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Es una costumbre que instauró José Luis Rodríguez Zapatero en su primer año de mandato. El presidente del Gobierno hace un balance político del ejercicio tras el último Consejo de Ministros del año. Era una cita obligada hasta este viernes porque Pedro Sánchez rompió una ... tradición de 15 años y evitó comparecer tras la reunión del gabinete. Su lugar lo ocupó la ministra portavoz del Gobierno, Isabel Celaá.
Incluso Mariano Rajoy, cuando era presidente del Gobierno en funciones en 2015 tras las elecciones generales del 20 de diciembre, hizo el balance anual en una comparecencia el penúltimo día de aquel año. Ni Zapatero ni Rajoy faltaron a la cita. Sánchez lo hizo el año pasado, el primero en la Moncloa, pero este viernes no. «Ha parecido que no era procedente comparecer habida cuenta de las circunstancias de fondo que concurren», dijo Celaá en una elipsis interminable para no citar las negociaciones en curso con Esquerra.
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Es tan estrecho el margen con que se mueven los negociadores de ambos partidos que cualquier intervención externa puede derivar en crisis o amenaza de ruptura. Ocurrió en noviembre pasado, a los pocos días de comenzar los contactos, cuando unas palabras optimistas del propio Sánchez sobre la marcha de las conversaciones desató una furibunda reacción de Esquerra que entendió que el presidente del Gobierno daba por hecho el acuerdo. El pasado 18 de diciembre, el secretario de Organización del PSOE y miembro del equipo negociador, José Luis Ábalos, dijo que Esquerra renunciaba a la vía unilateral a la independencia y de nuevo se desató la tormenta republicana con el argumento de que no aceptaban presiones para forzar el acuerdo.
Sánchez se ha impuesto hablar lo menos posible para no generar nuevas suspicacias. En su última comparecencia limitó a dos las preguntas, lo que motivó las protestas de las asociaciones profesionales de informadores. La Moncloa también eliminó este año la tradicional copa de Navidad para ahorrarse comentarios inapropiados.
Celaá negó, pese a todo, la ruptura de la tradición. Simplemente, dijo, no era conveniente que hablara porque «estamos en medio de una negociación o conversación política con ERC y no ha acabado el partido».
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