La UE sale victoriosa del 'brexit'

David Frost, el jefe negociador del Gobierno británico, cree que el acuerdo significa que su país entra en «un tiempo de renovación nacional». El ministro del Gabinete, Michael Gove, con un papel destacado en la negociación y los preparativos del 'brexit', quiere a partir de ahora un Reino Unido y una UE disfrutando de «una relación especial», expresión que caracteriza a menudo la que tiene con Estados Unidos.

Con la excepción probable de Frost, ninguno de ellos habrá tenido aún la oportunidad de leer las 1.255 páginas, en inglés, en las que se despliegan los artículos del acuerdo y los anexos. Se da por hecho que los europarlamentarios no lo ratificarán antes de fin de año. Los embajadores de los Estados miembros ante la UE analizarán manaña los mecanismos provisionales que eviten el vacío legal el 1 de enero, fecha en que ya se estrena la desconexión británica de la UE.

Los euroescépticos radicales del grupo parlamentario conservador en la Cámara de los Comunes de Londres han emitido señales de contento con su contenido y los más estudiosos entre ellos han comenzado a desmenuzar los detalles. El líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, afirmó que Boris Johnson no ha cumplido sus promesas, pero su grupo apoyará lo acordado.

No quedan camioneros en el aeropuerto abandonado de Manston, después de que el despliegue del Servicio Nacional de Salud y el Ejército lograsen ofrecer test a los miles de conductores atrapados tras el cierre de la frontera por el Gobierno francés en la noche del domingo. Las compañías de ferry en el puerto de Dover y el EuroTúnel han operado durante los dos días festivos de la Navidad en Reino Unido.

Quedan camiones en la autopista, que se ha abierto al tráfico en ambas direcciones. En Calais las terminales tuvieron este sábado un tráfico de nivel medio. La primera prueba visible del acuerdo anunciado la Nochebuena será el impacto que los nuevos controles aduaneros tendrá a partir del 1 de enero en el flujo de camiones, y su comparación con el colapso provocado esta semana por el cierre.

Joachim Lang, de la Federación de la Industria Alemana, afirmaba al diario 'Frankfurter Allgemeine' que «un acuerdo es mejor que lo haya, pero significa burocracia adicional y formalidades fronterizas innecesarias». Otros dirigentes empresariales alemanes, en los que siempre confiaron los ''brexit'ers' para ceder a sus pretensiones, por su interés en preservar sus exportaciones, describían el anuncio como un alivio que no incita a ninguna celebración.

El acuerdo sobre la pesca exigió una última noche en blanco a los equipos negociadores. Las hojas de cálculo en las que adjudicaron porcentajes de capturas de especies en diferentes caladeros se plasman en los anexos. El ministro Lluis Planas estima que el impacto en especies importantes para los pesqueros españoles, como la merluza y otras, es mínimo en los cinco años y medio de transición.

La Alianza Pesquera Europea, que agrupa a empresarios del sector, ya fue advertida por el negociador de la Comisión, Michel Barnier, de que el suyo era el único aspecto del 'brexit' en el que la UE pedía acceso a la otra parte. Se declara decepcionada por la reducción de captura y, sobre todo, por la falta de garantías sobre el futuro tras el periodo de transición.

La Federación Nacional de Organizaciones de Pescadores en Reino Unido describe sus sentimientos sobre el acuerdo como «desilusión, traición y furia». «La mejor oportunidad de un futuro diferente y mejor en una generación ha sido despilfarrada», afirma en un comunicado. Esperan que las negociaciones anuales futuras les permitan desquitarse; la UE quizás mantenga vías para avalar sus intereses.

Según David Henig, director general en Reino Unido del grupo de estudios Centro Europeo para la Economía Política Internacional, la UE gana en el balance del acuerdo, porque «protege el mercado único con las condiciones de competencia justa más exigentes nunca vistas en un tratado internacional, protege el Acuerdo de Retirada y también a las flotas pesqueras de la UE».

Anton Spisak, director de políticas de la Fundación Tony Blair, ha contado 21 comités conjuntos que tendrán que reunirse al menos una vez al año y ya hay ''brexit'ers' que expresan indignación ante esta «perpetua negociación», además de por la pesca o la advertencia en el borrador del tratado de que sería anulado si Reino Unido abandona del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, como desea un sector conservador.