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La vinculación de Óscar Izcara con Covarrubias surge por parte materna. Él nació y estudió en Valladolid pero algo tiene Covarrubias que lo encandiló de tal forma que ha estado 12 años implicado en el Ayuntamiento de la Villa Rachela y ahora su vida, su casa, su familia, su hogar están allí.
12 años ha estado Óscar Izcara, todavía alcalde de Covarrubias, en el Consistorio de este pueblo, cuatro como concejal y ocho como regidor. Pero desde el 2007 ya participaba en la gestión del Centro de Iniciativas Turísticas. Su vocación de servir a su pueblo surge de querer devolver a Covarrubias todo lo que a él le ha aportado.
Ahora deja el cargo, en estas elecciones municipales no busquen su nombre entre las candidaturas rachelas porque no estará. Pero es que el pueblo ya tiene bastante claro que su alcalde será 'naranja'. Ciudadanos es el único partido que ha presentado candidatura en Covarrubias.
Izcara considera que ya son muchos años, «hay que coger aire fresco e ideas nuevas. Esta vorágine es tan rápida que te estancas en una rutina y, al final, por falta de medios y tiempo hay cosas que no salen». Eso sí, apunta que «hay que dejar de focalizar todo lo que no sale o va lento, los expedientes enquistados, en los alcaldes y mirar un poco más a los interventores de las administraciones», confiesa dolido.
Tras su experiencia de 12 años en un ayuntamiento rural, Izcara recomienda «ir más a los plenos y dejarse influenciar menos por los plenos de barra de bar que hacen mucho daño a los pueblos pequeños», apunta.
Su valoración general de todo este periodo es positiva y considera el mayor éxito haber logrado forjar «un tejido asociativo tan proactivo como el que tiene Covarrubias, unirlo e impulsarlo a través de actividades conjuntas para el pueblo».
También está especialmente orgulloso de haber cumplido con su programa electoral. «El otro día encontré mi programa electoral de esta legislatura, lo tenía escrito a mano, y me puse a leerlo y hemos cumplido todo lo que propusimos», reconoce.
Aún así, no todo ha sido fácil, como se puede suponer en una trayectoria de 12 años en un cargo tan expuesto. «Criticar es el deporte nacional y aquí también pero es algo que entiendo que entra dentro del cargo de alcalde. Afortunadamente supe diferenciar momentos y la gente ha sabido respetarlo también. En este sentido no tengo queja», apunta.
Eso sí, las críticas que han pasado a lo personal sí le han hecho daño. «Llevo viviendo en mi casa actual cinco años, hasta este año la calle de mi casa no estaba asfaltada, vivía entre dos caminos en una zona urbana. Tocaba hacer esta calle porque así se había aprobado y, claro, hemos podido oír los rumores de «el alcalde ya se ha hecho su calle», que no es mi calle, es de todos».
En este sentido, Izcara reflexiona y apunta que los políticos rurales «arrastran la mala política a nivel nacional, con casos de corrupción día tras día. Esa política nacional nos ha hecho mucho daño a los alcaldes de los pueblos. El 80% de los alcaldes de España no cobra. En mi caso no he cobrado los plenos ni las dietas, solo los desplazamientos». Pero en los últimos años ha notado que ha tenido que explicar más que no vive de la política, que tiene su trabajo y que hace lo que cree mejor por su pueblo, «me ha parecido muy triste».
Ahora Izcara se tomará unos meses de descanso de la gestión pública pero no descarta, «a lo mejor, intentar estar en la Diputación en un futuro porque ahí tienes más margen de maniobra. No se pueden hacer políticas educativas ni sanitarias desde un despacho a 250 kilómetros del pueblo. No descarto nada, tampoco volver a la política». Izcara conoce bien la política y la vida rural, además, sigue vinculado a su gestión a través del Grupo de Acción Local Agalsa, del que es presidente, «es otra forma de gestionar el territorio». El alcalde de Covarrubias tiene claro que no se va a desvincular del asociacionismo.
Óscar está encantado de ayudar en lo que le pidan porque es consciente de que «los pueblos hay que defenderlos». Izcara es profesor en el colegio de Covarrubias y ha sido testigo de los recortes que han dañado la educación rural. «Vas viendo cómo recortan en los colegios, quitan plazas, reducen jornadas, he tenido compañeros que solo están un día. Luego ves que ocurre con el médico, el autobús y se te remueve algo por dentro porque piensas que se pueden cargar tu pueblo», reivindica.
La familia de Óscar tenía un bar en Covarrubias y él era consciente de todo lo que se beneficiaban gracias a la actividad del Centro de Iniciativas Turísticas. «Esas actividades generan una inyección económica enorme en los establecimiento. Cuando en 2007 sé que cerramos el negocio, el CIT renovaba la Junta Directiva. Entré y vi que con el Ayuntamiento no hay mucha colaboración, se acercaban las elecciones y decidimos presentarnos. Creía que el Ayuntamiento tenía que ayudar más al CIT», recuerda.
«Uno se hace alcalde rural por devolver a tu pueblo lo que te ha dado, por sumar, ayudar. Yo no tenía ninguna mira política pero te rodeas de gente comprometida y he tenido la suerte de contar con un equipo impresionante porque de lo contrario, esto no sale. Los equipos que he tenido han sido excelentes», reconoce Óscar.
Izcara ha sido alcalde de uno de los municipios con más actividad cultural, un pueblo turístico en el que el tejido asociativo es fundamental y responde. Pero esto no se logra solo, «se han conseguido cosas a base de lucharlas». Esa satisfacción de haber entregado lo mejor para su pueblo es lo que le remueve a no descartar de su mente el regresar a la política pero a otro nivel. Por el momento, descanso y reflexión, dedicación a la familia, al trabajo y al Grupo de Acción Local Agalsa.
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