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Javier Rey (Noia, La Coruña, 44 años) ya no quiere ver un piano ni en pintura. «No lo toco ni para apartarlo», sentencia el actor. No se le puede reprochar. Un año antes de que empezara la producción de 'La última noche en Tremor', la serie que se estrenó el pasado 25 de octubre y a día de hoy sigue estando número 1 en la parrilla de Netflix, comenzó a prepararse para el papel de Álex de la Fuente, el reputado compositor de bandas sonoras en torno al que gira la producción. Buena parte de ese trabajo consistía en familiarizarse con las teclas blancas y negras del instrumento. «No fue superguay», se lamenta el intérprete, «porque un pianista es un ser humano que desde los cuatro años practica a diario durante horas y, muchísimos años después, sabe tocar el piano».
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Iker Cortés
Fue una tarea exigente. A cada rodaje que acudía, fuera en la ciudad que fuera, «había un piano y un profesor para mí», al igual que en su casa en Madrid. «Le he dedicado muchas horas, pero obviamente no son las suficientes horas para ser pianista, y menos para un personaje como el de Álex, que es un genio», matiza. Y ahí es donde entran la magia de la tecnología, las «manos amigas», el montaje de Oriol y la destreza del actor para crear la ilusión de que quien protagoniza este thriller de suspense y misterio lleva toda una vida dedicado a la música.
Basada en la novela de Mikel Santiago de título casi idéntico, la ficción dirigida por Oriol Paulo sigue los pasos de este compositor divorciado y con dos hijos, que no pasa por su mejor momento creativo. Para tratar de solventar la crisis, alquila una casa aislada en un pueblo del norte de España. Allí conoce a Judi, con quien inicia una relación, pero pronto empezará a tener una serie de espantosas visiones que parecen estar conectadas con su pasado y su futuro, que parecen advertir de un peligro que podría estar al llegar.
«Necesita reencontrarse con su música y consigo mismo. Se va a Tremor y entonces empiezan a ocurrir una serie de cosas que hacen que hace que todo cobre un rumbo completamente diferente. Son unas visiones de lo que puede pasar a la gente de su entorno y cree que tiene que salvarlos de algo que todavía no ha ocurrido», explica Rey sobre este proyecto en el que se implicó casi sin pensarlo: «Son de esas decisiones que son muy fáciles porque Oriol es uno de los grandes».
A lo largo de sus ocho capítulos de diversa duración –hay episodios de 57 minutos y otros que superan la hora y 20–, 'La última noche en Tremor' juega a confundir al espectador, que no acaba de distinguir qué es real y qué no en este thriller psicológico, con un punto fantástico y buenas dosis de costumbrismo.
«Me salió musgo», dice Rey divertido sobre las muchas secuencias que tuvo que rodar bajo una intensa lluvia en esta miniserie que habla de cómo recomponerse de lo sucedido en el pasado para superar los traumas y que pone en el centro la salud mental, un tema que Rey considera «ya instaurado» de una u otra manera en la sociedad. «Creo que ya no existe pudor para hablar de ello y creo que esta serie viene a sumar y a seguir normalizando un poco lo que está ocurriendo, que evidentemente es algo para bien. Todo lo que ayude a mejorar la calidad de vida de las personas es maravilloso y es estupendo», sostiene el actor.
Ana Polvorosa (Getafe, Madrid, 36 años) es la actriz que encarna a Judi, otro personaje que va descubriendo sus capas a medida que avanzan los capítulos. «Es una mujer que por traumas pasados intenta aislarse para poder curarse o para encontrar algún tipo de explicación a lo que le ha sucedido e intentar vivir tranquila de alguna manera», explica la intérprete sobre un personaje con una herida profunda que el espectador no alcanzará a entender hasta que llegue al demoledor cuarto capítulo, dedicado casi por completo a su figura. Cabe preguntar si esas heridas acaban viajando con los actores durante un tiempo. «Cuando te metes en estos mundos tan complejos y tan dolorosos, es que es inevitable que también en ti quede ese poso de dolor. Y sí, te duele el cuerpo y te duele el alma, y luego todo eso se va calmando, pero es normal que suceda», comenta Polvorosa, protagonista de una de las secuencias más terribles de la producción, que todos abordaron con «mucho mimo, cuidado, calma y amor».
«Éramos -continúa- un equipo muy reducido. Todos los departamentos estaban como súper solidarizados con la causa, acompañándome y arropándome de una manera brutal. Hicimos, junto con Oriol y con Mónica Portillo, que fue la coach que nos acompañó en el rodaje, un análisis superexhaustivo de los personajes, de todo lo que le había sucedido y de cómo ella lo abordaría, de qué forma viviría con ello, o cómo se vive cuando le puede suceder una situación como esta. Fueron días duros pero también bonitos».
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