Canadá suspende definitivamente la búsqueda de la tripulación del Villa de Pitanxo

Las autoridades del país argumentan la decisión por información y consejo científico, como el tiempo adverso, el estado del mar, la ausencia de equipamiento de superviviencia entre los tripulantes o las bajas temperaturas y el tiempo que pasó desde que se produjo el naufragio. Alegan también que su decisión se produce cuando las posibilidades de encontrar con vida a alguno de los doce desaparecidos son nulas.

El operativo dirigido por el Centro de Coordinación de Rescate Conjunto Halifax, con la colaboración de la Guardia Nacional canadiense y pesqueros españoles y portugueses, se enfrentó durante toda la jornada a unas condiciones adversas, de escasa visibilidad, para dar con los marineros y cerrar la traumática herida provocada por el hundimiento del arrastrero congelador de Marín la madrugada del martes. La peor tragedia de un pesquero español en los últimos 38 años.

El comandante Brian Owens, oficial del departamento de Defensa Nacional canadiense y del centro de coordinación de rescate, ha afirmado que las tareas de auxilio se centraron en un perímetro concreto a unas 250 millas náuticas al sureste de la costa. Allí se encontró una «gran área de escombros» que pertenecen al Villa de Pitanxo, en el mismo lugar que la baliza de emergencia dio aviso del hundimiento a las 5:24 de la madrugada del martes, cuando el barco del Grupo Nores se encontraba en el «ojo del huracán» de una borrasca, ha afirmado Javier Touza, presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI).

Fue el Centro Nacional de Coordinación de Salvamento, con base en Madrid, quien recibió la madrugada del martes dos alertas automáticas, una de una radiobaliza y otra de una llamada selectiva. Posteriormente se dio aviso a las autoridades canadienses y se puso en marcha el operativo de auxilio.

El buque de la Guardia Costera Cygnus, un helicóptero CH149 Cormorant y un avión Hércules se desplegaron en un primera momento, mientras que otros barcos pesqueros se sumaron posteriormente a la búsqueda, entre ellos el hermano del Villa de Pitanxo, el Playa Menduiña, y los portugueses Novo Virgem da Barca, que pudo recuperar a última hora de ayer el cadáver de un tripulante, y Franca Morte.

Pese a las olas de cinco metros y la visibilidad reducida a solo un cuarto de milla náutica, que dificulta sobremanera los trabajos de rescate, el dispositivo se amplió este miércoles a ocho buques dada la complicación para trabajar con medios aéreos. El ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, afirmó este miércoles que el buque de Marín estaba centrado en la merluza norteamericana, el fletán y las rayas. «Es una zona de inmenso valor, pero de dificultades climáticas muy importantes», ha dicho.

En concreto, el titular del ramo recordó que el oficio de pescador «no es solo es muy duro, sino muy peligroso». «Lo ocurrido ayer en Canadá nos señala hasta qué punto es una actividad de extremo riesgo, por lo que hay que significar el papel de los pescadores españoles», recalcó a preguntas de los medios de comunicación en el Congreso de los Diputados.

Cuestionado por si se conocen los motivos del naufragio, el ministro avanzó que «no» tienen conocimiento de cómo se produjo. «La versión de los rescatados será determinante para poder conocer el origen de la tragedia. Se trata de un buque moderno de 2004, una tripulación muy profesional, y no tenemos ningún conocimiento exacto de lo que pasó», recalcó. No obstante, en la Cooperativa de Armadores de Vigo gana fuerza la tesis del golpe de mar en medio de una importante borrasca en el Atlántico Norte.