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Maxi en Valdeajos diciendo misa un sábado por la tarde RRH

Más de 250 kilómetros a la semana para conservar las misas en los pueblos de Burgos

Maximiano Barriuso recorre la comarca de Alto Ebro y Rudrón cada fin de semana para reunirse con sus feligreses

Ruth Rodero

Burgos

Sábado, 21 de septiembre 2024, 09:29

El silencio se escucha en la plaza justo cuando el vehículo entra en ella. Son las 18:15 horas de un sábado de septiembre y no hay nadie fuera de sus casas a pesar de que todavía hace buen tiempo. A Maximiano Barriuso no le hace falta anunciar su llegada a Valdeajos (unos 20 vecinos empadronados), todos le esperan. Apenas termina de aparcar su coche aparece la primera feligresa para saludarlo y preguntarle si quiere que encienda la calefacción de la iglesia.

Maximiano, Maxi como todo el mundo le conoce, es el cura de Valdeajos. De Valdeajos y de otros nueve pueblos en los que oficia misa desde hace años. Antes que él pasaron por allí «muchos párrocos». «Crisanto subía en bici a Moradillo a echar la partida con la gente del pueblo», recuerda Maxi.

La comarca de Alto Ebro y Rudrón es el territorio de Maxi, que recorre sus escarpadas carreteras con el aplomo de quien ha recorrido sus kilómetros centenares de veces. En su trayecto pasa por pueblos «en los que cada vez hay menos gente» y, por tanto, menos asistentes a sus celebraciones.

Pero esta falta de feligreses no impide a Maxi continuar con su labor. «Empecé desde San Felices hasta Orbaneja del Castillo», recuerda el párroco, después pasó por el Valle de Zamanzas, Pesquera de Ebro, Gallejones, Tubilleja… El listado es enorme, el conocimiento de la provincia y sus gentes, también. «Siempre he estado en estos pueblos. Luego, cuando me mandaron venir a estar con Jesús Castilla y Javier González 'el Rizos' es cuando fui a vivir a Sedano», continúa.

«Después nos dieron los pueblos de Los Altos: Pesadas, Porquera de Butrón, Ahedo, los Escóbados (de Arriba y de Abajo)… Ahí hemos estado muchos años. Yo no soy párroco más que de diez, pero Carlos Saldaña lleva 65 pueblos con un fraile de los que han venido a Villímar, de la Fraternidad Verbum Spei, que son belgas y franceses», cuenta al volante de su vehículo.

Como en casa

«Aquí me siento muy a gusto», reconoce. «La gente creo que me quiere. A veces alguno me ha llamado 'el cura pesado', porque hay otros que son más rápidos que yo, que son más modernos, más 'showman'… Yo con mi estilo, porque si tengo que cambiar con cada cura que he tenido… Yo soy yo», reafirma.

Maxi llega los sábados a Sedano, desde donde se desplaza para celebrar las misas que corresponden a la jornada del sábado y del domingo. El lunes vuelve a Burgos. «Así casi todos los fines de semana. En invierno menos, porque cerramos muchas iglesias», lamenta.

«En verano hay días que tenemos tres fiestas el sábado y otras tres el domingo», reconoce, pero «en invierno hay muy poquita gente». «Muy poquita», remarca. «Decimos misa los domingos en Sedano, que puede haber 20 personas, y en Covanera. Carlos (el otro cura de la zona) va a Pesadas, Ahedo, Dobro y un Escóbados, pero pon que entre las dos misas haya 15 personas», indica.

Hacer comunidad

Sin embargo, ahí reside la importancia de su labor. «Esos 15 vecinos salen de casa, ven a los vecinos. Es muy importante. Vamos a Pesadas porque tienen un bar, una tienda y van a comprar al pueblo. Y en Covanera hay calefacción, tienen el bar para tomarte un vermú y para saber que es domingo», afirma. «Entre semana no hay nada», lamenta.

«Aquí hoy habrá gente porque les he dicho que venía la prensa a sacarles una foto», cuenta entre risas Maxi. «Donde hay más gente en esta zona es en Valdeajos, que viene un señor que lee de Barrio Panizares, y los de Sargentes que se acercan. En algunos pueblos los vecinos que pueden acercan a otros hasta los municipios donde celebramos misa. En Covanera viene gente de San Felices, de Escalada, los de Tubilla del Agua, que hay una señora que baja a cuatro mujeres, vienen también de Tablada del Rudrón…», la importancia de hacer comunidad en la España vaciada.

Para poder organizarse hacen como los escolares al inicio de curso: un horario con los días, pueblos y las horas donde se dice misa. «Ahora les doy los horarios de septiembre y octubre y luego tenemos otro desde los Santos hasta Semana Santa. Además, tenemos cinco calendarios divididos por zonas: La Lora, El Ebro y el Rudrón, Zamanzas, Sedano y Los Altos», explica Maxi.

