Mujeres iraquíes cantan consignas contra el Gobierno durante una protesta en la plaza Tahrir de Bagdad. AFP

La cólera iraquí se vuelve contra Irán

Las protestas contra la injerencia de Teherán en la política nacional desembocan en un ataque al consulado de Kerbala

mikel ayestaran

Corresponsal. Jerusalén

Lunes, 4 de noviembre 2019, 23:05

La fuerte influencia de Irán en Irak se suma al desempleo y la corrupción como motivo de ira para las fuertes movilizaciones sociales que sacuden las principales ciudades del país desde hace un mes y que ya han costado la vida a más de ... 250 personas. La plaza Tahrir de Bagdad es el epicentro de unas protestas que se han apoderado también de todo el sur de Irak y tuvieron la noche del domingo su punto de mayor tensión en Kerbala. Cientos de manifestantes intentaron asaltar el consulado de Irán en esta ciudad santa en cuyas paredes colgaron parcatas con el lema: «¡Kerbala libre, Irán fuera!». Al menos cuatro de ellos fueron abatidos por armas de fuego, según informó la Comisión de Derechos Humanos. El ministerio de Exteriores emitió un comunicado de condena por este ataque y calificó la seguridad de las delegaciones extranjeras de «línea roja que no debe cruzarse».

Publicidad

Los iraquíes reclaman a gritos «la caída del régimen» que dirige el país desde la caída de Sadam Husein y su ira se dirige a la república islámica porque se ha convertido en la potencia con mayor influencia en el Gobierno de Bagdad y en los cuerpos paramilitares de los diferentes partidos chiíes. Según informan agencias como Reuters, el jefe de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán, Qassem Suleimani, ha viajado en varias ocasiones este mes a Irak para supervisar la situación de seguridad ya que en Teherán apuestan por mantener al Gobierno iraquí y dar más tiempo al primer ministro, Adel Abdul Mahdi, para que intente poner en marcha reformas que devuelvan la calma a las calles.

Horas después de lo ocurrido en Kerbala, las fuerzas de seguridad emplearon también munición real para frenar la marcha que trataba de llegar a la sede de la televisión estatal en Bagdad y mataron al menos a cinco personas, de acuerdo a fuentes médicas y policiales consultadas por la agencia AFP. Desde hace una semana las autoridades no informan sobre víctimas mortales, pero la cifra crece cada día y la violencia es la única respuesta que encuentran hasta el momento los miles de iraquíes que han tomado las calles.

Un primer ministro cercado

Abdul Mahdi volvió a dirigirse a la nación para pedir el final de las protestas y no para anunciar su dimisión, que es lo que piden los manifestantes. «Ha pasado un mes en el que se han paralizado los colegios, universidades y gran parte de la vida pública. Es el momento de que la vida vuelva a la normalidad en los mercados, colegios y universidades para que puedan abrir sus puertas», señaló un dirigente cercado por las calles y por la decisión del clérigo chií Muqtada al-Sader de retirar el apoyo a su Gobierno. Hadi al-Amiri, líder de las milicias chiíes que forman el segundo gran bloque de la Cámara, retiró también su apoyo al primer ministro de forma temporal, pero luego dio marcha atrás. El motivo de este cambio de opinión fue un encuentro secreto que mantuvo con Suleimani, según Reuters.

Los manifestantes incendian el exterior de la sede diplomática. AFP

Las tímidas reformas de urgencia puestas en marcha en las últimas semanas y las promesas de cambio no convencen a los iraquíes, que exigen la caída del Ejecutivo, un relevo integral de la clase política y el final del sistema que rige el país, basado en un reparto sectario de las instituciones. «Los manifestantes pueden expresar su opinión sin afectar la vida o los intereses públicos y privados. Depende de ustedes y este es uno de sus derechos», indicó el dirigente, pero nadie le escuchó y, como ocurre cada jornada al caer la noche, las movilizaciones se fueron cargando de violencia y se produjeron nuevos intentos de cruzar los puentes para llegar a la Zona Verde.

Publicidad

Abdul Mahdi dedicó unas palabras especiales al coste económico que genera la presente situación de caos y se refirió al impacto del cierre de carreteras y del principal puerto del país. Um Qaser. Este puerto, situado al sur de Basora, está paralizado desde el jueves y es la principal puerta de salida del petróleo que Irak exporta.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad