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Sábado, 10 de diciembre 2022, 20:32
Decidida a dar carpetazo a la crisis política que se desató el miércoles en Perú tras el intento del exmandatario Pedro Castillo de instaurar «un gobierno de excepción», la nueva jefa de Estado, Dina Boluarte, tomó este sábado juramento a su gabinete. Al frente del ... mismo estará el exfiscal superior Pedro Angulo Arana, cuyo principal cometido será librar una batalla sin cuartel contra la corrupción. La mandataria, que hasta el día 7 se desempeñaba como vicepresidenta, ha seguido el guion constitucional previsto y presentó a los nuevos rostros del Ejecutivo en una ceremonia que supuso el epílogo de una semana de extrema tensión.
El acto de investidura del nuevo gobierno peruano empezó con cierto retraso en la sala Elespuro del Palacio de Pizarro, en Lima. Además de a Ángulo, los nombramientos incluyeron a Alberto Otárola como titular de Defensa, César Augusto Cervantes Cárdenas (Interior), Alex Contreras (Economía y Finanzas), Ana Cecilia Gerbasi Díaz (Exteriores), José Tello Alfaro (Justicia), Patricia Correa (Educación), Rosa Gutiérrez (Salud), César Cervantes (Interior), Nelly Paredes (Desarrollo Agrario), Sandra Belaunde (Producción), Oscar Vera (Energía y Minas) o Luis Fernando Helguero (Turismo).
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En total, Boluarte ha decidido apostar por 17 nuevas figuras, ocho de ellas mujeres, para enderezar el rumbo del país tras la cascada de dimisiones que tuvo lugar el miércoles en el Consejo de Ministros cuando Castillo, en un discurso a la nación, ordenó el cierre del Congreso para evitar que se votara la tercera moción de censura contra él.
Pese a que los integrantes del anterior Ejecutivo anunciaron su renuncia inmediata tras el anuncio de Castillo e incluso denunciaron el autogolpe de Estado y pidieron ayuda internacional para pararlo, la nueva presidenta ha optado por no contar con ninguno de ellos. En su lugar, se ha decantado por figuras conocidas por su perfil técnico y la ausencia de vínculos conocidos con los partidos con representación parlamentaria.
Después de asumir la jefatura del Estado el mismo miércoles, Boluarte se reunió con las distintas bancadas con el objetivo de tender puentes en el Congreso, controlado por la oposición conservadora, muy fragmentado y con el que Castillo tuvo fuertes enfrentamientos durante sus 17 meses de mandato.
La división y la crispación, sin embargo, siguen muy presentes. Y así pudo constatarlo la propia mandataria en las protestas protagonizadas la noche del viernes por seguidores de Castillo en varios puntos del país, y especialmente en Lima. A fin de detener los enfrentamientos, que la víspera se saldaron con al menos ocho heridos (cuatro civiles y cuatro agentes), Boluarte hizo un llamamiento «a la calma» a través de su cuenta de Twitter. «El respeto, el diálogo y la tolerancia son imprescindibles en democracia. Garantizamos el irrestricto cumplimiento de los derechos humanos», aseguró.
El siguiente paso, ahora que el nuevo Ejecutivo ha iniciado su andadura, lo dio anoche Boluarte en dirección a la Dirección Nacional de Operaciones Especiales (Dinoes), donde esperaba entrevistarse con Castillo, quien está cumpliendo siete días de prisión provisional. El exmandatario izquierdista ha pedido asilo político al Gobierno mexicano y, según sus allegados, dice «no recordar nada» del discurso televisado en el que ordenó el cierre del Congreso, motivo por el cual su entorno sostiene que pudo haber sido drogado.
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