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anje ribera
Sábado, 19 de marzo 2022, 23:49
Cuando la guerra se acerca al primer mes de su negra historia, Rusia está también a punto de conseguir su primera gran victoria. Uno de sus principales objetivos fue desde el principio convertir a Ucrania en un país interior. Lo logró este sábado en parte, ... 24 días después de que iniciara la invasión. Sus tropas cortaron el acceso al mar de Azov al tomar las instalaciones portuarias de Mariúpol, cerrando el paso desde el sureste del país a esa franja del litoral. Kiev reconoció la derrota, pero recordó que todavía mantiene bajo su control la importante ciudad costera de Odesa, vital para el desarrollo de la contienda y la salida al mar Negro.
«Los invasores han obtenido victorias parciales en el distrito de operaciones de Donetsk, privando a Ucrania temporalmente de acceso al Azov», señalaba el comunicado del ministro de Defensa ucraniano. La primera vez en que se reconocía un éxito en la ofensiva lanzada por Moscú.
Las calles de Mariúpol todavía seguían este sábado por la noche bajo control local, aunque las perspectivas eran pesimistas porque los combates se desarrollaban ya en el centro, según fuentes rusas. «No hay un pequeño pedazo de tierra que no tenga señales de guerra», confirmó el alcalde, Vadym Boychenko. También detalló que el Ejército de Putin había destruido casi por completo la planta metalúrgica de Azovstal, en la misma urbe, una de las más grandes de Europa. «El objetivo de Putin no es desmilitarizar Ucrania, sino desindustrializarla», señaló en este sentido el ministro del Interior, Vadym Denysenko.
La realidad de la contienda sigue imponiéndose a los distintos intentos de diálogo. Mariúpol, enclave estratégico para que el Kremlin conecte la península de Crimea, anexionada en 2014, con la inicialmente prorrusa región del Donbás, parece cerca de claudicar tras un asedio encarnizado de tres semanas con constantes bombardeos. Cerca de 350.000 de sus habitantes permanecen encerrados en sus hogares o en refugios con escasez de alimentos y sin acceso a electricidad o agua corriente. La población está al límite de la supervivencia. Sus autoridades acusan a Rusia de impedir la distribución de ayuda humanitaria.
Lo último de la guerra en Ucrania
mikel ayestaran, enviado especial
pedro ontoso
El 80% de los edificios están destruidos. Entre sus ruinas se libran, según noticias locales, combates cara a cara para frenar a los invasores. Ello impide el rescate de las «cientos de personas» atrapadas en el refugio aéreo instalado en el sótano del teatro, brutalmente bombardeado el miércoles. Los equipos de auxilio solo podrán seguir retirando escombros y ayudando a los supervivientes a salir si se produce una tregua. Pero en las últimas se registró en la zona la presencia de «tanques, bombardeos de artillería y disparos con todo tipo de armas en la zona», comentaron desde el Ayuntamiento, que también alertó sobre la superioridad numérica de las tropas rusas.
El parte de guerra de la jornada contemplaba también la pérdida de «decenas» de vidas en un cuartel militar de Mykolaiv, según informaba el alcalde de la ciudad. «No menos de doscientos soldados dormían en las instalaciones», contó un militar que llegó desde otro puesto cercano. «Se han extraído al menos cincuenta cuerpos, pero no sabemos cuántos quedan bajo los escombros», agregó. Otro uniformado estimó que el balance podría ser de un centenar de fallecidos.
En Novi Petrivski, al norte de Kiev, un bebé de apenas dos años murió en un ataque aéreo, lo que eleva a 112 el número de niños que han perdido la vida desde que comenzó la invasión de Ucrania. Las regiones de Donetsk, Avdiivka, Kramatorsk, Pokrovsk, Novoselydivka, Verkhnotoretske, Krymka y Stepne también habrían sido atacadas por los ocupantes, que han pisado el acelerador de su ofensiva para tratar de compensar los escasos avances sobre el terreno tras veinticuatro días de guerra.
Ahora se opta por una estrategia de desgaste, lo que podría implicar un «uso indiscriminado de su potencia de fuego que incrementará el número de víctimas civiles, la destrucción de infraestructuras y la intensificación de la crisis humanitaria», según un informe de la Inteligencia británica, citada por la cadena BBC. «El Kremlin ha fallado de momento en sus objetivos originales. Ha sido sorprendido por la escala y ferocidad de la resistencia ucraniana», sostiene el documento.
De cualquier manera, el principal objetivo sigue siendo Kiev, a cuyo alrededor se ha iniciado un reagrupamiento de fuerzas para lanzar lo que esperan que sea un asalto definitivo. Pero la capital resiste en sus flancos, donde se han frenado los ataques, como también se ha hecho en las regiones de Sumy y Chernígov. En la zona de Járkov los enfrentamientos son, al parecer, especialmente «intensos», sobre todo cerca de la ciudad de Izium.
Aunque los supuestos avances en las negociaciones han resultado un espejismo, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, sigue envalentonado. Este sábado volvió a instar a Moscú a mantener las rondas con el objetivo «para reducir el daño de sus propios errores» y «restaurar la integridad territorial y la justicia». Dio también datos sobre las evacuaciones. 180.000 civiles se han valido de los corredores humanitarios para abandonar las zonas bélicas. No fue así en Mariúpol, donde la evacuación solo ha funcionado parcialmente, ya que las tropas ocupantes no permitían el paso de autobuses, según la viceprimer ministra, Iryna Vereshchuk.
El mandatario denunció que Rusia dificultaba cualquier labor humanitaria. «Es una táctica absolutamente consciente. Los soldados tienen una orden clara de hacer todo lo posible para que la catástrofe en las ciudades se convierta en un argumento para que los ucranianos cooperen con los ocupantes. Esto es un crimen de guerra y responderán por ello», manifestó según la agencia ucraniana de noticias Interfax.
El Ministerio de Defensa ruso anunció este sábado que había optado por usar por primera vez misiles hipersónicos indetectables por los sistemas de defensa ucranianos. Su objetivo fue un almacén de armas subterráneo de la localidad de Deliatin, en la región occidental de Ivanko-Frankovsk, a solo 100 kilómetros de Rumanía y, por tanto, de la frontera con la OTAN y la Unión Europea.
Esta táctica, que ha elevado la tensión en el conflicto, se ha llevado a cabo con el proyectil 'Kinzhal', que tiene un alcance de más de 2.000 kilómetros y una velocidad diez veces mayor que la del sonido. Una de sus principales características es la capacidad de maniobrar permanentemente durante su trayectoria, lo que dificulta al máximo su interceptación.
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