Secciones
Servicios
Destacamos
Mercedes Gallego
New York
Sábado, 14 de marzo 2020, 17:17
Los casos de contagio habían empezado a doblarse diariamente. Ahora comienzan los muertos. Le ha tocado estrenar esa macabra lista a una mujer de 82 años que vivía en Manhattan, la isla que los bulos querían poner en cuarentena contra la resistencia de las autoridades ... .
Como en tantas otras víctimas, el virus se cebó con unos pulmones dañados por un enfisema y un sistema inmunológico mermado por la edad. Se desconoce su identidad, pero se sabe que era una de las 421 víctimas registradas hasta este sábado, de las que 18 están en cuidados intensivos. Esa es ahora la principal preocupación de las autoridades.
En los últimos años los hospitales estadounidenses han reducido drásticamente el número de camas al derivar los ingresos a modo ambulatorio hasta convertir al país en uno de los que menos plazas hospitalarias tiene entre todos los desarrollados, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Menos per cápita que Italia o China. Todo el Estado de Nueva York, que se extiende hasta Canadá, dispone de 53.000 camas, de las cuales solo 3.200 están en cuidados intensivos. Pero a partir de este lunes habrá que contar los infectados por millares.
Estados Unidos contaba a primera hora del sábado con 2.021 casos de COVID-19 que habían dejado 49 muertos, con el epicentro en el Estado de Washington que por sí solo reúne 558 casos. Nueva York le sigue de cerca y a más velocidad. La ciudad que nunca duerme se ha quedado sin turistas de la noche a la mañana tras entrar en vigor el veto que impuso el presidente, Donald Trump, el miércoles por la noche. Ni tras el 11-S se había visto la Gran Manzana tan desprovista de sus dosis turísticas, que trae 65 millones de personas cada año.
Noticia Relacionada
No tenía sentido llegar aunque se pudiera. Todos los museos estaban cerrados, al igual que los teatros de Broadway, los conciertos, los partidos de baloncesto y hasta el festival de flamenco que aterriza en la ciudad de los rascacielos cada dos años y ha tenido que cancelar abruptamente. Con todo, los restaurantes seguían abiertos y la gente paseaba por las calles. La carta del futuro que Italia mandó a España todavía no ha llegado a EE UU, pero está a punto de caerle encima.
La ciudad de Nueva York aún se resistía en las últimas horas a ordenar el cierre de los colegios porque, en un país que no ha conocido el sistema del bienestar, más de un millón de niños comen diariamente en los colegios del mayor distrito escolar del país. Uno de cada diez niños ni siquiera tiene un hogar permanente. El viernes, el 85% de los escolares no habían ido a clase. Y los que fueron probablemente no tendrán qué comer si cierran los colegios.
La emergencia nacional que declaró el presidente el viernes tampoco incluye un mandato para quedarse en casa, porque el coronavirus ha expuesto las debilidades de un sistema de capitalismo salvaje donde no existen bajas por enfermedad y se puede despedir a cualquiera sin previo aviso. De ahí que este sábado algunos columnistas utilizaran ese espacio para explicar por qué preferirían estar en Italia, donde la gente que se enferma no teme una bancarrota por gastos médicos.
El paquete de alivio económico que aprobó en la madrugada del sábado la Cámara Baja, por una mayoría abrumadora de 363 votos frente a 40, permitirá ofrecer pruebas de diagnóstico gratuitas a quienes presenten síntomas, además de seguro de desempleo y baja por enfermedad de dos semanas, esto es, las medidas estrictamente requeridas para la cuarentena del coronavirus. La ley todavía tiene que ser aprobada en el Senado donde los republicanos, que tienen mayoría en la Cámara Alta, condicionan su voto a añadir recortes fiscales que beneficiarán sobre todo a los más acaudalados. La negociación será dura, pero el virus apremia.
El presidente estadounidense Donald Trump se sometió finalmente este sábado a las pruebas del coronavirus para comprobar si está contagiado o no, tras haber estado en las últimas fechas cerca de alguna persona que luego resultó estar contagiada. Uno de ellos es el secretario de comunicación del mandatario brasileño Jair Bolsonaro, quien estuvo esta semana en Washington en viaje oficial.
«Yo también me hice anoche la prueba», dijo Trump este sábado en rueda de prensa desde la Casa Blanca. Explicó que se hizo la prueba porque los periodistas le preguntaban de forma insistente porque seguía sin hacérsela. «Lo han mandado (el test) a un laboratorio« y los resultados estarán «en unos días», señaló.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.