Sanders. Afp

Sanders se apunta otra victoria en New Hampshire, con Buttigieg pisándole los talones

El ex vicepresidente Joe Biden y la senadora Elizabeth Warren se quedan en la cuneta, mientras que Amy Klobuchar se mantiene en la batalla por el centro

Mercedes Gallego

Corresponsal en Nueva York

Miércoles, 12 de febrero 2020, 08:05

Malas noticias para Donald Trump. El senador Bernie Sanders, de 78 años, se alzó ayer victorioso en las primarias de New Hampshire, después de haber ganado la semana pasada el mayor número de votos en Iowa. Si continúa esa carrera por el ... centro y sur del país podría convertirse en su rival en noviembre. Y el 12% de sus seguidores que en 2016 se pasaron a Trump para las generales no tendrían motivos para cambiarse de nuevo. Salvo que el Partido Demócrata «se la vuelva a jugar», ha advertido el mandatario, siempre amigo de meter cizaña.

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«¡Esta victoria es el principio del fin de Donald Trump!», anunció Sanders a sus seguidores en New Hampshire. Para Sanders era casi como jugar en casa. Por honor y por supervivencia política, el senador socialista necesitaba ganar este estado vecino del que representa en el Congreso, Vermont. Pero ese también era el caso de Elizabeth Warren, su competidora en el ala izquierda del partido y senadora por Massachusetts, otro estado fronterizo de New Hampshire por el sur. El terror de Wall Street, como la llaman, ni siquiera quedó tercera, sino cuarta, por detrás de otra mujer menos conocida que empieza a aglutinar el voto femenino, la también senadora Amy Klobuchar.

De Joe Biden ni se habló. El ex vicepresidente tenía tan claro que se daría otro batacazo que ni siquiera esperó los resultados, sino que se replegó a Carolina del Sur, donde se la jugará con el voto americano. Entre este sector haber sido escudero del primer presidente negro tiene tirón. Si no consiguiera anotarse ahí una victoria tendrá que enterrar para siempre el sueño del Despacho Oval.

El vacío de centro que deja en la contienda se lo reparten Klobuchar y Pete Buttigieg, el alcalde de South Bend (Indiana) que le pisa los talones a Sanders y ha sacado más delegados que él en Iowa y en New Hampshire. ¿Podrá repetir el golpe de efecto entre los hispanos de Nevada o los afroamericanos de Carolina del Sur? Esa será la prueba de fuego para el candidato revelación de la campaña, un hombre de 38 años casado con otro hombre y aires de Kennedy, que podría ser el primer presidente gay de EE UU. Quizás por eso plagia con impresionante desparpajo los discursos de Obama en 2008, prometiendo una nueva mayoría para poner sobre la agenda las viejas promesas del partido demócrata «con una mirada fresca».

«A Bootedgeedge (Buttigieg) le está yendo muy bien esta noche, le está haciendo sudar el sueldo al Loco de Bernie. ¡Muy interesante!», tuiteó Trump, molesto con el protagonismo de las primarias demócratas en televisión. «¿No hubiera sido más noticias el que yo haya sacado más votos que ningún otro presidente que busca la reelección? ¡Ni una palabra en los Falsos Medios!, protestó.

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No hay duda de que Sanders es ya el candidato de la izquierda, el que genera más entusiasmo en las ciudades, en los campus universitarios y entre los que buscan no sólo derrotar a Trump en noviembre sino «transformar al país», promete él. Alguien que tenga el valor de meterle mano a las grandes multinacionales energéticas «para decirles que sus beneficios no son más importantes que el futuro de nuestro planeta», recordarle a las farmacéuticas que «la sanidad no es un privilegio, sino un derecho» y «a los ricos y poderosos que tienen que pagar su justa parte de impuestos».

Falta, sin embargo, decidir quién le hará la competencia por el centro derecha del partido. Unidos, los votos de Pete Buttigieg, Amy Klobuchar, Joe Biden y, potencialmente Michael Bloomberg superan con creces los de la Revolución Sanders, que aspira a ampliar horizontes con un movimiento «multicultural, multigeneracional y multirracial». El aparato del partido, que teme llegar a las urnas con un socialista en la papeleta, tendrá que aclararse pronto si no quiere encontrarse ante esa tesitura. «No importa quién gane, cuando llegue la hora nos uniremos todos y derrotaremos al presidente más peligroso que haya tenido este país», prometió anoche Sanders.

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