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«No me había planteado en ningún momento ser alcaldesa, tampoco estaba entre mis ilusiones, pero otras personas pensaron en mí, me dejé querer y cedí». Marta Arroyo, todavía alcaldesa de Salas de los Infantes, es sincera y no quiere añadir hidalguías a sus comienzos. ... Igualmente, no tiene problema en reconocer que después su voluntad se fue doblegando. «Después de que te proponen estar en la lista, lo valoras, tomas la decisión y sientes que quieres hacer algo especial, que deje huella y sea positivo para el pueblo», reconoce.
Marta ha estado doce años implicada en el Ayuntamiento de Salas de los Infantes, los cuatro primeros fue concejala de Hacienda, los otros ocho restantes ha sido la regidora del pueblo pero esa etapa ha concluido. Una etapa que considera «dura y muy exigente a nivel personal y profesional» pero en la se ha volcado «al cien por cien» aunque es consciente de que en cada vecino quedará una sensación diferente.
«Ni en lo bueno ni en lo malo he dejado que las críticas me afectaran. Para mí lo peor ha sido la sensación de impotencia conmigo misma, de no llegar a todo lo que quería, de tener a medias el trabajo y las gestiones del Ayuntamiento. No he sufrido con las cosas que he oído, por supuesto que no es agradable pero también es cierto que, alguna vez, he tenido que dar la razón», reconoce Marta.
La etapa como alcaldesa de su pueblo se cierra ahora pero era algo que ella ya sabía. Detrás de su renuncia a seguir al frente de la candidatura del Partido Popular no hay nada más que una decisión personal tomada hace mucho tiempo, «esto no se puede mantener siempre cuando lo haces de forma altruista porque he tenido mi vida totalmente hipotecada, no eres consciente de que pueda ser así hasta que no estás dentro. Tenía claro que esto no iba a ser así, que era una etapa y los ocho años como alcaldesa me parecen un periodo muy lógico». La regidora salense también reconoce que esto también será positivo para el pueblo, «llega un momento en el que te estancas, entras con ganas e ilusiones pero los propios impedimentos te van desgastando».
Con ideas claras, Marta también asegura que no se plantea regresar a la política, «ni se me ha hecho una propuesta ni lo he buscado», afirma.
Tras cuatro años como concejala de Hacienda Marta encabezó la lista del PP a la Alcaldía de Salas y aunque estaba segura de sí misma y de su candidatura se daba una situación «extraña» porque «se presentaba Julián Ruiz que había sido miembro del PP y eso podía suponer un desvío de votos, un poco como ahora que hay que elegir dos concejales menos y se presenta un partido más». Con respecto a esta situación, Marta reconoce que se habla mucho de ello y ella también lo ha comentado pero no se aventura a vaticinar qué pasará este domingo.
Reconoce que le sorprendió que el cargo fuera más duro de lo que pensaba «como ya había sido concejala pensaba que iba a ser más rodado y fácil pero no tiene nada que ver. El alcalde está pendiente de todo». Esta legislatura han estado en el Gobierno pero con el mismo número de concejales que el partido más votado de la oposición, situación que ha complicado la toma de decisiones. «Lo mejor de este tiempo es que en el grupo nos hemos apoyado mucho y los cuatro concejales hemos estado con todo. He tenido mucha ayuda y colaboración y los concejales no se han centrado solo en su área. Esta legislatura ha sido dura».
Estos doce años han sido duros pero se lleva de ellos una experiencia «positiva». Lo más gratificante ha sido conocer a la gente, «a la gente de Salas, además», matiza Marta. «Cuando no tienes relación con la gente, los catalogas y luego cuando te toca tratar temas hay gente que te sorprende tanto para bien como para mal. Hay gente antagónica desde el punto de vista político que me ha ayudado y ha mostrado toda su colaboración», reconoce.
Eso sí, reconoce que muchas de las cosas que su grupo político no ha conseguido sacar adelante «porque no hemos contado con los apoyos del resto de grupos, si ellos hubieran estado gobernando, lo hubieran propuesto. Creo que si tú solucionas algo, al final, las medallas son para ti y en el fondo todos somos egoistas en este sentido. Es la parte mala de la política por mucho que digamos que no somos políticos. Hay cosas que me ha planteado la oposición que hemos sacado adelante pero eso es más fácil esto a que yo gobierne, plantee algo y la oposición lo apruebe».
Marta está convencida de que lo que necesita Salas «todo el mundo lo sabe y nos preocupa por igual, sea el partido que sea. La política nacional es otra cosa pero en los pueblos todo el mundo sabe cuáles son las carencias y lo que hace falta. Lo que puede cambiar es cómo intentar llegar a ello».
En este sentido, Marta tiene claro que lo más necesario que tiene Salas es algo que el Ayuntamiento lleva tiempo tratando de solucionar, los problemas con el agua, «es algo básico». «Hemos tenido propuestas de solución sobre la mesa que igual no eran las más idóneas pero las hemos tenido. Necesitaban el apoyo de todos los concejales y me ha dado rabia que no pudieran salir adelante», lamenta Marta.
Si de algo reconoce estar orgullosa es de la gestión económica, «en los peores años de la crisis otros pueblos han perdido servicios pero aquí no ha sido así. Las cuentas están ahí, tenemos cero deuda, se está pagando sin problema y los ochos ejercicios se han liquidado con superávit».
También está «contenta por haber dejado por fin el tema del centro de salud encauzado, que ha sido una batalla terrible, al igual que la ampliación del instituto». Cuatro temas tiene Salas de los Infantes que dependen de otras administraciones, dos eran la ampliación del instituto, y la construcción del nuevo centro de salud. Las que quedan pendientes son la circunvalación y el nuevo Museo de dinosaurios. «Me hubiera gustado que todos hubiesen quedado lanzados pero la prioridad era el centro de salud. Veía que con los recortes médicos y en sanidad se iba al traste hasta el último minuto», confiesa.
Ahora que deja el cargo tiene un deseo para Salas, «que los que salgan elegidos den lo mejor por el pueblo». Marta sabe por experiencia que en los pueblos ser político supone mucho sacrificio, «no es nuestra profesión pero siempre hay gente dispuesta a dar el paso por hacer algo por el pueblo».
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