c. cuerdo / a. azpiroz
Sevilla / Madrid
Viernes, 25 de octubre 2019, 12:29
La exhumación de Francisco Franco del Valle de los Caídos ha abierto el camino a que varios de sus generales corran la misma suerte. Las sepulturas de Gonzalo Queipo de Llano, José Morcadó y Jaime Milans del Bosch pueden seguir sus pasos. El que ... tiene más papeletas para cambiar de morada mortuoria es Queipo de Llano. El conocido como 'virrey de Andalucía', un criminal de guerra para sus detractores, yace desde su fallecimiento en 1951 en la Basílica de la Macarena de Sevilla, cuya construcción impulsó el propio general, autor de una brutal represión que se cobró más de 12.000 vidas en la provincia y cerca de 50.000 en toda la comunidad, dejando para la posteridad además discursos radiofónicos en los que arengaba a los soldados a violar a las mujeres republicanas para demostrarles lo que era «un hombre de verdad».
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Su exhumación es un asunto que viene de largo, aunque los sucesivos gobiernos socialistas andaluces nunca llegaron a dar el paso. Este viernes, Susana Díaz, hoy jefa de la oposición en el Parlamento andaluz, fue tajante: «El siguiente tiene que ser Queipo de Llano». La líder de Podemos en esta comunidad autónoma, Teresa Rodríguez, se sumó a la reclamación. «Hay que sacar al fascismo de las sepulturas», dijo la dirigente anticapitalista en referencia al general. Para el domingo, una asociación memorialista ha convocado una concentración ante la basílica de la Macarena para reclamar que salgan los restos del militar. Bajo el lema 'Y ahora, Queipo', los convocantes animan a acudir con un pañuelo negro.
Desde 2009, y en cumplimiento de la Ley de Memoria histórica, se han ido eliminando de la tumba las referencias a la dictadura, al alzamiento o a sus cargos militares, y la Hermandad de la Macarena insiste en que en estos momentos el general está enterrado en la basílica en calidad de hermano mayor honorario, en agradecimiento a ese esfuerzo para que el templo saliera adelante.
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Su presencia, sin embargo, incumple la Ley Andaluza de Memoria Histórica, y de hecho el Ayuntamiento ya aprobó una moción en la que instaba a exhumar los restos. «La Hermandad estará siempre dispuesta» a cumplir la ley «cuando se reglamente qué hacer», aseguró este viernes el hermano mayor de la hermandad, José Antonio Fernández. Mientras tanto, «no hay ninguna obligación de sacar los restos». La norma se aprobó en 2017, pero el decreto que desarrolla los símbolos y actos contrarios a la misma aún está en revisión en el Consejo Consultivo. No parece, en cualquier caso, que el general franquista vaya a ser trasladado a otro lugar en un futuro próximo. Ni el PP ni Ciudadanos, socios del Gobierno andaluz, tienen intención de mover ficha. Ni Vox se lo permitiría.
Este mismo jueves, mientras los operarios levantaban la losa de 1.500 kilos de la tumba del dictador, Unidas Podemos anunció que presentará una iniciativa tanto en el Congreso como en el Ayuntamiento de Toledo para que se trasladen los cuerpos de los generales Jaime Milans del Bosch, golpista del 23-F, y de José Moscardó, jefe de la Casa Militar de Franco, que están enterrados en la mole que se levanta en medio de la capital castellano-manchega, el edificio propiedad de Defensa. Los dos recibieron sepultura allí por haber participado en la defensa de la fortificación durante el asedio de dos meses de las tropas republicanas. Moscardó era el comandante de la guarnición y Milans era un novato alumno de la Academia de Infantería sita en Toledo que se sumó a la defensa.
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Hay dos generales franquistas cuya exhumación se adelantó a la de Franco. El Ayuntamiento de Pamplona, entonces gobernado por EH Bildu, ordenó en 2016 sacar los restos de Emilio Mola y de José Sanjurjo del Monumento a los Caídos de Pamplona. Los del primero fueron incinerados por sus familiares mientras que los de segundo fueron trasladados al Panteón del Regimiento de Regulares de Melilla.
El problema llegó cuando un juez de la capital navarra estimó un recurso de los descendientes de Sanjurjo y ordenó que el general golpista fuera llevado de nuevo al Monumento a los Caídos. Finalmente, el Tribunal Superior de Justicia de Navarra revocó la sentencia y la tumba permanece a día de hoy en Melilla.
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M. E. A. | Madrid
El Valle de los Caídos reabrirá sus puertas la próxima semana una vez acabadas las obras de reacondicionamiento. Y lo hará con el cartel de entradas agotadas hasta el 1 de noviembre. Aunque aún no hay fecha oficial para la reapertura, la página web de Patrimonio Nacional, del que depende el monumento, agotó este viernes en unas horas todas las visitas previstas para los próximos días. Los gestores del Valle confirmaron que, en todo caso, la opción de la venta física en taquilla sigue estando habilitada.
En la basílica, los operarios continúan realizando los trabajos para dejar el interior en perfectas condiciones y los monjes aún tienen restringido el acceso al complejo, que cerró sus puertas el pasado 18 de octubre para comenzar a preparar los trabajos para la exhumación de Francisco Franco.
Las visitas al Valle de los Caídos se han multiplicado desde que en junio de 2018 el Gobierno de Pedro Sánchez anunciase su intención de desenterrar los restos del que fuera jefe del Estado durante cuatro décadas. En los últimos nueve meses, el conjunto monumental recibió 378.875 visitantes, lo que supone un aumento del 33,75% respecto a 2017, cuando acudieron 283.277 personas. Sólo en septiembre, ante la expectación generada por la inminente exhumación de Francisco Franco, la cifra de visitas superó las 30.000.
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