los cuatro meses y tres días desde que redactaran su Manifiesto católico y su intención de no obedecer a su obispo ni al Papa.
En el comunicado enviado a las 19.15 hora de este lunes, ratificando lo publicado, se recuerda como la exabadesa, Laura García de Viedma, difundió públicamente el referido documento, en nombre de la comunidad.
En la nota del Arzobispado se recoge que la investigación previa canónica, «tras agotar los recursos que les invitaban a reconsiderar su salida de la Iglesia católica, el pasado 22 de junio se declaró la excomunión y expulsión de la vida consagrada de las diez hermanas que se habían adherido al cisma».
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A partir de ese momento, las exreligiosas «carecen de título legal para habitar los inmuebles pertenecientes a los monasterios que ocupaban».
Recuerda monseñor Iceta que tras «un período prudencial de espera, comprobado que no ha habido ningún intento de reconsideración por parte de las exreligiosas, los servicios jurídicos han procedido a interponer la demanda correspondiente ante el Juzgado de Briviesca».
En este tiempo de espera, se ha tenido conocimiento de la denegación de la inscripción en el oportuno registro del Ministerio del Interior de las asociaciones que las exreligiosas habían creado con las que pretendían transformar las entidades jurídicas canónicas de los monasterios en asociaciones civiles, algo que es jurídicamente inviable.
La Comisión Gestora manifiesta su «preocupación por el estado de salud y el cuidado de las cinco hermanas mayores» que conforman la comunidad monástica, y está preparada para atender cuanto antes todas las necesidades que precisen, con la colaboración de la Federación de Clarisas Nuestra Señora de Aránzazu y de sus familiares.
La Iglesia de Burgos, presidida por su arzobispo Mario Iceta, vuelve a manifestar «su disposición a ayudar en el camino de retorno a la comunión eclesial, donde serían acogidas con delicadeza y misericordia, a imagen de la parábola del hijo pródigo».
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