Sánchez se someterá a la votación definitiva de su investidura el 7 de enero

El anuncio de los días elegidos -comunicado esta misma mañana por la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, a todos los grupos parlamentarios- llega después de que Sánchez hiciera públicos ayer tanto el programa pactado con quien será su socio en el primer Ejecutivo de coalición de la democracia, Pablo Iglesias, como el acuerdo que le garantiza el 'sí' de los seis diputados del PNV y en el que, entre otras cosas, los socialistas se comprometen a impulsar «las reformas necesarias para adecuar la estructura del Estado al reconocimiento de las identidades territoriales (...)atendiendo a los sentimientos nacionales de pertenencia».

Noticia Relacionada

Ábalos: «El que quiera vacaciones puede dedicarse a otras actividades»

agencias

Lo que aún falta es el 'sí' formal de ERC a una abstención que el PSOE ha estado negociando durante cerca de mes y medio y que resulta imprescindible para que Sánchez supere con éxito el trámite del lunes, pero los socialistas confían en obtenerlo. La dirección de la formación secesionista convocó ayer para la tarde del jueves a las 17:00 a su Consell Nacional, el órgano que debe decir la última palabra, pero ya se mostró partidaria de allanar el camino a los socialistas y Unidas Podemos y sería una sorpresa que no obtuviera el respaldo de sus 'notables'.

Los detalles del acuerdo suscrito con Esquerra permanecen ocultos, pero lo que sí ha trascendido ya es que para lograrlo el secretario general del PSOE ha enterrado algunas de sus principales promesas electorales, como la recuperación del delito de convocatoria de referendos ilegales, y ha dado la vuelta como un calcetín al discurso que desplegó en campaña contra el independentismo. La formación de Oriol Junqueras ha arrancado a los socialistas cesiones argumentales (ya no habla de un «problema de convivencia» en Cataluña sino de un «conflicto político») y materiales: habrá una mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat para hablar del estatus político de la comunidad autónoma, a pesar de que Sánchez se pasó meses defendiendo que antes de nada eran los independentistas los que se tenían que sentar a hablar con los catalanes que no pensaban como ellos.