Aragonès, Borràs e Illa fijan sus líneas rojas en los pactos postelectorales

Muchas incógnitas, pero alguna certeza. El candidato del PSC, Salvador Illa, blanco de buena parte de los dardos, ha abierto fuego, lanzando una promesa. Si gana las elecciones, se presentará a la investidura de presidente de la Generalitat. Marca de esta forma distancias respecto a Inés Arrimadas, que hace cuatro años ganó los comicios, pero no quiso someterse a la votación de investidura para no salir derrotada. Illa ha asegurado además que «no pactará» ni con Esquerra ni con los independentistas.

El candidato de ERC, Pere Aragonès, por su parte, ha abogado por un gobierno de frente amplio, integrado por Esquerra, Junts, CUP, comunes y el PDeCAT, las cinco formaciones que defienden la autodeterminación y la amnistía de los presos. Aragonès ha presionado a Illa para que se comprometa a no pactar «ni por activa ni por pasiva» con la extrema derecha.

Según la aspirante de Junts, Laura Borràs, lo que ayer se vivió en el Congreso, en que el Gobierno sacó adelante el decreto de los fondos de la UE con los votos de Vox, es la «avanzadilla» de lo que puede pasar en Cataluña. «Ustedes dan las gracias la extrema derecha para proteger a España», ha reprochado Borràs a los sociaistas. Junts, según ha señalado, apuesta por un Govern «nítidamente» independentista, y critica a los republicanos que cuenten con los comunes, que no lo son, pues de esa forma no se puede avanzar hacia la independencia. La apuesta de su formación es formar «un Govern fuerte», que ambicione la independencia y que culmine el mandato del 1-O. Los comunes, mientras, han rechazado, la oferta de ERC, pues según la candidata Jéssica Albiach, no pueden compartir gobierno con una formación, como Junts, que tiene en sus listas dirigentes que se refieren a una parte de los catalanes como «colonos». Los comunes apuestan por un tripartito de izquierdas, pero esta fórmula la rechazan tanto ERC como el PSC, aunque los republicanos no la han rechazado expresamente en el debate.

La CUP también ha rechazado la oferta de Aragonès de entrar a su gobierno si es para seguir haciendo autonomismo y para seguir haciendo lo mismo que hasta ahora, en que a su juicio no se avanza ni en la autodeterminación ni en revertir la amnistía. Ciudadanos y el PP han dado por hecho que el PSC pactará con ERC. En campaña siempre dicen que no lo harán y lo acaban haciendo, han apuntado las dos formaciones del centro derecha. Vox dijo días atrás que estaba dispuesto a ofrecer sus diputados para favorecer una investidura de Illa, pero esta mañana Ignacio Garriga lo ha evitado. Garriga ha cargado con dureza contra el exministro de Sanidad, al que ha acusado de ser «responsable» de la muerte de muchos españoles como consecuencia del coronavirus.

Al margen de la política de pactos, el debate ha vuelto a escenificar una especie de 'todos contra Illa', situando al dirigente socialista como el rival a batir, a pesar de que la encuesta del CEO conocida esta mañana le coloca en tercera posición, tras ERC y Junts. Aragonès y Borràs han recriminado al candidato del PSC la gestión de la pandemia al frente del Ministerio de Sanidad. «Usted ha liderado la peor gestión del Covid en Europa«, ha asegurado Borràs. Aragonès le ha acusado de querer convertir el Palau de la Generalitat en una habitación de la Moncloa, de proteger la monarquía, impulsar el 155 y de acudir a las manifestaciones de SCC. De aquí a cuatro años estará como Ciudadanos, le ha advertido. Aragonès ha arranca su primera intervención en el debate asegurando que son unas elecciones que no deberían realizarse este próximo 14 de febrero, en plena crisis sanitaria.

Illa se ha defendido en la gestión de la pandemia. «En línea con la de otros países, ni mejor ni peor», ha dicho. Su primer objetivo si llega a gobernar es asegurar las vacunas. «Me gustaría que hiciéramos un esfuerzo para no buscar excusas de mal pagador. JxCat y ERC han gobernado 10 años, no todo es culpa de los otros», ha señalado. Su apuesta es buscar el voto del electorado que quiere pasar página a 10 años del 'procés'. Reactivación económica y agenda del reencuentro son sus recetas.