El fuego consume la costa australiana

El jefe de Gestión de Emergencias de Victoria, Andrew Crisp, explicó en rueda de prensa que también tuvieron que enviar por mar un cargamento de comida, agua y combustible a diferentes localidades. En Mallacoota, los damnificados hicieron una fila india a lo largo del muelle para pasarse de mano en mano las garrafas de agua potable, según se pudo ver en las imágenes divulgadas en las redes sociales. La ciudad, que amaneció entre tinieblas por el humo y con problemas en el suministro eléctrico, teme que la situación empeore todavía más a partir del sábado, jornada en la que se espera que las temperaturas sobrepasen los 40 grados.

En Victoria, tres helicópteros militares se unieron a las labores de extinción y ayuda humanitaria y se esperan nuevos refuerzos a partir de mañana. Tanto Victoria, cuyo Gobierno pidió el martes la ayuda militar, como Nueva Gales del Sur están a la espera de la llegada en las próximas horas de dos buques de la Marina para ayudar en el reparto de alimentos, agua y medicamentos entre la población.

Las autoridades australianas también confirmaron la pérdida de al menos 176 casas en Nueva Gales del Sur y medio centenar en Victoria a falta de un balance oficial en toda las zonas azotadas por las llamas. Según se puede ver en las imágenes satélite, las llamas también han causado importantes daños en en pequeñas localidades costeras y turísticas. Los afectados se cuentan por miles.

El Gobierno del primer ministro Scott Morrison es el blanco de todas las críticas. Morrison, que se fue de vacaciones a Hawai en plena crisis de los incendios en diciembre, ha renovado su apoyo a la lucrativa pero altamente contaminante industria del carbón australiana pese a que el calentamiento global es uno de los motivos de que esta temporada sea peor que otras. Los incendios en Australia, considerados unos de los peores de las últimas décadas, ya han calcinado unas cinco millones de hectáreas en todo el país desde septiembre, la mayor parte en Nueva Gales del Sur.