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Trump, rodeado de su equipo de asesores legales, se sienta en el banquillo de los acusados. Foto: Reuters | Vídeo: Atlas

Trump: «El único delito que he cometido es defender a nuestra nación de aquellos que quieren destruirla»

El expresidente tacha las acusaciones de interferencias electorales y arremete contra los fiscales que lo investigan, el juez y sus familias

Mercedes Gallego

Corresponsal. Nueva York

Martes, 4 de abril 2023

La conferencia de prensa que dio ayer el fiscal de Nueva York, Alvin Bragg, al salir de los tribunales compartió pantalla en las televisiones con el avión privado del expresidente Donald Trump despegando del aeropuerto de La Guardia. Serio y circunspecto, el magnate parecía demasiado ... malhumorado en los juzgados como para acercarse a las cámaras por las que habitualmente siente debilidad, así que prefirió dejar las declaraciones para la noche, de vuelta ya en su residencia de Palm Beach (Florida).

«Este falso caso lo han traído para interferir con las elecciones que vienen en 2024 y debe ser retirado de inmediato», exigió. «No pueden vencernos en las urnas, así que intentan hacerlo a través de la ley».

En Mar-a-Lago le aguardaban sus leales vestidos de gala, desde la congresista de Georgia Marjorie Taylor Greene, que como le había pedido el alcalde de Nueva York mostró esa mañana «su mejor conducta», a la ex candidata a gobernadora de Arizona Kari Lake, que compite con ella por ser la pareja presidencial de Trump y llegar juntos a la Casa Blanca en 2024. Repuesto de su inquietante paso por los tribunales, donde ha sido acusado de 34 cargos de fraude contable por esconder los pagos para silenciar a la actriz de porno Stormy Daniels, y tranquilizado ya por sus abogados, el instinto le dijo a Trump que tenía por delante una valiosa oportunidad para reescribir la historia y difundir en horario de máxima audiencia su realidad paralela sobre sus propios delitos, los de los mandatarios que le precedieron y, sobre todo, los de Joe Biden, que puede volver a ser su rival en 2024.

Subió al escenario repleto de banderas, con el himno patriótico «Proud to be an American» (Orgulloso de ser estadounidense) que abre sus mítines, y se presentó como mártir y redentor. «El único delito que he cometido en mi vida es defender a nuestra nación de aquellos que quieren destruirla», anunció.

Partidarios y detractores del exmandatario se manifiestan en Manhattan. Reuters | EFE | AFP
Imagen principal - Partidarios y detractores del exmandatario se manifiestan en Manhattan.
Imagen secundaria 1 - Partidarios y detractores del exmandatario se manifiestan en Manhattan.
Imagen secundaria 2 - Partidarios y detractores del exmandatario se manifiestan en Manhattan.

50 años de sospechas

  • Años 70. Acusan a Trump y a su padre de discriminar a los negros al alquilar apartamentos en Nueva York. Tuvieron que publicar anuncios prometiendo acabar con esa práctica.

  • Años 80. La Justicia investiga si Trump entregó apartamentos en la Trump Tower a figuras relacionadas con el crimen organizado que pudieran ayudarle a obtener licencias de casino.

  • Años 90. Los reguladores de Nueva Jersey concluyen que «no puede considerarse financieramente estable», pero extienden su licencia de juego para proteger los empleos en sus casinos de Atlantic City.

  • Años 2000. Las autoridades de valores citan a uno de los casinos de Trump por restar importancia a los resultados negativos en los informes.

  • Años 2010. Nueva York demanda a Trump, alegando que su universidad defraudó a más de 5.000 personas.

La primera imputación de un expresidente de Estados Unidos es tan débil que ha dejado perplejos a muchos analistas legales. Trump podía haber dedicado su primera comparecencia pública tras ser fichado a diseccionar esas lagunas, pero en lugar de eso prefirió hacer exactamente lo que el juez le había advertido que no hiciera: atacar despiadadamente al fiscal de ese caso y otros en marcha, al magistrado y a la familia de ambos. Un clásico ejemplo de «la mejor defensa es el ataque» con el que el magnate intenta siempre conjurar cualquier percepción de debilidad.

El fiscal neoyorquino ya ha recibido por correo estremecedoras amenazas de muerte con polvo blanco: «Alvin Bragg, voy a matarte», decía la del viernes pasado. Además de ser un instrumento del aparato demócrata para destruir su carrera política, Trump le acusa de «haber filtrado cantidades masivas» de información proporcionada por un gran jurado. Algo parecido a lo que dice de su esposa, Jamila Ponton Bragg, otra licenciada en Harvard que, según el expresidente, «ha estado muy activa en la investigación» contra él y ha colgado en Twitter detalles del caso. En realidad Ponton Bragg solo había retuiteado un post que recordaba el papel que han tenido en la esclavitud de 2.000 negros «dos tercios de los últimos doce presidentes estadounidenses». Algo que no se puede comprobar fácilmente porque su cuenta está cerrada al público desde que Trump la puso en la diana.

