mikel ayestaran
Corresponsal. Jerusalén
Martes, 17 de noviembre 2020, 20:56
Mike Pompeo, secretario de Estado de EE UU, aterriza en Tel Aviv en medio de un ambiente marcado por las noticias sobre un posible ataque a Irán antes de que Donald Trump deje el poder. La república islámica anunció este martes que dará «una respuesta ... aplastante» si es agredida. Estas fueron las palabras del portavoz del Gobierno, Ali Rabiei, tras la información de 'The New York Times' sobre la reunión en la que el presidente pidió que le dieran opciones para atacar la planta nuclear de Natanz. Parece que descartó finalmente esta opción, pero los medios estadounidenses e israelíes llevan varios días especulando con la posibilidad de un golpe a Irán antes del desembarco de Joe Biden en la Casa Blanca. Rabiei lo calificó como «parte de la guerra psicológica» a la que se enfrentan e insistió en el carácter pacífico de su programa nuclear.
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Trump tiene experiencia a la hora de enfrentarse de manera directa a su gran enemigo en la región. En enero dio luz verde al asesinato en Bagdad del general Qassem Suleimani, responsable de las operaciones en el exterior de la todopoderosa Guardia Revolucionaria iraní. Pese a las declaraciones grandilocuentes por parte de los dirigentes de Teherán, la respuesta entonces fue medida y quedó eclipsada por un error de las defensas antiaéreas, que derribaron un avión ucraniano de pasajeros a los pocos minutos de su despegue de la capital.
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Esta vez el objetivo sería Natanz, escenario en julio de una explosión en la nave del complejo donde se desarrollan centrifugadoras de última generación. Todas las miradas apuntaron entonces a los servicios secretos israelíes. Trump se retiró de forma unilateral del pacto nuclear en 2018, pese a que todos los informes de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) reflejaban que los iraníes cumplían lo acordado. Dos años después, Teherán ha dado varios pasos que le alejan del texto pactado como medida de presión al resto de firmantes. Y, a comienzos de mes, la AIEA reveló que almacena doce veces más del uranio consensuado en el acuerdo que Trump considera como «el peor posible». Un acuerdo que Biden podría tratar de recuperar, ya que era el 'número dos' de Barack Obama cuando se produjo su firma, en 2015.
Israelíes y saudíes se oponen a la vuelta al diálogo con Teherán. «Si fuera iraní, no me sentiría cómodo, porque, si su enriquecimiento de uranio se aproxima a los niveles del armamento nuclear, podrían encontrarse con el poderío militar de EE UU u otros países», declaró a la Radio del Ejército el ministro de Energía del Estado judío, Yuval Steinitz. Desde Riad, el titular de Exteriores, Adel al-Jubeir, se expresó en la misma línea y aseguró que su país tiene derecho a hacerse con armas atómicas y que su uso contra la república islámica «es una opción para proteger nuestro territorio».
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