Radiografía del discurso de Feijóo: un 40% hablando de amnistía y un 20% de economía

En casi hora y tres cuatros de discurso inicial de la sesión de investidura de Alberto Núñez Feijóo, el primero de su vida desde el atril del Congreso de los Diputados, el candidato y líder de los populares pronunció más de 12.000 palabras. La mayoría de ellas, un 43%, dedicadas a un mismo bloque que podría denominarse 'amnistía, cuestión catalana o territorialidad'. Fue el primer y más largo pilar de su alocución, en la que, además, se esmeró en explicar que si no llega a ser investido, será, precisamente, por negarse a ese borrón y cuenta nueva.

«La amnistía o cualquier fórmula equivalente o análoga», fue, de hecho, la primera de las cuestiones que abordó Feijóo tras los saludos iniciales varios. Desde que comenzó su alocución, tardó un minuto en verbalizar la palabra 'amnistía', apenas cinco segundos después de terminar con los preámbulos y dar por iniciado su discurso.

A la economía, que fue el segundo tema con más presencia en el discurso (18%), dedicó el candidato casi dos de cada diez palabras de su alocución. En este bloque habló de micro y de macroeconomía. De las familias que no llegan a final de mes, del aumento de los precios, pero también del paro estructural, del supuesto falseamiento de las cifras del desempleo, del hostigamiento a los empleadores o de un reforma fiscal. Y un anuncio: que los pequeños emprendedores no paguen impuestos los dos primeros años.

Fuera del problema territorial/amnistía y la economía, el resto de materia tuvo un peso muchísimo menor, ocupando el 40% restante del tiempo. Los ataques a Sánchez y al Partido Socialista estuvieron por encima de otras materias como la conciliación, el medio ambiente, la salud, la política exterior, el feminismo…. En esos otros temas, Feijóo sí que se esmeró en el poco tiempo que les dedicó en dejar claro que ni niega la violencia machista ni el cambio climático, pero, eso sí, con críticas a la ley del solo sí es sí o defendiendo que la «transición ecológica no se haga de espaldas a la sociedad y al tejido productivo».

La conciliación, la política exterior, el medio ambiente o la vivienda fueron, de hecho, los temas que menor acogida tuvieron entre la bancada popular, atendiendo a la cantidad de aplausos por palabra que cosechó el candidato conforme avanzaba en su discurso. Le costó más de 165 palabras arrancar una ovación al tratar cada uno de estos asuntos. Mientras hablaba de la cuestión catalana hubo 57 aplausos (uno por cada 92 palabras), pero la mejor media es la del breve bloque de salud (con una ovación por cada 59 palabras).

El candidato leyó gran parte del discurso tal y como presumiblemente se indicaba en el texto que consultaba entre sus manos, un texto adelantado por el partido en los minutos previos del acto. No obstante, hubo algunos pequeños cambios de última hora, varió algunas de las frases e incluyó en el momento chascarrillos, alguno al hilo de las quejas por parte de la bancada socialista que arrancaron fervientes aplausos entre los populares.

De hecho, el candidato, en muchos de los bloques pero particularmente al final de su intervención, intercaló referencias a su hipotético Gobierno como solución a esos desafíos y sacó pecho de su personalidad, a la que contrapuso la de Sánchez. «Soy un presidente de fiar», dijo como respuesta al abanico de problemas que planteó en los poco más de 100 minutos que estuvo en el estrado.

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