Trump saluda a la multitud congregada frente al tribunal. Reuters

Ley de Espionaje

Su hijo mayor, Donald Trump Jr., se encargó anoche de ilustrar con una foto en Twitter sus ataques contra la hija del juez Juan Merchan, que por su origen colombiano es otra víctima propicia del magnate. Loren Merchan, de 34 años, no ha trabajado directamente para la vicepresidenta Kamala Harris, como sostiene Trump, pero sí para una firma de publicidad digital que ha participado en varias campañas demócratas de alto perfil, incluyendo la del presidente Joe Biden. Pese a las peticiones del fiscal, que ha pedido protección, el juez no ha querido prohibirle que hable públicamente del caso, aunque le advirtió que midiese sus palabras.

Las más duras de anoche fueron para el fiscal especial Jack Smith, «un lunático», dijo Trump. Para preservar la imparcialidad del caso, el fiscal general Merrick Garland ha delegado en él la investigación de los documentos clasificados que el FBI incautó de su residencia de Mar-a-Lago y, a juzgar por los ataques de anoche, Trump parece más preocupado por ese caso que por ningún otro. «Me quieren aplicar la Ley de Espionaje de 1917 que contempla la pena de muerte», se quejó, «pese a que eso no tiene nada que ver con llevarse cajas de documentos y mayormente ropa a mi casa».

«Esto es surrealista. ¡No me puedo creer que esto esté ocurriendo en Estados Unidos!»

Donald Trump

Exmandatario

«Seguiré las noticias cuando tenga un momento, pero esto no es una prioridad para mí»

Joe Biden

Presidente de EE UU

«Ésta es una mancha en nuestra república. Que Dios esté con el presidente Trump»

Marjorie Taylor Greene

Congresista republicana

El mitin disfrazado de declaraciones a la prensa era tan flagrante que prestigiosos medios como NPR decidieron no retransmitirlo y algunos, como la CNN, optaron por cortarlo a la mitad. Fox, sin embargo, que hacía tiempo que había dejado de transmitirlos íntegramente, no se perdió ni los últimos apretones de manos antes de abandonar la sala, en la que brillaba por su ausencia Melania Trump, que tampoco le acompañó a Nueva York para el trago de los juzgados.

Según la versión de Stormy Daniels, el affair que le ha costado su primera imputación penal ocurrió en 2006 a los pocos meses de que diera a luz al único hijo de la pareja, Barron, de 17 años, «muy alto y muy inteligente», le alabó ayer su padre. «Algún día él también hará un gran trabajo», vaticinó al celebrar la labor de sus otros hijos al frente de Trump Organization. Según fuentes de la revista People, su esposa Melania está dedicada a la educación de Barron, «feliz de estar en Mar-a-Lago rodeada de gente que la quiere y nunca habla de la realidad o dice cosas malas de su marido», dijo una fuente a la revista People.

Despliegue mediático y máxima seguridad frente al tribunal de Manhattan. Reuters

«Un día histórico. Hoy también rinden cuentas los ricos y poderosos»

Aunque en las calles no hubo «muerte y destrucción», como había vaticinado Trump cuando quiso agitar las aguas, la ocasión era perfecta para los alborotadores profesionales como Estefan Pérez, de 30 años, que este martes protestaba en contra de los medios de comunicación y «lo que quiera que sea que esté pasando», añadió sin cortapisas. «Yo antes me manifestaba en contra de Trump, pero ahora me uno a él». ¿Y cuándo ocurrió ese cambio? «Desde que dejé de ver las noticias», precisó.

Pocas veces había disfrutado de tanta atención como la que recibió este martes por parte de la hambrienta nube de periodistas nacionales e internacionales ansiosos por alimentar el ciclo informativo. Se la robó el congresista Jamaal Bowman, que también aprovechaba la atención para distribuir su catecismo de igualdad racial y social. «Es un día histórico.

Hasta ahora el peso de la Justicia recaía sobre negros, marrones y pobres. Hoy también rinden cuentas los ricos y poderosos». Donald Trump pasará los próximos dos años embarcado en este y puede que otros casos judiciales que se abren paso en los tribunales de Washington DC y Georgia. Será difícil que sea el de Nueva York el que lo lleve a la cárcel, e incluso si esto ocurriera podría seguir ganando las elecciones y hasta gobernar desde una celda. Para sus seguidores, con Michelle Bramlett, de 61 años, que había conducido con su hija y su yerno dos horas para apoyarle en este trago, siempre será un mártir que se ha interpuesto entre las fuerzas oscuras del «estado profundo» y la libertad de su gente. «Nunca pensé que este día iba a llegar», reconoció, «pero no me preocupa el resultado. Dios siempre gana».

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