Imágenes de rutas, pantanos y cascadas de la provincia de Burgos.BC
Cinco escapadas en Burgos para hacer antes de que acabe el verano
Rutas en Burgos ·
Practicar kite surf entre montañas, navegar en piragua, observar aves acuáticas, caminar en busca de cascadas y de lagunas glaciares son algunas de las propuestas más refrescantes de la provincia de Burgos
Apenas faltan tres semanas para dar por concluido el verano de 2022 pero todavía hay tiempo para disfrutar de planes en la provincia de Burgos antes de que entre el otoño. Sus ríos (Ebro, Duero, Arlanza, Arlanzón, Pisuerga, Rudrón...) conducen sus aguas hacia alguna de las tres vertientes más importantes de la Península: cantábrica, atlántica y mediterránea. A su paso, van creando unos paisajes espectaculares, acompañados de una flora y una fauna muy diversas.
En los cursos altos, ríos y arroyos crean cascadas espectaculares y, en algunos puntos, con el paso del tiempo, sus aguas han horadado cañones de paredes calizas y, en determinadas zonas, sus aguas se han embalsado creando pantanos que son auténticos mares entre montañas.
A continuación, algunas rutas que todavía se pueden disfrutar antes del otoño:
La cascada de Pedrosa de Tobalina
La de Peñaladros, la de San Miguel, la Tobera, el Salto del Nervión...En Burgos hay numerosas cascadas, la mayoría al norte de la provincia pero una de las más espectaculares es la de Pedrosa de Tobalina o salto de El Peñón, creada por el agua del río Jerea, tributario del Ebro, a su paso por Pedrosa de Tobalina, una localidad dividida en dos barrios y habitada por un centenar de vecinos.
La cascada se encuentra en la parte baja y llama la atención por sus dimensiones: 12 metros de altura y más de 100 metros de altura, está rodeada de vegetación y cae formando un enorme charco.
Lagunas de Neila
Al este de la provincia de Burgos, las cumbres de la Sierra de la Demanda se alzan por encima de los 2.000 metros y dibujan un perfil abrupto que enmarca varias lagunas glaciares: Negra, Cascada, Tejera, Larga, Pardilla, Patos o Brava son algunos de sus nombres.
La puerta de entrada a este parque natural es Neila, un pequeño pueblo burgalés de tradición ganadera, rodeado de prados y montañas, donde pastan vacas, ovejas y caballos, mientras, las cabras ocupan las zonas más altas.
Sus casonas de piedra con escudos y sus dos templos de origen románico reflejan la riqueza de sus habitantes en el pasado, pastores trashumantes que pasaban largas temporadas en Extremadura con los rebaños.
Una de estas iglesias, la de San Miguel, acoge actualmente la Casa del Parque de este parque natural. Desde su apertura, se ha convertido en el lugar ideal para comenzar la visita e informarse de las posibilidades senderistas que ofrece el entorno.
Una de las opciones es la ruta de las lagunas de Neila, un sendero de 8 kilómetros que discurre a la sombra, entre pinares, hasta la laguna de la Cascada; una vez allí, rodea el circo glaciar ofreciendo unas vistas impresionantes de las lagunas, de los picos y de todo el entorno.
Embalse de Sobrón
En la frontera entre las provincias de Burgos y Álava, entre las sierras de Árcena y Pancorbo, el Ebro ha creado un desfiladero de paredes verticales que encauzan el agua del río de manera natural; a mediados del siglo XX, el ser humano decidió hacer el resto y levantar una enorme pared de hormigón. El resultado es un pantano largo y estrecho.
El pantano forma parte del Parque Natural Montes Obarenes - San Zadornil y posee zonas recreativas y un embarcadero que invita a practicar deportes náuticos. Las montañas y los bosques que lo rodean ofrecen infinitas posibilidades de senderismo y turismo activo.
A su lado, una carretera estrecha y serpenteante conecta pequeños pueblos cuyos vecinos pueden contarse como los dedos de las manos. Es el caso de Tobalinilla y su hermosa iglesia de la Asunción o Santa María de Garoña, ambos pertenecientes al municipio Valle de Tobalina.
Embalses de Arlanzón
Desde su nacimiento, a más de 2.000 metros en la Sierra de la Demanda y hasta su desembocadura en el Arlanza, el Arlanzón recorre más de 100 kilómetros, la mayoría por tierras burgalesas. Atraviesa localidades como Pineda de la Sierra, Villasur de Herreros, Ibeas de Juarros o Burgos y discurre acompañado de unos paisajes diversos que van desde la montaña, a los bosques y los campos de cultivo.
Antes de llegar a la capital, los embalses de Arlanzón y Uzquiza regulan sus aguas. El primero se construyó alrededor de 1930 para evitar que las crecidas provocadas por el deshielo de la nieve de la sierra de la Demanda provocasen inundaciones, frecuentes a lo largo de la historia; el segundo hace poco más de 30 años.
Estas obras tuvieron un efecto secundario: modificaron el paisaje, en especial, el embalse del Arlanzón que es un destino de veraneo ideal.
Situado en el municipio de Villasur de Herreros, cerca de la Sierra de la Demanda, sus alrededores ofrecen diferentes posibilidades senderistas y ciclistas, entre ellas la Vía Verde de la Sierra de la Demanda que bordea el pantano por su margen izquierdo.
Construida sobre un antiguo ferrocarril minero, este itinerario rodea el embalse entre pinos y robles, mientras que regala al visitante vistas a las montañas de la Sierra de la Demanda.
Embalse del Ebro
A comienzos del siglo XX, se empezó a pensar en regular esta cuenca hidrográfica, aunque pasaron 50 años hasta que la construcción del embalse del Ebro, en la frontera entre Castilla y León y Cantabria, se hizo realidad.
Hoy en día, el embalse se ha convertido en un pequeño paraíso natural, donde distintas especies de aves acuáticas campan a sus anchas haciendo las delicias de los amantes de la ornitología. Su importancia es tal que este territorio está incluido en la Red Natural 2000 y protegido como Zona de Especial Protección de Aves y Reserva Nacional de Aves Acuáticas.
En sus inmediaciones, hay observatorios de aves, una playa de agua dulce, zonas de recreo e incluso un embarcadero. Sus aguas mansas son el lugar perfecto para practicar deportes náuticos como kite surf o piragua.Además, la gastronomía de Las Merindades incluye buenas carnes y recetas como el lechazo, la sopa castellana o la olla podrida, que saben todavía mejor regadas con buenos vinos burgaleses.
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