Las dudas sobre la capacidad de Villafría dificultan la llegada de Ryanair

Al menos esa es la explicación que la compañía de bajo costo radicada en Irlanda aduce para no mantener la operativa de vuelos desde el aeródromo burgalés. Ryanair que «no se comprometía a firmar la llegada a Burgos de este operativo» porque no son compatibles con este tipo de aviones.

Según la compañía de bajo costo, «la plataforma del aeropuerto no soporta el peso de los Boeing 737, el único modelo de avión que opera, y la compañía no podía disponer a corto plazo del equipo de handling, o asistencia en tierra, necesario para su operación en Burgos.

Desde Promueve y Aena se intentó solucionar al primer problema, el de la plataforma. Incluso el propio ex alcalde Daniel de la Rosa, se puso en contacto con la ministra del ramo para tratar de realizar las gestiones necesarias para resolver la situación. Pero con todas estas circunstancias, la realidad es que Ryanair, por el momento, no va a operar en Burgos, porque los problemas se multiplicaron. El 'handling' era necesario.

Este servicio engloba toda una serie de actividades y procesos que se prestan en el propio aeropuerto, tanto a los pasajeros como a las aeronaves o la carga y que permiten el intercambio entre el modo de transporte aéreo al terrestre y viceversa, así como del aéreo al aéreo, en el caso de los tránsitos.

Se trata de maquinaria frecuentemente fabricada bajo pedido y tras la pandemia el sector del transporte aéreo «se ha reactivado con tanta rapidez y vigor que no hay de nada en el mercado, ni aviones, ni sitio en los simuladores, ni tripulaciones, ni equipos de handling». En el caso de Burgos, además, es necesario equipo de deshielo para operar todo el año, lo que complica aún más las cosas.

Ryanair estaba dispuesta a pujar para volar con una interesante propuesta que consistiría en que durante todo el año se programarían dos destinos domésticos con dos vuelos semanales cada uno, con cuatro salidas y cuatro llegadas a la semana. Los destinos no estaban cerrados pero existía la posibilidad de volar a ciudades como Sevilla, Málaga, Barcelona o Palma.

A ello habría que unir que, durante la temporada de verano, que comprende desde finales de marzo a finales de octubre, dos destinos internacionales con dos frecuencias semanales, o lo que es lo mismo, cuatro salidas y cuatro llegadas internacionales semanales. Los destinos que se barajaron fueron Alemania, Reino Unido, norte de Italia o Países Bajos.

La cantidad que se barajaba era de más de 100.000 pasajeros al año, entre salidas y llegadas, el volumen que podría haber alcanzado la Esta programación suponía, teniendo en cuenta la capacidad de sus aviones y el factor de ocupación medio en su red.

El importe de la licitación se abonaría como contraprestación a la promoción de la ciudad, en el caso de Ryanair en su web, que es la página de viajes más visitada en Europa y en redes sociales, muy activas. El 75% de los pasajeros se generaría «en las áreas de influencia de los aeropuertos servidos desde Burgos y el 25% restante se generaría en Burgos y provincias limítrofes.

Los cálculos de retorno económico que realizaron fueron muy conservadores y aún así el beneficio para la ciudad era evidente. El estudio determina que solo el 25% de los pasajeros gastaría en la ciudad de Burgos en alojamiento, hostelería y comercio y que su estancia media sería de dos noches. El resto de los pasajeros sería de Burgos o alrededores o tendría como destino final la provincia de Burgos u otras provincias limítrofes y no gastaría nada en Burgos.