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En 2007 se produjo el primero, luego vinieron el segundo, el tercero... Y, de algún modo, se oficializó. La Fundación Zagatka pagó durante once años vuelos privados a don Juan Carlos. «Supongo que quería volar con discreción, por una cuestión de privacidad y de protección ... de su intimidad», aseguraron a este periódico en noviembre pasado fuentes del entorno de Álvaro de Orleans-Borbón, primo lejano del rey emérito y a quien Corinna Larsen señaló como testaferro del monarca en la conversación con el comisario Villarejo que destapó la caja de los truenos. Ahora, el que fuera jefe del Estado durante 39 años ha presentado una nueva regularización ante Hacienda por los ocho millones de euros que recibió por estos viajes privados para esquivar una denuncia por delito fiscal.
En concreto, Juan Carlos I ha abonado ante la Agencia Tributaria más de cuatro millones de euros, según avanzó ayer 'El País' y confirmó este periódico. De esta forma el padre de Felipe VI admite de nuevo, como ya hizo en diciembre, cuando regularizó cerca de 680.000 euros por las donaciones que le hizo el empresario mexicano Allen Sanginés-Krause, un incremento patrimonial no justificado. Tanto estos regalos como los vuelos pagados por Zagatka son operaciones posteriores a su abdicación en junio de 2014, por lo tanto, se llevaron a cabo cuando don Juan Carlos no gozaba ya de protección jurídica por su cargo.
La Fundación Zagatka se constituyó en Liechtenstein en octubre de 2003 para gestionar a nivel administrativo y financiero una parte del patrimonio de Álvaro de Orleans-Borbón y para materializar, según explican fuentes de su entorno, «su ayuda a la Casa Real española, como parte del legado transmitido por su padre y su abuelo, específicamente a don Juan Carlos, rey en el momento de la creación de la misma».
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De ahí que este noble, de 73 años e ingeniero de profesión, incluyese como beneficiario –tras su hijo Andrés– al propio Juan Carlos I y a sus hijos Felipe, Elena y Cristina.
Fue en marzo del año pasado cuando Felipe VI tuvo conocimiento de que era uno de los beneficiarios de la Fundación Zagatka, aún hoy activa. Aquello fue el detonante del duro comunicado que emitió la Zarzuela entonces, en el que el Rey se desvinculó públicamente de cualquier actividad de su padre, renunciando a la herencia que podría corresponderle y retirándole la asignación anual de casi 200.000 euros.
Fue también un toque de atención para Orleans-Borbón. El promotor de la fundación «decidió modificar el reglamento anterior tras la declaración de Felipe VI manifestando su deseo de no figurar como beneficiario de la Fundación Zagatka. Todos los beneficiarios que forman parte de la Casa Real española han sido eliminados del mismo», confirmaron fuentes cercanas al primo lejano del rey emérito.
Desde el entorno de Orleans insistieron además en que este no era testaferro de don Juan Carlos y rechazaron que la Fundación Zagatka sea una sociedad pantalla o una sociedad instrumental presuntamente ilícita. «Es tajantemente falso», señalaron, aunque en octubre de 2018 la Fiscalía suiza interrogase al primo del emérito ante las sospechas de que la fundación hubiera servido para blanquear capitales.
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