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Pedro Sánchez mantuvo este miércoles su intención de explorar entre el jueves y el viernes las opciones de pacto con las fuerzas políticas representadas en el Congreso, aunque la cita con Pablo Casado, la más trascendente por tratarse del líder del principal partido de ... la oposición, quedó aplazada. Posiblemente, hasta la próxima semana. Los populares, molestos con el Ejecutivo por anunciar, sin consulta previa, que el encuentro bilateral se produciría el jueves, alegaron problemas de agenda para excusar su asistencia a la ronda de contactos en el día establecido por el Gobierno. Algo más que una cuestión de calendario que augura serias dificultades al acuerdo de «reconstrucción» que pretenden en la Moncloa para mitigar los efectos sociales y económicos de la epidemia del coronavirus.
La búsqueda de una fecha para la videoconferencia dejó entrever la distancia entre el Ejecutivo y los populares. Según el comunicado que hizo público el PP, este miércoles se intentaba fijar la cita para principios de la semana que viene. Desde la Moncloa, sin embargo, a media tarde replicaron con la «disposición» del jefe del Ejecutivo a contactar con Casado el jueves, el viernes o el sábado. «Cuanto antes». «Consideramos que en este momento –trasladó el Gobierno–, mientras libramos unidos la lucha para vencer el virus, no hay nada más importante que estos encuentros para la reconstrucción».
No parece que una atmósfera de desconfianza sea la más propicia para que fructifique el consenso. Y ninguno de los gestos registrados en las últimas horas apunta a que haya bases sólidas para que Gobierno y PP puedan construir un acuerdo. Sobre todo, uno de las características del que ha esbozado el Ejecutivo, que toma como referencia los Pactos de la Moncloa de 1977, aun no habiendo concreción sobre el contenido.
Si la sesión de control en el Congreso podía servir a Sánchez de termómetro, el PP dejó claro que no sólo pone en duda la voluntad negociadora del Gobierno, sino que no concede credibilidad al jefe del Ejecutivo. «Los acuerdos se basan en la confianza y de usted ya no se fía nadie», espetó Casado al presidente.
Los populares cuentan como agravios la falta de una comunicación fluida, más allá de las llamadas de Sánchez para abordar la prórroga del estado de alarma, y el tono con el que la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, se dirigió a Casado el jueves, en el último pleno del Congreso para ampliar el plazo de las restricciones. Una intervención en la que la dirigente socialista reprochó al PP haberse comportado de manera desleal.
Sin embargo, la reticencia de los populares a esa posible reedición de los Pactos de la Moncloa quedó de manifiesto días atrás. Ya el 6 de abril Casado llegó a advertir del peligro de que conllevara «un cambio de régimen encubierto». Y este miércoles, enmarcó el acuerdo que plantea el Gobierno en un intento de Sánchez de afianzarse en el poder: «No nos venda su teatro de guiñoles en el que usted no sabe ni el guion ni los personajes, sólo sabe que para cuando caiga el telón tenemos que ser todos responsables de sus errores».
En la formación conservadora hace días que plantean esa reflexión. Advierten de que el Gobierno busca socializar la responsabilidad de la gestión de la crisis con un pacto que implique a todos los partidos y que, en consecuencia, facilite la continuidad de Sánchez en la Moncloa. En todo caso, en las filas conservadoras también hay dirigentes que avisan de que el partido no puede desmarcarse de una propuesta de consenso. Menos en el actual contexto.
La contraoferta de Casado pasó este miércoles por plantear acuerdos alternativos. No tanto uno amplio de «reconstrucción», que es como lo define el Gobierno, sino pactos puntuales en foros ya existentes en las Cortes. La Comisión General de Comunidades Autonómas en el Senado, la Conferencia de Presidentes o los órganos parlamentarios para abordar las cuestiones de educación o pensiones son, a juicio del líder del PP, apropiados para empezar a tejer lazos.
Sánchez, mientras tanto, volvió a apelar a la «unidad» para hacer frente a la emergencia y reclamó al PP un cambio de enfoque. «Ojalá una nueva forma de hacer política traiga consigo el interés general antes que el interés partidario».
Los populares, que durante la sesión reprocharon al Gobierno la magnitud de la cifra de fallecidos por coronavirus, no llegaron, en todo caso, a dar por rotos los puentes.
Vox, sin embargo, rehusó de nuevo una conversación con el jefe del Ejecutivo y confirmó que no participará en la ronda para sondear un acuerdo nacional. «He rechazado la llamada porque no es el momento de la propaganda», sostuvo el presidente de la formación. Santiago Abascal exigió, además, el cese de Pablo Iglesias por ser, a su juicio, «una amenaza para la unidad y la convivencia», y añadió que hasta que esa circunstancia no se produzca, los suyos sólo se dirigirán al Gobierno desde la tribuna del Congreso.
La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que el martes ya envió a la Moncloa un documento para concretar el contenido de los pactos, sí atenderá este jueves a Sánchez. La videoconferencia se ha fijado a las 13:00 horas. Desde el principio ha sido una de las principales defensoras de articular un acuerdo amplio para la reconstrucción tras la epidemia.
M. E. A.
Las fisuras en el bloque de la investidura amenazan el consenso imprescindible para afrontar con garantías la fase de la «reconstrucción» que ya trata de proyectar Pedro Sánchez apelando a unos nuevos Pactos de la Moncloa.La gestión de la crisis del coronavirus ha enfriado las relaciones entre el Gobierno y sus socios. Especialmente, con el PNV, que ha criticado duramente las decisiones unilaterales de Sánchez para hacer frente a la pandemia, sin escuchar a las comunidades.
El apoyo de los nacionalistas en el Congreso, no obstante, no corre peligro pero no parecen querer estar al lado del Ejecutivo para tejer futuros acuerdos para la reconstrucción económica y social del país. El portavoz parlamentario del PNV, Aitor Esteban, se reunirá mañana con Sánchez por videoconferencia pero ya avanzó que «ahora no tocan los juegos políticos». El diputado vasco considera que la clave son los próximos Presupuestos ya que, de no prosperar, desembocarán en una «crisis gubernamental» que podría traducirse en elecciones.
No son los únicos socios que no ven clara la idea. Ni Esquerra Republicana, ni EH Bildu, quieren oír hablar de unos Pactos de la Moncloa. Así se lo trasladarán en sus respectivos encuentros con el presidente del Gobierno este viernes. «ERC no participará de esto, no sólo para no nos dejen como en 1977, sino porque nunca contribuiremos a blanquear este régimen», señalan los republicanos.
Tampoco está por la labor el BNG, que recuerda que la formación nacionalista no firmó aquellos pactos que implicaron «recortes» para los trabajadores y límites a las demandas de autodeterminación. El bloque gallego asistirá este jueves a la cita telemática con Sánchez junto al resto de miembros del Grupo Plural.
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