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Iñigo Gurruchaga
Londres
Viernes, 13 de diciembre 2019, 15:56
Boris Johnson puede decir que su aplastante victoria en la revolución pacífica del 'brexit' emula las gestas de su admirado Winston Churchill en tiempos de guerra. Posee rasgos del héroe británico de la Segunda Guerra Mundial, como la convicción de ser un personaje ... con destino histórico o la capacidad de conectar con un amplio espectro de la sociedad y de provocar el rechazo de otros.
Estudiante de Clásicas en Oxford, ha adornado despachos con un busto de Pericles, patriarca de la democracia y de las artes, pero la personalidad de los hijos de las élites británicas, que son apartados de sus familias a una temprana edad para vivir su educación sentimental en internados masculinos, contiene también la dureza espartana que no gustaba al ateniense.
Su victoria lo catapulta a las páginas futuras de la historia británica, que recordarán que triunfó por defender el deseo democrático de la mayoría y quizás olviden un aspecto menor, la campaña de las últimas semanas, en las que Johnson ha exhibido una concentración intensa, que anotaron cuando el asunto le interesa quienes han trabajado con él y en la que desconfían quienes le juzgan por su apariencia.
Pocos líderes conservadores- en tiempos recientes la salvedad es Margaret Thatcher en las elecciones de 1982 que siguieron a la Guerra de las Malvinas, cuando el izquierdista Michael Foot fue el candidato laborista- han tenido un rival tan inadecuado para ser primer ministro como el septuagenario Jeremy Corbyn, pero Johnson ha representado su papel con disciplina y claridad, aunque encarne a menudo el rol de bufón como evasiva y juego.
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Ander Azpiroz
Iñigo Gurruchaga
Su instinto, reforzado por sus asesores, era que la mitad de los británicos estaban hartos de los obstáculos que un Parlamento dividido levantó para ejecutar la decisión del referéndum de 2016. Si en vísperas de aquella consulta escribió dos artículos para su columna semanal en 'The Daily Telegraph'- uno defendiendo la permanencia y otro la marcha-, el Johnson de tres años después ha ganado por empeño en culminar la primera fase del 'brexit'.
La coalición que le da la llave de Downing Street para los próximos cinco años es una amalgama de ambiciones diversas, que van desde el desmantelamiento del régimen regulatorio heredado de cuatro décadas de pertenencia a la Unión Europea para crear un nuevo Singapur a la exigencia de equilibrio en la economía nacional mediante el fomento de comunidades obreras que se sienten abandonadas.
Sus coetáneos recuerdan que, cuando Johnson se presentó como candidato a la presidencia de la Oxford Union- una sociedad de debate con gran mayoría de estudiantes- amplió su electorado más allá de los hijos de gente rica o noble coqueteando con el partido Liberal y con el socialdemócrata (SDP) que, nacido como una escisión del laborismo de Foot, era popular entre el alumnado de clase media.
Se le reprocha la ambigüedad del camaleón para perseguir sus intereses personales o el cúmulo de mentiras documentadas, pero la personalidad política sin pesado bagaje ideológico le sirvió para arrebatar al laborismo la alcaldía de Londres y renovar después su mandato, y va a ponerse a prueba en su tiempo como jefe de Gobierno en circunstancias complejas para Reino Unido y el mundo en general.
Dos patricios conservadores en el cambio de siglo, Michael Heseltine y Kenneth Clarke, ambos condescendientes con la personalidad política de Johnson pero críticos de su papel en el 'brexit', cerraban un diálogo reciente en la BBC con Clarke quejándose de que «no puede tomárselo todo como una broma». «Tiene que empezar a gobernar», respondía Heseltine con asentimiento de Clarke.
Tras la confirmación de la victoria, Johnson insistió en que gobernará como un conservador de la tradición 'One Nation', defensora del capitalismo liberal y de la cohesión social promovida por el Estado. Heseltine y Clarke fueron portaestandartes de esa corriente, el primero como rival de Margaret Thatcher. Las decisiones que exige no son espuma de campaña y su efecto requiere coherencia sostenida en el tiempo.
La negociación del tratado comercial con la UE tendrá efectos más inmediatos y plantea opciones- sobre el avance hacia una economía con o sin acento en la protección social- que permitirán calibrar la orientación de Johnson y de su partido. Es feliz hoy. Novia, perro, triunfo, aclamación,... y el recuerdo de que Churchill fue más brillante en circunstancias excepcionales que en la aplicada y gris tarea de la gobernación.
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