Para Carlos Roa este 22 de diciembre ha sido una locura. El lotero casi no ha tenido tiempo ni de comer pues, pasadas la una de la tarde, los niños de San Ildefonso han cantado el penúltimo quinto premio del sorteo de Navidad. Era el ... número 43831 y una de las series se había vendido en la Administración nº 1 de Miranda de Ebro, que regenta Roa. Se han repartido 60.000 euros, un pellizco sin más ambición pero que, al ser único gran premio de Burgos, ha concentrado todo la atención de la provincia.
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Roa admite que le hace ilusión repartir suerte, sobre todo porque la lotería de Navidad «se estaba resistiendo». La última vez que dieron un premio el 22 de diciembre fue también un quinto, pero por aquel entonces se cobraba en pesetas. Eso sí, Roa ha repartido premios en otros sorteos, en la Lotería Nacional o en la Primitiva. «Lo de gafe ya me lo he quitado», ha asegurado, pues hace tres año sufrieron un incendio en la administración y se quedó ahí la espinita de la mala suerte.
El incendio, ocasionado por un cortocircutio, fue el 20 de diciembre. La Navidad de aquel año (2017) fue bastante caótica, pues siguieron vendiendo lotería pese a que tenían que hacer la reparación (el fuego solo afectó al techo, al quemarse una saca de documentos, pero ni a personas, ni a la lotería ni al resto del local). Meses más tarde, a punto de acabar la obra, repartieron un premio gordo. Después, en Navidad le tocó el turno a otra de las administraciones, que vendió un tercer premio al Orfeón Burgalés. Y en el Niño, un tercer lotero también repartió suerte.
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«En siete meses, las tres administraciones dieron premio», recuerda Carlos Roa, así que el verano de 2019 se vendió mucha lotería. «La pasada Navidad fue la mejor en diez años para los loteros de Burgos«, pero este año la covid-19 ha condicionado las ventas. Así que este premio es importante porque servirá para animar las ventas de cara a la lotería del Niño. «No vamos a vender como en un gran Niño, pero serviará para levantar cabeza», admite, algo que se necesita pues los loteros se juegan en dos meses los ingresos de todo el año.
Los diez décimos del quinto premio corresponden a una serie suelta, una de esas series del «salpicado» que les envían desde Loterías y Apuestas del Estado a las administraciones. En este caso, Roa conoce a uno de los agraciados pues llevó pidiendo expresamente un número que acabase en 31, ya que había sido padre el 31 de agosto, justo cuando se iba a haber celebrado el San Juan del Monte aplazado por la pandemia de la covid-19. «El niño ha venido con un pan debajo del brazo», explica Roa.
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Del resto de los premiados no sabe nada. Uno se ha pasado esta mañana por la administración pero no es cliente habitual y los otros ocho se pueden haber vendido de uno en uno o todos a una misma persona. Lo importante para Carlos Roa es que al menos han podido repartir algo esta Navidad, en la que la suerte le ha sido esquiva a Burgos. Únicamente se han repartido 66.000 euros de un quinto premio (en Miranda y en el Búho de la Suerte de Burgos) y otros 24.000 de dos aproximaciones a segundo y tercer premio (en Lotería Mayte de Aranda y El Gato Negro de Burgos).
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