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DAVID GUADILLA
Sábado, 4 de enero 2020, 11:49
Pedro Sánchez se ha esforzado durante los alrededor de cien minutos que ha durado su intervención inicial, sobre todo, en dos objetivos. El primero, rechazar que los acuerdos que ha firmado con los nacionalistas, especialmente con ERC, supongan un riesgo para la unidad de España ... y superen el actual marco jurídico, tal y como denuncian el PP, Vox y Ciudadanos. El otro, recalcar que el Gobierno de coalición que aspira a presidir tiene un profundo componente social. Ha sido ahí donde ha desgranado toda una cascada de medidas.
«No se va a romper ni España ni la Constitución, sino el bloqueo democráticamente elegido por los españoles». Con esta frase ha arrancado Sánchez su intervención en lo que ha supuesto toda una declaración de intenciones. Antes los ataques de las principales fuerzas de la oposición, el líder del PSOE ha defendido el papel de una España «formada por compatriotas» y ha recalcado que «se equivocan quienes ponen en duda el compromiso de la izquierda con España». Sánchez ha apostado por «admitir la pluralidad» de España, ha asegurado que el Ejecutivo que aspira a dirigir representa a un «país que avanza y trasciende sus diferencias» y que «quiere superar las tensiones territoriales». En este sentido, ha recordado que la estructura del Estado genera un «modelo complejo», pero que también es una «señal de diversidad».
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Sánchez ha subido al estrado consciente de que la situación de Cataluña es clave. Y le ha dedicado buena parte de su discurso. El líder socialista ha insistido en varias ocasiones que es el momento de «superar el conflicto político que desde hace tiempo enturbia» la política española. El candidato presidencial ha señalado que «es evidente que no hay una sola forma de sentir», que los «sentimientos no se pueden imponer a la fuerza». Ha resaltado que en Cataluña hay una enorme diversidad de opiniones y que hay que «retomar el diálogo y volver al punto en el que se empezaron a acumular los agravios». Sánchez ha asegurado que su Gobierno actuará con «paciencia y constancia», que hay que «reconocer las razones de los otros» y «dejar atrás la judicialización del conflicto» por «el dolor causado». Para intentar frenar las críticas, ha recalcado que todos los movimientos que se den serán «dentro de la Constitución» y que «las heridas territoriales» no se pueden convertir «en algo crónico» para las «futuras generaciones». Ha afirmado que el actual modelo autonómico ha permitido el desarrollo de las «identidades nacionales» y a las 10.43, cuando estaba a punto de zanjar su intervención, ha hecho oficial su apuesta por crear una mesa de diálogo «bilateral» entre el Gobierno central y el catalán. Un anuncio que ha sido recibido con aplausos por la bancada republicana.
Pedro Sánchez ha puesto en valor en numerosas ocasiones el pacto suscrito con Unidas Podemos. De hecho, se ha esforzado en pasar página sobre lo que ocurrió el pasado verano, cuando ni él ni Pablo Iglesias fueron capaces de alcanzar un acuerdo de coalición. Los guiños a la alianza morada han sido constantes. Sin embargo, no ha habido ni una sola alusión al papel de ERC. Quizás consciente de que se trata de una cuestión cargada de aristas, el líder del PSOE ha optado por no mencionar el papel clave de Esquerra. Lo único que ha hecho Sánchez es alabar la actuación de «aquellas fuerzas», en genérico, que han apostado por apoyar un gobierno de «progreso», frente a la derecha y «algunos nacionalismos» que lo rechazan. Una clara referencia a JxCat.
Sánchez no ha ofrecido grandes novedades. Lo que ha hecho es desgranar parte del programa pactado con Unidas Podemos. Eso sí, ha intentado trasladar el mensaje de que las medidas que se adoptarán no supondrán un riesgo para el equilibrio presupuestario. Ha confirmado que se derogará gran parte de la reforma laboral de 2012, que se elaborará un nuevo Estatuto de los Trabajadores y del becario, que al final de la legislatura el salario mínimo será el 60% del salario medio y toda una batería de propuestas sanitarias, educativas y de memoria histórica. ¿Y como se pagarán? Según Sánchez, con un modelo fiscal progresivo y de «justicia social» que se «modernizará». A eso habrá que añadir un plan para combatir el fraude fiscal.
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Pedro Sánchez también ha anunciado medidas con una profunda carga simbólica al referirse a la Iglesia. En este sentido, ha anunciado que el Gobierno realizará las modificaciones legislativas oportunas para facilitar la recuperación de los bienes que hayan sido inmatriculados (inscritos en el registro de la propiedad) indebidamente por la Iglesia. «En un Estado aconfesional no tiene sentido que ninguna confesión se sitúe por encima de la Ley ni disfrute de privilegios que hieren el principio de legalidad y el principio de igualdad».
El Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos declarará el 31 de octubre como día de recuerdo para todas las víctimas del franquismo y el 8 de mayo día de reconocimiento a las víctimas del exilio y tratará de recuperar «lo antes posible» el pazo de Meirás para el patrimonio público. Sánchez ha destacado su intención de proseguir el «camino de reparación» iniciado con el traslado de los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos al cementerio de El Pardo- Mingorrubio. «Aunque hubo personas que se sintieron molestas, esa acción no se dirigía contra nadie y se desarrolló dentro del respeto que merece cualquier ser humano, incluso aquellos que han vulnerado sistemáticamente los derechos humanos», ha afirmado.
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