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La puerta de los Leones del Congreso de los Diputados no se abría para inaugurar una legislatura desde noviembre de 2016. Habían pasado muchas cosas inéditas durante los últimos cuatro años: una moción de censura, una declaración unilateral de independencia en Cataluña o la ... llegada al poder del primer Gobierno de coalición desde el regreso de la democracia a España. Este lunes se volvieron a abrir, engalanadas y bajo un sol primaveral impropio de enero, porque tocaba poner en marcha a un nuevo tiempo político. El Rey Felipe VI llegaba sonriente en un coche escoltado por miembros de la Guardia Real a Caballo, se bajó al principio de la Carrera de San Jerónimo e incluso se le pudo ver soltando una carcajada al saludar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Le acompañaban doña Letizia, que mantuvo un gesto serio durante todo el acto, y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, en su quinta visita al Congreso desde 2014 -entre ellas están las de su proclamación como monarca de su padre ese mismo año y la apertura solemne de la XII legislatura en 2016-.
Antes de saludar a las presidentas del Congreso y de Senado, Meritxell Batet y Pilar Llop, respectivamente, y a los miembros de las Mesas de ambas cámaras, Felipe VI pasó revista a los representantes de los tres ejércitos y la Guardia Civil.
Apertura de las XIV Legislatura
María Eugenia Alonso
Ya dentro del hemiciclo, en el que los monarcas ocuparon los puestos de honor, reservados a la presidenta del Congreso, se produjo el primer detalle curioso de la jornada. Los ministros de Unidas Podemos -incluido Alberto Garzón- aplaudieron la llegada de Felipe VI, pero no gran parte de los diputados de la formación, como tampoco los del PNV. Un hecho que ejemplificaría a la perfección en cualquier manual de política la diferencia entre formar parte de un Gobierno y seguir siendo leal únicamente al partido.
Por primera vez se pudo ver a Pablo Iglesias ocupando uno de los escaños azules de la Cámara baja, que corresponden a los miembros del Ejecutivo, esta vez en calidad de vicepresdiente. Se sentó junto a las vicepresidentas Carmen Calvo y Nadia Calviño. También a Irene Montero, ministra de Igualdad; Alberto Garzón, ministro de Consumo; Yolanda Díaz, titular de Trabajo; y Manuel Castells, de Universidades. El que no pudo ocupar su puesto fue el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, que sigue esperando a que se ejecuten las obras de adaptabilidad en el hemicíclo. Mientras tanto, sigue en el círculo central, junto a las tipógrafas. «Bienvenidos a esta sesión conjuta de las Cortes Generales», pronunció Batet, como si de un gran espéctaculo se tratase.
La gran ausencia del día fueron la de los 30 diputados de JxCat, ERC, Bildu y BNG, que una hora antes habían leído un manifiesto en el que no otorgaban «legitimidad» al Rey, que en su discurso solemne de apertura de las Cortes no hizo referencia al hecho, aunque sí agradeció con sinceridad las palabras «generosas y amables» de Batet. «Hoy será sin duda un día para recordar en la memoria», dijo el monarca, que luego dejó claro su deseo de que «España no puede ser de unos contra otros».
Para Felipe VI es la segunda ocasión en la que encabeza un acto de este tipo en sus cinco años y medio de reinado -la última vez con Mariano Rajoy al frente del Ejecutivo-, en los cuales se han ido sucediendo cinco legislaturas, dos de ellas fallidas.
La sesión se cerró con una larga ovación de varios minutos y algunos vívas al «Rey», a «España» y a la «Constitución» desde las tribunas de la zona alta. Cuatro años convulsos despúes, quedaba inaugurada la Legislatura.
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