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Burgos es la séptima provincia de España con más habitantes sin puntos de acceso al dinero en efectivo, 49.122 personas de las 355.429 que según el INE residen en la provincia. Son datos de un estudio del Banco de España sobre la infraestructura y la vulnerabilidad en el acceso al efectivo. Según este mismo estudio, Burgos, la provincia de España con mayor número de municipios (371), tiene 311 pueblos sin cajeros automáticos. Solo 60 poblaciones de la provincia burgalesa cuentan con un cajero para extraer dinero en efectivo.
La exclusión financiera que vive el medio rural burgalés es un problema que abarca diversos aspectos sociales, laborales, demográficos y económicos. La Diputación de Burgos es consciente de ello. Por eso, ha anunciado una línea «de especial relevancia» llamada a luchar contra la exclusión financiera. En los presupuestos de la Diputación para el 2022 se ha reservado una partida de 250.000 euros para ayudar a que las entidades financieras que lo deseen puedan establecer cajeros automáticos en aquellos pueblos de Burgos en los que, habiendo tenido sucursal, las han cerrado.
El problema de acceder al dinero en efectivo aumenta en las poblaciones que se alejan de los grandes núcleos de población. Por ejemplo, en Las Quintanillas, pueblo situado cerca de Burgos y a tres kilómetros de Tardajos (donde hay sucursales), no aprecian una gran problemática. Pero a medida que nos alejamos unos kilómetros, en Pedrosa de Río Úrbel, algunos vecinos califican de «muy mala» la situación.
Una tercera parte de las oficinas, más de 1.700 cajeros automáticos, han echado el cierre en España con la pandemia de la covid-19. Lo que supone que en un año y medio se han clausurado un 3,5 por ciento de todos los dispensadores automáticos, tanto en sucursales como centros comerciales o a pie de calle. En Castilla y León se han cerrado la mitad de las oficinas bancarias que existían.
Esto supone una elevada pérdida de empleo a nivel nacional, regional y provincial. Un medio rural burgalés que no se puede permitir estas pérdidas de empleo. «Muchos de los trabajadores de las cajas residen en los pueblos», apunta un vecino, «aunque solo sea un empleo, aquí cada puesto importa».
El problema no es solo laboral. Los vecinos del medio rural burgalés sufren las consecuencias de esta escasez de cajeros automáticos.
Los testimonios se repiten en los pueblos burgaleses. «Antes venía un trabajador de algún banco con clientes en el pueblo. No había sucursal pero atendía en un edificio. Ahora ya ni eso», explica una vecina de Pedrosa de Río Úrbel. Si se desea dinero en metálico en el medio rural burgalés la solución es 'fácil', se necesita tener un vehículo. Pero los vecinos de esta zona de la provincia se encogen de hombros cuando se les pregunta cómo lo hacen aquellos que no tienen coche o que son mayores para conducir. «Se apañan con los hijos o con algún vecino que los lleva», apuntan.
«La realidad es que este es otro servicio más que perdemos y mira que tampoco era mucho, una visita de un trabajador una o dos veces a la semana», lamenta un hombre de Pedrosa de Río Úrbel que charla con dos vecinos.
Y eso, el trato personal, es otra de las pérdidas. Los bancos optan por la vía telemática para cada vez más servicios. En el modelo automatizado aumentan las comisiones y cada vez hay menos relación personal. «Es que incluso si quieres pedir una cita en caja tienes que hacerlo por una aplicación de esas, por internet. ¡Lo que me cuesta pedir una cita!», lamenta un vecino de Las Quintanillas.
La problemática es doble. Por un lado, es una realidad el envejecimiento del medio rural burgalés. Las personas de mayor edad tienen más dificultad para manejarse con las nuevas tecnologías al no ser nativos digitales. «Prefiero una persona, que me explique. Me da más confianza. Pero es que también han reducido el horario de atención en caja, si no voy antes de las 11, nada», lamenta una vecina de un pueblo burgalés. Esta mujer de un pueblo de Burgos, además, depende de otra vecina para que le acerque a su sucursal. Por lo que, para ella, es importante organizarse con el dinero en efectivo, ya que si lo precisa tendrá que acudir antes de las 11 de la mañana a otro pueblo siempre que su vecina pueda acercarla.
Por otro lado, la conexión a Internet no es siempre la correcta, ni por velocidad ni por calidad. Aunque se han ideado y diseñado planes para modernizar, o directamente, llevar cobertura móvil y acceso a Internet al medio rural burgalés, hay muchos pueblos donde las comunicaciones funcionan mal, en determinados momentos o ni siquiera lo hacen. Esto complica los trámites bancarios electrónicos, ante la dificultad de acudir a la oficina física.
Por eso, también es necesario tener dinero en efectivo en estos pueblos. Frente al pago por tarjeta, a través del móvil o con Bizum que se ha extendido debido a la pandemia en grandes núcleos de población, hay zonas donde esto es imposible debido a la mala cobertura. Cuando acuden los vendedores ambulantes, figuras claves para el mantenimiento del medio rural, «se les puede pagar con tarjeta, no a todos, porque no todos traen datáfono. Ahora cada vez más lo tienen, pero la cobertura falla mucho y no siempre puedes pagarle. Nos conocemos, se le paga otro día, pero no es plato de buen gusto», confirma una vecina de la zona de Pedrosa de Río Úrbel. «Si vienes al bar del pueblo, no puedes pagar una cerveza o un café con tarjeta», confirma un vecino en el bar de Las Quintanillas.
Un estudio realizado por el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada apunta a que el 19,5 por ciento de la población de Castilla y León no tendrá acceso al dinero efectivo en 2025. Las causas a las que apunta este estudio son la concentración bancaria y la digitalización del negocio bancario.
Tras el Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León de esta última semana, Francisco Igea, portavoz y vicepresidente, anunció que se trabajaba en un proyecto de bancarización del medio rural castellano y leonés. Pero no se ha avanzado nada de este plan, ya que, según ha apuntado, no está definido.
El problema es real y antes de que se agrave se están intentando tomar medidas. Correos, a través de una licitación de sus espacios, 'alquilará' zonas en sus oficinas para que las entidades bancarias instalen cajeros. El plan es instalar 1.500 cajeros en toda España, siete en la provincia de Burgos. Pero no todos los pueblos cuentan con oficina de Correos. Están previstos otros 300 cajeros que se instalarán en zonas rurales de entre 500 y 3.000 habitantes.
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