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Juan Roig Valor
Miércoles, 21 de septiembre 2022, 23:03
Más que la postal de la costa levantina, una de las imágenes recurrentes este verano ha sido la de un vehículo averiado en el arcén de la carretera, esperando a que llegase la grúa bajo el inclemente sol estival.
Según la DGT, en julio y ... agosto se han producido 93,4 millones de desplazamientos de larga distancia —45,3 y 48,1 millones, respectivamente—, un incremento del 2,4% con respecto al mismo periodo de 2019, el último año que no se vio afectado por las restricciones a la movilidad. Dado que en el verano de 2022 el precio del combustible se había duplicado con respecto a 2021, volar en avión se había vuelto casi prohibitivo. Esto, después de dos años de limitaciones, disparó el turismo de residentes y mandó a los españoles a las autovías.
Lamentablemente, 2022 también ha sido el verano con más número de averías, con un aumento de la asistencia en carretera del 11%, lo que constituye el mayor dato de los últimos cinco años según la aseguradora
Axa. La causa principal han sido problemas con los neumáticos, que han aumentado sus incidencias en un 26% frente a 2019. En lo que respecta a los reventones, una de las situaciones más dramáticas y peligrosas —especialmente cuando se lleva el coche cargado, como suele ocurrir en las vacaciones—, se han duplicado, con un 97% más que hace tres años.
Si no se ha sufrido un accidente, un reventón es, en un coche moderno, una avería incapacitante. Hace una década, si se pinchaba una rueda, se podía reanudar la marcha en media hora. Hoy, es una visita obligada al taller, dado que ya no se incluyen ruedas de repuesto en los vehículos modernos. Esto se debe a la necesidad de los fabricantes de reducir el peso de sus vehículos para cumplir con un normativa de emisiones cada vez más agresivas.
«Y si esto ocurre en un sábado, te puede quitar cuatro días de vacaciones», afirma Antonio Rubio, gerente de Grúas del Sur, que opera en Málaga, una de las provincias con más tráfico este verano. «Los talleres cada vez tienen menos neumáticos en su inventario y tienen que pedirlos a un almacén. Mientras tanto, las aseguradoras te tienen que dar un alojamiento, pero buena suerte encontrando un hotel en Málaga en agosto...»
Esto en el supuesto de que se trate únicamente de una avería y no de un accidente mortal. 2022 también ha saldado el peor verano de los últimos tres años, con 225 personas que perdieron su vida en las carreteras.
Según el director corporativo de Ganvam —la asociación española que engloba a distribuidores y talleres—, Jaime Barea, «cuanto más antiguo es el coche, menos visita el taller. Cuando el vehículo cumple 10 años, las visitas se reducen a la mitad, y cuando tiene más de 15, lo hace una vez cada dos años». En lo que va de año, se han vendido 1,2 millones de vehículos de ocasión. De estos, 459.589 tenían más de 15 años, y 277.954, entre 10 y 15. En lo que respecta a los más antiguos, se trata de un incremento del 9,4%, acentuado por dos factores: la falta de inventario en los concesionarios, provocada por la escasez de semiconductores; y la pérdida de poder adquisitivo por parte de la población española, que aboca al comprador a los modelos más económicos, aunque tengan gastos ocultos.
El parque móvil español tenía en 2020, según la asociación europea de fabricantes (ACEA), 13,1 años de antigüedad, 2,3 más que la media continental. Anfac, la asociación española, ofrece un dato más actualizado, con 13,8 años de media. Esto sitúa a nuestro país en duodécima posición, aunque si se tiene en cuenta el tamaño del parque, está encabezando el 'top 5', con más años que Alemania, Italia, Reino Unido o Francia.
La antigüedad de una flota automovilística es inversamente proporcional a
la renta per cápita de su país. En Luxemburgo, cuyos coches tienen de media 6,7 años, el PIB per cápita es de 115.873 dólares anuales. En Lituania, donde el parque tiene 17 años, la renta anual es de 19.997 dólares.
Cuando las rentas son bajas, el mantenimiento de los coches deja de ser una prioridad. La Dirección General de Tráfico, el sentido común y todas las asociaciones de talleres, de asistencia en carretera y de aseguradoras insisten en revisar el vehículo antes de irse de vacaciones, pero no todos pueden afrontar un coste de 500 euros, a menudo imprevisto, cuando arranca el verano. Como mucho, revisar la presión de los neumáticos y el nivel de aceite antes de emprender la marcha hacia la playa...
La asistencia a la ITV también se ha resentido. Según datos de AECA, el absentismo en los centros de examen ronda el 40%, 13 puntos por encima de los registrados en 2019.
A la falta de hábito mecánico se le suma uno de los factores de mayor riesgo para los elementos de caucho y goma de los vehículos: el calor.
El calor es peligroso para los vehículos dado que aumenta el desgaste del caucho —las ruedas se deterioran un 25% más rápido en verano— y afecta a las juntas tóricas, responsables de mantener a los fluidos dentro de sus conductos. Según Toni Milla, gerente de Asistencia Torrejón Milla 365, «de las 1.412 operaciones realizadas entre julio y agosto, la gran mayoría fueron recalentamientos provocados por tener bajo el refrigerante». La directiva afirma que los talleres han estado llenos este verano, con problemas de capacidad.
«Son averías que son una tontería», afirma Pepe Robayna, presidente de la
asociación de talleres de Canarias. «Una arandela de goma no cuesta nada, pero puede impedir un problema mucho más complicado». El veterano mecánico también señala la influencia de la temperatura en los filtros, otro elemento de fallo frecuente: el aire caliente contiene menos oxígeno, por lo que produce una combustión más sucia de lo normal. Esto llena las válvulas EGR de hollín y puede llegar a obstruir los inyectores, provocando pérdidas de potencia y aumentos en el consumo de combustible.
«Gran parte de la culpa la ha tenido el tener los coches parados durante dos años», afirma Robayna. «Los neumáticos se han deformado y los niveles de líquidos se han reducido. Lo ideal es rellenarlo todo cada dos años, pero poca gente sabe cuándo fue la última vez que lo hizo», sentencia.
«De todos los vehículos que están presentes en cualquier incidencia en carretera, las grúas son las únicas que siempre actúan«, declara Antonio Rubio. Sin embargo, es un sector que parece abocado a la concentración en grandes grupos que puedan hacer frente a sus dos principales costes: el de personal cualificado disponible las 24 horas —»tienen que estar bien pagados o se marchan a los competidores«— y el del gasóleo, duplicado con respecto al año pasado.
Las aseguradoras insisten en digitalizar sus servicios para brindar cada vez más inmediatez para sus clientes, con servicios como la geolocalización o aplicaciones móviles que aceleran la tramitación. Sin embargo, esto, para las empresas de asistencia se traduce en una presión adicional: si tardan más de 30 minutos en llegar a prestar servicio en la avería, sus facturación se ve penalizada. Además, en función de la distancia, su bonificación de kilómetros se va reduciendo progresivamente. «Es como si pensaran que a partir de los 100 kilómetros, las grúas consumieran menos diésel», se lamentan.
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