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Carlos G. Fernández
Lunes, 13 de enero 2025, 14:56
'True Love' habla de la amistad. De un grupo de amigos octogenarios por el que el más pintado firmaría. No es ningún secreto ni spoiler: desde pronto en el metraje, empiezan a coquetear con la idea de la muerte y su resolución… anticipada. Con ayuda de los amigos. Esa tentadora idea, en casos terribles, suena bien. Poder morir en la mejor compañía, con tranquilidad, es otro buen deseo. Claro, igual no es plato de tan buen gusto para esos que tengan que estar sujetándote la mano, o directamente ayudándote a dar el paso. Ese es el otro tema de la serie.
Hacia el ecuador de la serie tendremos la tentación de aburrirnos. Sin embargo, estupendos giros que no se ven venir hacen que todo el tramo final sea delicioso, y se vea del tirón. Hay algo que no hemos comentado. Dos de nuestros protagonistas, con un turbulento pasado de amor interrumpido, tienen habilidades especiales. Una fue jefa de policía, pionera en la lucha por la presencia de mujeres en el cuerpo. Sabe muchas cosas que no todo el mundo sabe, y tiene muchísimo carácter. El otro va más allá. Ex-agente especial en todo tipo de misiones secretas, de sabotaje, espionaje o directamente militares. Total, que con dos amigos así hasta surge más fácilmente la petición de que te ayuden a morir.
Estos dos, los verdaderos protagonistas, sostienen la serie. Él es un rostro muy querido en el mundo de las series: Clarke Peters, ni más ni menos que el agente Lester Freamon de 'The Wire', experto en escuchas y tipo serio y silencioso en general, aquí podría seguir siendo el mismo salvo por los achaques de la edad. Pero el gran descubrimiento de la serie es la inmensa personalidad escénica de Lindsay Duncan, esos ojos de hielo, esa figura, esa manera de mantenerse más cool que nadie en todo momento. Solo por ella ya merece la pena esta serie.
Quizás en España vamos un poco más rápido y el argumento de la serie no tenga demasiado sentido, pero en las islas británicas esta producción de Channel 4 igual hace más falta. Es un poco desesperante cuando el guion se pone cristalino a lanzar el debate, pero por lo menos no es tremendamente unívoco: hay costes, hay debate, nada es tan claro como parece. Aparecerá una joven policía —mejor interpretada que escrita, en mi opinión— que sospecha, porque a nadie más le llama la atención lo que le pase a un viejito (lo aprendimos hace poco en otra serie estupenda). Lo que no cuadra tanto es que esté tan libre en el cuerpo policial como para dedicarle tanto tiempo a esta corazonada. Se le intuye un pasado un poco difícil, pero podría haberse explorado más.
Es una serie canónica y tiene todo lo que necesita para funcionar la mar de bien, incluyendo un buen puñado de momentos de partirte el corazón. Es en la edad anciana donde, a veces, se ve todo con más claridad. La familia, la soledad, el sexo y la muerte, desde una perspectiva diferente. Buen punto para Filmin al haberla traído a España. Y, una vez más, no pierdan de vista a Lindsay Duncan.
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