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r. c.

Biden prohíbe la importación de petróleo de Rusia

La texana Shell se adelanta al bloqueo de Washington, cierra sus gasolineras e interrumpe su relación con Gazprom

Mercedes Gallego

Corresponsal en Nueva York

Martes, 8 de marzo 2022

«Putin ahora mismo está frustrado y enfadado por la resistencia ucraniana y lo más probable es que redoble el ataque para triturarla, sin importarle las bajas que cause». Ese es el análisis de la CIA, cuyo director David Burns, declaró este martes en el ... Congreso. Toca apretarse el cinturón y cortar con el petróleo ruso antes de que la masacre ucraniana explote aún más en las conciencias del mundo.

La decisión del presidente Joe Biden de prohibir la entrada de crudo ruso en los puertos estadounidenses era más contundente y menos dolorosa que la de los aliados europeos (700.000 barriles frente a 4.6 millones), pero de alto riesgo en año electoral. Por mucho que la guerra de Ucrania haya traído una inusual comunión con la oposición, no hay duda de que ésta aprovechará el precio de la gasolina para recuperar el Congreso en noviembre.

De ahí que fuera el propio Biden el que recordó ayer a los estadounidenses cuánto ha subido la gasolina desde que empezó el conflicto, 13 días antes: 70 céntimos de euro. El presidente, que ya optó por boicotear preventivamente las intenciones militares rusas anunciándolas en público antes de que se materializasen, se adelanta así a la acusación política, señalando a Putin y a su campaña militar como «la causa de que aumenten los precios en las gasolineras».

No hay medias tintas. «Defender la libertad nos va a costar», advirtió. El mandatario prometió hacer todo lo que esté en su mano para minimizar el daño, lo que incluye la liberación de 16 millones de barriles de petróleo de sus reservas. A diferencia de Donald Trump, que hacía sangre con la mayor contribución de Estados Unidos a la paz mundial, Biden defendió a los aliados europeos, que no pueden romper con el suministro ruso porque «Estados Unidos produce mucho más petróleo que todos los países europeos juntos», recordó. «De hecho, somos exportadores netos de energía, así que podemos tomar acciones que otros no». Sin embargo, Reino Unido anunció horas después que cesará de importar petróleo y derivados petrolíferos rusos a fines de 2022. «Esta transición dará al mercado, a las empresas y a las cadenas de suministro tiempo más que suficiente para sustituir las importaciones rusas, que representan el 8% de nuestra demanda», dijo el ministro de Empresas y Energía, Kwasi Kwarteng.

El sector privado, por delante

Desde el sector privado se le adelantaron. Al empezar el día, Shell anunció que dejará de comprar el crudo e hidrocarburos rusos, convirtiéndose en la primera gran empresa occidental que cerrará sus gasolineras en Rusia. El sector energético era hasta este momento uno de los pocos exentos de las draconianas sanciones, que Biden califica de «las más significativas de la historia». Shell reaccionaba a la presión de la opinión pública, que la culpa de ser cómplice de la masacre y habla de «petróleo ensangrentado».

La empresa texana tiene participaciones con la estatal rusa Gazprom, de la que es socia al 27,5% de la planta de Sakhalin 2 LNG, entre otras. Su presidente ejecutivo, Ben van Beurden, pidió perdón públicamente por haber comprado la semana pasada todo un cargamento de crudo ruso mientras el ejército de este país arremetía contra civiles en Ucrania. «Somos dolorosamente conscientes de que no fue la decisión correcta, lo sentimos mucho», se disculpó.

Con eso fuerza a otros rivales, como BP, a seguir su ejemplo, pero la cascada de iniciativas privadas que abandonan Rusia es imparable. McDonald anunció ayer el cierre «temporal» de sus locales propios en el país (el 84% de los 847 que llevan allí su sello), donde emplea a 62.000 personas. Starbucks (170 locales) y Coca-Cola también cesarán sus operaciones, mientras que Pepsi dejará de vender sus bebidas gaseosas pero mantendrá abiertas otras plantas, por ejemplo, una que fábrica productos lácteos y da trabajo a 20.000 personas. Visa, MasterCard, American Express, Microsoft, Apple, Netflix, Ford, Nike . hasta un total de 107 multinacionales ya han dejado el país de Putin. «El rublo vale ahora menos que un céntimo estadounidense«, recordó Biden al dar las gracias a la empresa privada.

Washington recurre al 'enemigo'

Por un momento parecía que la caída económica de Rusia podía tener un efecto dominó en otros regímenes autocráticos del mundo a los que financia, pero no, en realidad será su salvación.

Por primera vez en años, el pasado fin de semana, una delegación estadounidense visitó Caracas para negociar con Nicolás Maduro el fin de las sanciones que impuso Donald Trump para hundir su régimen al cerrarle puertos y refinerías estadounidenses. Maduro estuvo receptivo y deseoso de restablecer las relaciones con el 'imperio'.

En Viena, los poderes mundiales apuntalan el restablecimiento del acuerdo nuclear con Irán, que permitiría levantar las sanciones a su petróleo, si no lo complica Rusia con peticiones de última hora. Moscú sabe qué Occidente busca crudo para reemplazar el suyo, por lo que ha recomendado a Irán que pida garantías de que el acuerdo sobreviva al mandato de Biden.

El norteamericano prevé incluso una visita a Arabia Saudí para convencer al monarca de que ayude a estabilizar el precio del crudo. Mohammed bin Salman, que según la inteligencia americana aprobó el asesinato del periodista del Washington post Jamal Kashoggi, también tiene mucho que ganar

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