Adiós a 2022, un año seco y muy cálido en Burgos, que marcó la máxima histórica

Con el año cumplido, Burgos capital ha acumulado 408 litros por metro cuadrado, según los datos provisionales ofrecidos por la AEMET. Se extraen de la información que aporta la estación meteorológica del aeropuerto y corroboran esa sensación de que llover, ha llovido poco. Un año normal suelen caer 546 litros, lo que nos deja este 2022 lejos de la media anual, con un 25% menos de lluvias de lo que se considera un ejercicio normal.

El mes en el que más ha llovido ha sido, precisamente, diciembre, que ha acabado con lluvias después de empezar con nieve. Se han recogido alrededor de 85 litros por metro cuadrado, superándose la media habitual. También por encima de los valores normales quedaron octubre y noviembre, con 54,2 y 62,2 litros por metro cuadrado. Lo mismo que marzo y abril, con más de 60 litros en ambos casos.

Sin embargo, en 2022 tuvimos meses de escasísimas lluvias, como enero y febrero, con 12,8 y 7,6 litros; o junio, que se quedó con 5 litros cuando lo habitual suelen ser 40. Y lo mismo para septiembre, que sus 3,4 litros no llegaron ni de lejos a los 38 'normales'. Así que un año muy seco, que da paso a un 2023 lleno de incertidumbre en cuanto a precipitaciones, tal como avanzó la AEMET.

Las escasas lluvias, unidas a elevadas temperaturas, por encima de lo habitual, han desembocado en una importante sequía, con los embalses a niveles muy bajos (que solo se han recuperado un poco con las lluvias del otoño) y terreno abonado para los incendios forestales del verano, entre los que destaca el que asoló la comarca del Arlanza en julio.

El verano, precisamente, fue especialmente caluroso con varias olas de calor que nos hicieron superar durante días consecutivos los 35 grados. La palma se la llevó el mes de julio, que marcó una máxima histórica, esos 39,3 grados del día 18 que es la temperatura más alta en Burgos desde que existen registros. Pero es que en julio hubo 17 días de temperaturas por encima de los 30 grados.

Ello hizo que la media se elevase a los 21,5 grados, frenada por alguna mínima especialmente baja, como los 5 grados del 1 de julio. Aun así, la media se quedó por encima de lo habitual, que está en 19,5 grados para julio. También fue mucho superior en junio, con 19 grados de media frente a los 16,5 normales. La máxima fueron los 37,3 grados del día del Curpillos y hubo 9 días de más de 30 grados.

Mientras, en agosto la máxima se quedó en 36,7 grados, con 19 días por encima de los 30, y una media casi tres puntos más de lo normal, pues rozó los 22 grados. Pero no solo hizo calor en verano. Mayo también registró una media elevada, 14,7 grados, dos puntos más de lo habitual. Y en octubre los 15,4 grados superaron en cuatro puntos la media normal, marcando una máxima histórica.

La media fue punto y medio superior en noviembre, con 8 grados, tras días de máximas de 18,5 grados y pocas jornadas por debajo de cero. Y en diciembre esa media ha sido de 7 grados, muy por encima de los 3,9 grados que son habituales y con días de máximas por encima de los 12 y 13, y fin de año caluroso para la época. Con estos datos, el año se cierre con una media de 12,2 grados, punto y medio más de lo habitual.