«Esta carretera es peligrosa», asevera el párroco según pasan los kilómetros para llegar de Sedano a Valdeajos. «De noche y en invierno… bah», y con un gesto lo dice todo. La nieve no es ajena a la zona, lo que dificulta no solo la llegada del párroco al pueblo, sino también la llegada de feligreses: «En invierno a veces preguntamos si quieren que hagamos la misa. Les decimos que vamos a decir misa y a veces nos contestan: «Estoy nada más que yo y la voy a ver por la tele, mejor que no vengas». La gente lo sabe y nos avisa, otras veces nos dicen «¿Pero por qué ha venido?», les molesta que vayas porque eso supone que tienen que cambiarse de ropa, salir...»

«Yo a esta tierra la quiero mucho», asegura Maxi, «yo he nacido aquí, en San Mamés de Abar» y la carretera continúa serpenteando entre pueblos, vegetación y los caballitos del petróleo, que forman parte del paisaje de la zona. «En Valdeajos hay dos iglesias, una arriba y otra abajo, pero se celebra la misa en la de abajo. La de arriba la arreglaron los turistas», cuenta.

Invitación a comer

Valdeajos se prepara para celebrar San Mateo y Maxi cuenta a los vecinos que la hora de la misa será a las 12:30 y no a las 11:00 como se había anunciado. Además, el sábado le deja la invitación a comer para celebrar con sus feligreses, sus vecinos, el día del santo del pueblo.

En la misa de este sábado el público ha sido numeroso, 15 personas se han acercado hasta la iglesia para compartir un rato, tanto a la entrada como a la salida, entre ellos y con Maxi. Todos se conocen, se saludan, se esperan si alguien se retrasa para empezar la eucaristía y se preguntan cómo se encuentran.

Tras despedirse de sus parroquianos, Maxi vuelve a subirse a su coche para desandar lo caminado y volver a Sedano, donde le esperan a las 20:00 horas. «Las distancias largas ahora se las pongo a Carlos», reconoce. «Es más joven, conduce mejor que yo y tiene mejor coche», confiesa. A pesar de ello, las carreteras han cambiado y Maxi señala los lugares en los que hace no tanto el asfalto no existía y el coche patinaba cuando intentaba subir a los pueblos donde oficiaba.

Un coche cada diez años

Hablando de estos viajes, Maxi reconoce que en los años en los que lleva diciendo misa en estos pueblos ha tenido «cuatro coches». «Los cambio a los diez años», los kilómetros son incontables, aunque calcula que «unos 250 a la semana». «En Semana Santa o en las fiestas haces más. Hay semanas en las que también son más si hay que ir a algún pueblo porque se ha muerto alguien», reconoce.

Y se podría suponer que los oficios más demandados son precisamente los de los entierros, porque la población de los pueblos está cada vez más envejecida, pero Maxi aclara que «tampoco hay tantos». «Lo que hay cada vez más son cenizas. Mueren en Bilbao, en Burgos, o en otros sitios y las traen para acá. Además, tampoco hay quien haga el hoyo en ellos pueblos para enterrar a sus muertos. ¿Quién le hace el hoyo? Entonces lo que hacen es incinerarlos y traen los familiares las cenizas. La mayoría las dejan en los cementerios, hay pocos que las lleven a una finca, un huerto o debajo de un árbol», explica.

Misa en Valdeajos RRH

Tampoco hay muchos bautizos, aunque sí hay algunas «comuniones de importación». Niños con raíces en estos pueblos que vienen a celebrarla a sus orígenes. «Este año he tenido una en Bañuelos de Bureba y la niña venía de San Cosme y San Damián. Vino el cura de allí también», recuerda.

En el trayecto de vuelta, bien entrada ya la tarde, el coche de Maxi se cruza con numerosos vecinos de los diferentes municipios que le saludan a su paso. «Conocen el coche», afirma. Y eso que en algunos de estos pueblos solo hay misa «cada quince días o una vez al mes». «Hay pueblos que solo tienen misa el día de la fiesta y otros nunca», lamenta.

Sedano es uno de los pueblos privilegiados en los que aún se puede escuchar misa los sábados y los domingos. «En Sedano también se oficia misa en la iglesia de abajo. Arriba solo en verano, dos veces. Le gusta más la de abajo, hay calefacción, la gente es mayor y les cuesta subir. Y como caben abajo…», asegura Maxi.

Pero el lugar no es lo más importante, lo importante va con las personas. En invierno, cuando los gruesos muros de las iglesias albergan frío, la eucaristía se puede trasladar a otros lugares más recogidos y cálidos. «En Santa Coloma la celebraba en el bar, en Moradillo la he celebrado en la escuela, en Escóbados de Abajo en el consultorio médico, que tienen calefacción, en Escóbados de Arriba también la he celebrado en el bar… La gente lo acepta, mientras haya una mesa, ponen unas velas, llevo la Forma y el vino y ellos lo trasladan donde sea necesario», cuenta.

Maxi llega a Sedano y ya le esperan a la entrada de la iglesia. «La de abajo», como recuerda, más accesible para todos. Casi 25 personas escuchan atentamente la eucaristía para después salir y departir con Maxi, con su cura, al que todos conocen y con el que todos comparten un rato, ya sea en la iglesia o en el pueblo.

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